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Si estás leyendo esta información, igual estás barajando la posibilidad de acompañar al Unicaja para ver como levanta el título de la BCL en la Final Four de Belgrado. Si lo haces, no te arrepentirás. Aunque el resultado deportivo no acompañe, te llevarás un viaje a una ciudad que merece un diez de diez. No solo es la capital de Serbia. También es su centro cultural y, como tal, cuenta con varios lugares de interés. Por no hablar de la estrecha relación que guarda con el baloncesto. Con el Partizan y el Estrella Roja, Belgrado es la única ciudad que cuenta con dos equipos en la Euroliga. Manda el baloncesto y se respira y transmite esta pasión en cada esquina. Si hay algo así como la meca del baloncesto, hay que buscarla aquí, entre los ríos Sava y Danubio, que es donde se ubica Belgrado.
Además, por si fuera poco, cuenta con una de las mejores vidas nocturnas del viejo continente. ¿Qué no te debes perder y qué tengo que tener en cuenta para no caer en las típicas 'trampas' que se le tienden a todos los que visitan una ciudad grande de turista? A continuación, una pequeña guía. Faltarán muchas cosas, pero estarán las suficientes como para hacer de la estancia en Belgrado un acontecimiento inolvidable.
Documentación
Vale. No hay nada que dé más pereza que todo lo que rodea la logística del viaje en sí (en vez de tanta inteligencia artificial, no estaría demás el teletransporte). La llegada se producirá aterrizando en el aeropuerto Nikola Tesla, el más importante de Serbia. Viajar a Belgrado es abandonar el espacio Schengen. Por lo que lo primero que se nos viene a la cabeza es lo siguiente: ¿Tengo el pasaporte en vigor o estoy aún a tiempo de sacarlo? Pues nada de esto hace falta. España y Serbia tienen un acuerdo bilateral y basta con el DNI.
Dinero
En ningún lugar dan duros a pesetas. Tampoco en Belgrado. Ahora sí, comer y beber es mucho más barato que aquí. Acostumbrado a Málaga, revivirás una experiencia ya olvidada. Por ejemplo, que 50 euros rindan para hacer varias cosas. Eso sí, la moneda no es el euro sino el dinar serbio. Eso implica que tendrás que cambiar al llegar. Tampoco supone un dolor de cabeza. Hay casetas de cambio por toda la ciudad. Hasta dentro de los supermercados. Eso sí, evita, si puedes, cambiar en el aeropuerto. Es donde más comisión te van a pedir. Por otra parte, el pago con tarjeta es posible en todos los establecimientos y bares.
Para visitar
Estamos, por fin, en Belgrado. Como buenos aficionados al baloncesto, si solo tenemos tiempo para un lugar de interés, tiene que ser sí o sí Kalamegdan. Es el nombre que recibe el parque se estira en torno a la gran fortaleza que corona el centro de la ciudad. Desde ahí arriba, se tienen unas vistas panorámicas al Sava y Danubio. En cada esquina hay un café o un pequeño restaurante que invita a degustar las delicias locales. Aquí se ubica también el museo militar de Belgrado. Pero el plato fuerte está en las dos canchas de baloncesto. Una del Partizan y, justo al lado, la del Estrella Roja. Según cuentan los locales, en estas canchas se inventó el baloncesto en Europa. Que estén una al lado de la otra es una metáfora para la enorme rivalidad que existe entre ambos clubes. Una rivalidad que se percibe en cada rincón de la ciudad y en cada conversación. Lo dicho, parada obligatoria para una foto que pase al mosaico de los recuerdos.
En el centro
Es la calle Larios de Belgrado. Las habituales franquicias se mezclan con puestos de souvenir y tiendas de todo tipo. También hay restaurantes y bares con amplias terrazas. Desde el punto de vista arquitectónico, resulta bastante imponente. Está llena de edificios que se levantaron en el siglo XIX y que invitan a la contemplación. Aquí se encuentra también la biblioteca de Belgrado y la facultad de Bellas Artes, entre otras.
Religión
Hemos venido por el baloncesto, sí. Si solo tenemos tiempo para ver una cosa, priorizamos las pistas de baloncesto del Partizan y del Estrella Roja en Kalamegdan. Pero la Catedral de Sava es casi una visita obligatoria. No solo por su estilo neobizantino, al que no estamos tan acostumbrados en España. También por su tamaño, que es gigante. Es una de las mayores catedrales de la comunidad de creyentes ortodoxos (a nivel mundial). Desde muy lejos, ya saluda con su aspecto exorbitante e indica el camino a seguir. Una vez dentro, el ojo no sale de su asombro al recorrer los mosaicos de oro y sus tremendas estructuras de mármol pulido.
Diversión
Si tienes pasta, todas las puertas están abiertas. Si tienes lo justo, casi que también. La vida nocturna de Belgrado sorprendería a los que no saben de su merecida fama. El centro está plagado de pubs y de garitos que se esconden detrás de fachadas ruinosas. Una vez dentro, te encuentras lugares estilosos y renovados. Suelen servir cervezas locales e italianas. Ya que estás en Belgrado, mejor probar la primera. Los precios resultan irrisorios si se comparan con Málaga. De nuevo, con 50 euros al cambio, te da para jugar a ser el rey de la noche. Chupitos del famoso rakia, el licor local, los puedes tener por un euro. Las copas no pasan de cuatro euros. Las orillas del Danubio están plagadas con barcos reconvertidos en discotecas. Podríamos destacar el 'Freestyler' o 'Sound'. La juventud de Belgrado parece sacada de un catálogo de modelos.
Fiesta alternativa
Seguimos la ruta de la fiesta. Si todo sale bien, el Unicaja levantará el título el domingo por la tarde. Margen suficiente como para estirar la noche del sábado hasta altas horas. Eso nos lleva al barrio de Savamala. Algo así como la zona 'hipster'. Está a apenas diez minutos del centro y, en realidad, apenas se compone de dos calles. Pero casi cada edificio tiene en su interior un bar o un pub. Como pasa en muchas partes de la ciudad, aún se pueden ver las huellas de la guerra. En el 'Tranzit Bar' solo pinchan Dj's locales y en el 'KC Grad' hay música en directo.
Gastronomía
No todo puede ser dieta líquida. Hay que advertir una cosa: si eres vegetariano o vegano, Belgrado no es tu mejor opción. Si se tuviera que resumir su cocina, bien valdría con el siguiente resumen: carne, carne y más carne. Los serbios manejan las brasas casi igual de bien que el baloncesto. El plato callejero más famoso y que come todo el mundo se llama Plejskavica. Se trata de carne picada mezclada con cebolla y se parece mucho a una hamburguesa. Se sirve en un pan artesanal y se mezcla con verduras locales al gusto. Supuestamente, muchos jugadores americanos que pasan por uno de los equipos de Belgrado han confesado que se trata de la mejor 'hamburguesa' que se han comido. Viniendo de donde vienen, todo un halago. Hablar de comida en Serbia también es hablar de Cevapi. Una especie de carne ahumada que se sirve con verduras y todo tipo de quesos frescos. Hay miles de restaurantes y lugares buenos. Por destacar uno, el favorito del que suscribe se llama 'Manufaktura'. Si quieres introducirte en la comida local, aquí no te puedes equivocar. Los fumadores también están de enhorabuena. En la gran mayoría de bares y restaurantes aún se dispone de zonas donde poder encenderse un 'piti' sin contemplaciones.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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