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No era un plan, era un planazo de fin de semana. El de Ibon Navarro, al que seguían todos los aficionados del Unicaja a pies juntillas, el de la Copa del Rey, pero la maldición del anfitrión volvió a escenificarse en el Martín Carpena. Una ... vez más la expectación, seguida de la decepción. El plan es que no había plan, o se intentó que lo hubiera, pero no surtió efecto. En los tres cuartos de final precedentes el desarrollo y el desenlace fueron idénticos: duelos igualadísimos y triunfo del favorito. Pero no se repitió en el último cruce, entre el cuadro malagueño y el canario. Maldición.
Esta vez el Lenovo Tenerife se tomó la revancha. Se las tenía juradas, más que juradas, el equipo canario al verde y morado tras la final de Copa de Badalona de hace un año, deseo de 'vendetta' luego reforzado en los 'play-off' por el título. El equipo de Doornekamp, el hombre que casi iguala el récord de triples en un partido en todas las ediciones del torneo, se salió con la suya. Como el pistolero Guy. El villano favorito de la afición era hasta anoche Txus Vidorreta, pero puede que desde tal día como un viernes 15 de febrero de 2023, Doornekamp o Guy no vuelvan a pisar el Carpena sin ser abucheados.
Así las cosas, solo el Unicaja de Luis Casimiro enterró una maldición en 2021 ganando al fin partidos de este torneo en Málaga (se impuso al Zaragoza y al Andorra y alcanzó la final, perdida ante el Real Madrid). Tras los 'carpenazos' de 2001, 2007 y 2014 ante Real Madrid, Barça y Zaragoza, respectivamente, ya tenemos un cuarto, el del Lenovo Tenerife.
'Keep the plan', rezaba una pancarta en el recinto. El plan tenía dosis 'hitchcokianas' de suspense, una atmósfera expansiva, pero desasosegante a medida que avanzaba la película. No podría ser de otra forma, a tenor de lo que se está viendo en esta edición de la Copa del Rey. Olvídense de las victorias plácidas y los marcadores sentenciados a mitad de partido.
Lógicamente el Carpena no pudo rugir como en las grandes noches, limitada en parte la presencia de aficionados malagueños, con la charanga de los Mihitas en el gallinero, pero por momentos apenas se notó la diferencia, y el Unicaja se vio llevado en volandas como anfitrión. Pero es que el anfitrión... ya se sabe.
Menos de dos horas antes del partido, a las siete y cuarto, llegó el autobús del Unicaja, procedente del Melilá de Torremolinos a la rampa de acceso de jugadores en el Carpena. Cientos de aficionados malagueños le dieron el último aliento antes del partido más importante en lo que iba de temporada. Se ha convertido en una estampa habitual en las grandes citas. Serpentina, bengalas de humo verde y cánticos de los Mihitas. «Hay obligación de ganar y la presión es mayor que si nos enfrentamos a Barça y Madrid», sentenció Antonio Sánchez, uno de los que no quiso perderse ese ambiente en el exterior y, a su lado, una estampa muy habitual de las Copas del Rey: Víctor García y David Lucas, dos seguidores murcianos del UCAM, con la camiseta del Unicaja por encima de la de su equipo, después de su eliminación el jueves. Y es que los aficionados toman partido rápidamente cuando se quedan sin su caballo ganador.
La grada se vació ligeramente en la segunda parte del primer duelo de la jornada, sin los aficionados cajistas, que en ese duelo le mostraron todo su apoyo al BAXI Manresa cara a buscar un cruce a priori más propicio, pero no se salieron con la suya. Ni entonces ni después.
Se habla de la serpiente multicolor para referirse al pelotón ciclista por la variedad de 'maillots'. La estampa es parecida en una Copa del Rey, con aficionados con camisetas de cada uno de los equipos. Sólo en el anillo superior del Martín Carpena estaban menos mezclados: tomando como referencia la amplia zona de trabajo de la prensa, a su espalda estaban los blancos (Real Madrid), no muy numerosos; a su derecha, la mancha naranja del Valencia, seguido de los azulgrana, la amplia parcela roja del BAXI Manresa, el dominio verde y morado del Unicaja, una reducida presencia del Gran Canaria, mas cajistas, y los del Tenerife.
Pero la cosa se complica por abajo. Al ritmo de la venta de entradas por la taquilla web, los aficionados han quedado desperdigados, y no falta representación de equipos ausentes del torneo, como el Andorra, el Baskonia o el Joventut. Y es que la Copa engancha a cualquiera que acude a una fase final. El deseo inmediato es repetir, al margen de que la venta de abonos comienza antes de que se cierre el corte para la competición. Se antoja muy difícil cuantificar el número de seguidores del Unicaja que estuvieron presentes en el cuarto 'carpenazo', pero debieron andar en torno a los 4.000, entre unos 7.500 aficionados con abono (el resto de plazas del aforo en el Carpena no se sacaron a la venta).
En cuanto al 'famoseo' nadie quiere perderse una Copa del Rey, y menos en Málaga. Se pudo ver en la grada a Jordi Villacampa, Epi, Audie Norris, Juan de la Cruz, Andrés Jiménez, los excajistas Alfonso Reyes y Adam Waczysnki (el polaco, muy querido en la ciudad, se dio un baño de multitudes, Aíto, el agente Misko Raznatovic, el cantante José María Sanz (Loquillo) o el presentador y periodista Quique Peinado. Presidiendo el palco del Martín Carpena, un día más, el máximo dirigente de la ACB, el exjugador Antonio Martín, y la presidenta de la Federación Española de Baloncesto, Elisa Aguilar, junto al consejero de Turismo y Deporte, Arturo Bernal, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.
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