Arrasados debajo del aro

Desde el principio resultaba llamativa la diferencia técnica. Los locales, con mejor lectura, alternaban los balones interiores con el juego de perímetro, aunque con claro predominio de los tiros en la 'pintura'. El Unicaja, por su parte, insistía, de la misma y temeraria manera de siempre, en el tiro exterior. Cuando se llegó al descanso, el Unicaja perdía claramente, tras anotar solo 10 puntos cerca de la canasta por 22 de su rival. Como era de esperar, la cuenta de rebotes también era muy favorable al equipo vizcaíno. A destacar el gran dominio del base local, Rafa Luz, formado íntegramente en Málaga y una expresión más del lamentable provecho que ha hecho el primer equipo del Unicaja de su excelente cantera.

Después del descanso, los locales insistían en las acciones ofensivas de sus hombres altos cerca de canasta y la ventaja oscilaba su cuantía en función de errores y aciertos del perímetro visitante. La verdad es que el Unicaja parecía más compacto que otras veces, pero siempre muy lejos de ponerse por delante, dada la enorme diferencia en el juego interior y los rebotes. La ecuación del partido otorgaba al cuadro vasco más posesiones y mejores porcentajes de acierto, dos razones esenciales que le permitieron entrar en el último cuarto con 11 puntos de ventaja.

Ya en el periodo definitivo, a pesar de que su enorme inferioridad debajo del aro le impedía cualquier opción de victoria, los jugadores del Unicaja y también su entrenador, más activo que otras veces y con mejor sentido en los cambios, dieron una impresión distinta a la de otros días, dominaron el último tanteo parcial y, apoyados en el bajo porcentaje local en tiros libres, ajustaron el final. Muy poca cosa tras la inferioridad mostrada anteriormente, pero a mí me convenció más que las inútiles remontadas finales de otros días.