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Desde la próxima semana y hasta mediados de julio, Málaga se convertirá en el epicentro del baloncesto internacional con la disputa del Europeo para veteranos y el Mundial sub-17, además de por la celebración de la Conferencia Internacional de Baloncesto. Jugadores, técnicos, ojeadores y aficionados peregrinarán a la provincia para disfrutar de varias semanas cargadas de citas de todo tipo relacionadas con el deporte de la canasta. Mientras el mundo del baloncesto mira a Málaga, curiosamente varios malagueños dan un paso más en sus carreras lejos de la Costa del Sol.
Pablo García, Carlos Alonso, Pedro García Rosado, Adolfo Romero y Miguel Aguilar son tres jóvenes ejemplos de que hay vida más allá de lo local. De hecho, están ya en la élite internacional en distintos ámbitos.
Quizá el caso más conocido es el de Pablo García. El entrenador malagueño llegó al baloncesto mexicano en 2017 para ser asistente de Iván Déniz y conseguir dos títulos de la LNBP con Soles de Mexicali. La campaña pasada ya fue el primer técnico del Abejas de León y firmó un gran año que le valió el premio de mejor entrenador de la Liga. El club le ha dado plenos poderes y esta semana ponía rumbo a México para comenzar el nuevo proyecto. En Málaga ha reclutado a Carlos Alonso, hermano del jugador del Unicaja, con experiencia en el baloncesto femenino y una breve incursión en el baloncesto estadounidense universitario. Junto a ellos estará Miguel Aguilar, joven fisioterapeuta que se vinculó al baloncesto por medio del Basket4Life y que ha estado trabajando en la Clínica Larios, propiedad de un histórico de la fisioterapia en Málaga, Antonio Jurado, que durante muchos años estuvo en la plantilla del Caja de Ronda. En México vivirá su primera experiencia profesional en este deporte con la maxima ilusión.
También al otro lado del Atlántico, pero mucho más al norte, Pedro García Rosado (Torremolinos, 31 años) ha dado un paso más en su amplia experiencia ya a nivel internacional. Desde la campaña pasada, el técnico formado en la cantera del Unicaja es director de operaciones de la Eastern Washington University, que compite en la División 1 de la NCAA. Es decir, tiene un puesto de máxima responsabilidad en una liga que en la que en términos presupuestarios son muchos los clubes que superan incluso a equipos de la Liga ACB.
El caso de García es uno de los más particulares porque ha llevado un proceso de formación que casi en su totalidad se ha desarrollado fuera de Málaga. Pasó por la Canarias Basketball Academy, que ahora está en Extremadura, fue asistente de la selección inglesa femenina sub-17 y trabajó con el equipo inglés del Reading Rockets. De regreso a España, fichó por el Picken Claret, donde fue director deportivo y entrenador del equipo de LF2 hasta que, a principios de 2019, le llegó la oportunidad de estar en los banquillos como entrenador ayudante del equipo Nissan CB Al-Qázeres que competía en Liga Femenina Endesa. El año pasado dio el gran paso al comenzar su aventura americana y allí continuará la próxima campaña compitiendo en la Big Sky Conference.
A Estados Unidos llegó por una de esas curiosas casualidades de la vida. Durante su etapa en Inglaterra conoció a un técnico estadounidense que años después acabó convirtiéndose en primer entrenador de su actual equipo y que no dudó en reclutarlo. «La verdad es que no me lo esperaba, pero el baloncesto universitario siempre me atrajo. Puedes trabajar con chicos de entre 18 y 22 años que están en una edad perfecta para formarlos. Yo no pensaba ser entrenador, de hecho completé mi carrera universitaria en Inglaterra, pero me han ido surgiendo oportunidades bien remuneradas que me han llevado lejos de Málaga. En España, si no estás en la ACB o como primer entrenador en LEB Oro, que casi ni eso, el nivel salarial es muy bajo», comenta a SUR mientras prepara el bloque de entrenamientos de los 'Eagles', que es como conoce a su equipo, para este verano.
Otro malagueño, Adolfo Romero, tiene un perfil distinto al de Pedro y Pablo García. Aunque también es entrenador, ha orientado su carrera al escrutinio del mercado para poner su conocimiento al servicio de clubes. Romero empezará a trabajar esta temporada como asesor del Brescia de la LEGA italiana. ¿Cómo llegó hasta allí? Lo cuenta él mismo.
«En 2014 empiezo a darme cuenta de hacia dónde puedo tirar en el baloncesto. Le fui dando forma escribiendo en medios especializados y gracias a Igor Minteguia empecé a colaborar con el Bilbao Basket y de ahí el salto a mayores. Empecé a colaborar con una agencia, equipos y viendo el baloncesto desde fuera de la cancha. Mi amigo Paolo Giuliani, agente de jugadores, me comentó que el Brescia buscaba un perfil como el mío. Querían gente joven para actualizarse. Esta semana firmé como asistente del director deportivo del club, Marco de Benedetto, un puesto clásico de Estados Unidos. Es un proyecto atractivo y que encaja con el baloncesto que me gusta», explica Romero, que también está vinculado a Instatsport, una empresa de análisis de todo tipo de datos para clubes.
Su función será la de buscar jugadores que se ajusten al estilo y las necesidades del equipo. ¿Pero qué parámetros hay que ponderar para reclutar a un jugador? «Me gusta evaluarlo todo. Al final tienes que intentar tener un grupo lo más cohesionado posible. Si metes perfiles muy distintos hacen grupos y dificulta el día a día. Hay que ver cómo son, si están casados, con familia, de perfil religioso... Pero también sé que hacen falta jugadores extrovertidos, alguien que diga, 'vámonos a cenar todos juntos este fin de semana'. No puedes tener a gente que cuando acabe el entrenamiento no se hablen», comenta.
Esta temporada, además de al Unicaja, los aficionados malagueños tienen más motivos para estar pendientes del baloncesto internacional. Estos casos representan la nueva hornada, pero, como todo, hubo unos pioneros. Por ejemplo, Manolo Povea se ha convertido en un trotamundos, con experiencias en Portugal, Venezuela o Irak, o el propio Paco Aurioles, con aquella curiosa experiencia junto a Chus Mateo en el baloncesto Chino.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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