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cristina pinto
Martes, 29 de septiembre 2020
Esto ya era casi una necesidad. Ayer los aledaños del Martín Carpena ya sintieron las pisadas de sus aficionados. Ayer el Unicaja no jugó solo, la afición estaba allí. No eran los mismos de siempre, pero 225 almas se dejaron la piel en animar ... a su equipo después de siete meses sin vivir la magia del directo en su templo. Desde el 1 de marzo frente al Real Madrid el recinto de los cajistas no escuchaba los cánticos de sus seguidores y ayer, en el debut del equipo en la competición europea frente al Boulogne Metropolitans 92, el público volvió a su casa.
Sobre las 20.00 horas ya estaba el ambiente vivo en los alrededores, ya olía a baloncesto en los accesos al Carpena. Los fieles del equipo malagueño ya rondaban por las entradas de el Palacio de los Deportes y, por lo que dejaban ver entre sus mascarillas, sus miradas irradiaban ilusión. Manuel Triviño y Yolanda Castellano esperaban para tomarse la temperatura antes de entrar, quién lo iba a decir. «Pensábamos que íbamos a tardar más en volver, pero estamos muy contentos de venir a apoyar al equipo», comentaba Yolanda vestida para la ocasión. A su lado, Manuel Triviño, entre risas, lo tenía claro: «Daremos saltos para que parezca que somos más público».
En familia, con amigos, acompañados, solos... La marea verde tenía ganas de sentir las vibraciones de su equipo en directo y de saborear la victoria europea. «Veo al equipo regularcillo, pero creo que hoy nos llevamos la victoria. Vamos a chillar por tres o por cuatro», aseguraba José María Gómez. En eso sí que coincidían todos los aficionados, el aforo permitiría a unos 10.400 espectadores, pero ayer esas 225 personas iban a hacer ruido por todos ellos en la pista malagueña.
Desde Ciudad Jardín lleva animando Dolores Mellado y anoche, equipada con el conjunto cajista completo, regresaba a su equipo del alma. «Ya estábamos cansados de verlos en la tele, teníamos ganas del directo», contaba la aficionada tras su mascarilla con el escudo del equipo. Junto con su hijo, Sergio, que desde que tenía los dos años apoya al Unicaja como uno más. «Después de estos meses tan duros hay que volver un poco a la normalidad», añadía. Otra de las fieles seguidoras del conjunto cajista estaba más que emocionada veinte minutos antes de que arrancase el estreno de su equipo en Europa. Ella era María del Carmen Pino: «Vengo para a animar, ya teníamos muchas ganas. Ojalá poco a poco podamos ir teniendo más público», comentaba esperanzada.
maría del carmen pino
manuel triviño
josé maría gómez
Padre e hija llegaban juntos en esta ocasión tan especial para ellos. «Tenemos muchas ganas de ver un partido, pero da mucha pena que haya poco público. Podrían dejar al menos 2.500 personas... Aunque entiendo que es un espacio cerrado y con el aire acondicionado es complicado controlar el virus», reflexionaba el aficionado antes de entrar. Cristina Morillo, con su bufanda verde en el cuello, estaba tranquila por la seguridad y el protocolo que se estaba realizando en el acceso al pabellón. «Por lo que veo ahora, todo va bien, está todo controlado. Me sorprendió que tuviéramos tan poco aforo, pero bueno, las circunstancias mandan», asentía la joven. Por otra parte, algunos aficionados comentaban la polémica del precio de las entradas, como Juan José Zaragoza: «Es un poco caro el precio, pero bueno, es lo que hay».
El que suele acudir a los partidos del Unicaja en casa, sabe que él siempre está allí. Y a la cita de la vuelta del público en esta atípica temporada tampoco quiso fallar. Él es Francisco Corral, que, ubicado en la esquina de la entrada al recinto desde hace veinte años, reparte patatas, bebidas y complementos varios para que los aficionados vayan equipados a su encuentro. Pero, esta vez, este trabajador no estaba de acuerdo con la forma de volver. «No permiten que se entre con comida al recinto, pero sí hay separación... ¿Cómo pueden prohibirlo? Llevo desde marzo sin poder trabajar, esto es horroroso...», denunciaba a las puertas del recinto.
Y así fue, al inicio del encuentro, siete meses después, los aplausos llenaron el Palacio de los Deportes triplicando la cifra de los que estaban presentes y volvieron a ser el alma del equipo cajista cantando el himno, 'Tu bandera'. A lo largo del partido, las 225 voces y almas llenaron las gradas del pabellón de color y fueron la banda sonora de la victoria en el estreno europeo. Aunque haya sido mucho tiempo sin acompañarles en casa, la afición siempre lleva consigo al Unicaja, siempre será su bandera.
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