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Se acabó. Alfonso Sánchez no volverá a jugar al baloncesto profesional. Lo deja después de haber protagonizado una pelea casi continúa a lo largo de su carrera con varias lesiones graves. Estaba llamado a protagonizar el gran relevo de la cantera en el Unicaja ... para Berni Rodríguez y Carlos Cabezas, pero la suerte le dio la espalda. Primero una lesión mal curada en la muñeca, luego una rodilla y, después, la otra. Siguió peleando, pasó el el Alicante, Obradoiro, Lagun Aro, Clínicas Rincón, Manresa y Sevilla, pero ese dolor siempre persistente en la muñeca ya no le dio para más, quizá tampoco la cabeza después de la desilusión de no renovar en el Betis, del que era capitán. Lo deja con 33 años para dedicarse a los perros, su gran pasión desde que el baloncesto ya no fue una prioridad. Lo hace dándole las gracias a gente como Toa Paterna, Sergio Scariolo, Francis Tomé, Mario Bárbara, Ale Ballesteros, María López y Enrique Salinas; personas claves en su carrera tanto en los buenos como en los malos momentos.
Sánchez fue el elegido por Sergio Scariolo para dar continuidad malagueña al mejor Unicaja de siempre. Vivió con 18 años los títulos de Copa y Liga, jugó la Final Four de Atenas y, cuando llegó su momento, la rodilla se torció. Venía de ser subcampeón de Europa con España. Era uno de los referentes de una generación de grandes jugadores (Claver, Llull, Beirán, Pau Ribas...), que perdió la final ante una Serbia liderada por Teodosic y en la que también estaba Stefan Markovic, casi nada.
Quizá los problemas para él comenzaron antes, con una extraña lesión en la muñeca derecha, la de tiro, de la que tuvo que operarse dos veces. Estuvo nueve meses con la mano escayolada y cuando aquello terminó, que nunca terminó, acabó siendo ambidiestro. En la tercera jornada de Liga de la temporada 2007-2008 se lesionó la rodilla derecha. Scariolo lo puso titular, una demostración de intenciones, pero sólo pasaron 14 segundos cuando su rodilla se quedó clavada. Rotura del ligamento cruzado, lo peor. Cuando se recuperó, resulta que todavía le dolía la muñeca. En todo ese tiempo no se le había detectado una rotura del escafoides. La operación ya no fue una solución, porque el hueso se había soldado mal. Habían pasado 9 meses y el hueso se había deteriorado y no soldó. En la operación le pusieron hormona de crecimiento, un clavo y una especie de pegamento, pero tras tantos meses, el hueso ya parecía dos diferentes y no soldó.
Se optó por una segunda operación tras la recomendación de un especialista que le advirtió que perdería movilidad en la muñeca, una fatalidad para un jugador de baloncesto que tenía que lanzar a canasta una y otra vez, botar el balón... El tiempo pasaba peligrosamente para él y buscó minutos en el Alicante. De allí al Obradoiro, donde vivió momentos muy felices en lo personal y lo deportivo. El Lagún Aro apostó por él, pero la alegría duró poco. En esta ocasión el jugador formado en Los Guindos se volvía a lesionar de gravedad en la rodilla, pero esta vez en la izquierda.
Se pasó un año en blanco y en 2012 firmó por el Ourense, donde conoció las miserias de la LEB. Esto le hizo meditar sobre la posibilidad de dejar el baloncesto. Retomó los estudios de fisioterapia hasta que Francis Tomé lo convenció para volver a jugar en el Clínicas Rincón ya en el mes de febrero en 2015. Al verano siguiente, reforzó la plantilla del Unicaja en la pretemporada mientras volvían los internacionales. Lo dio todo para demostrar que era un jugador de ACB, tanto que el propio Plaza elogió su actitud. «Es increíble que Alfonso Sánchez no esté en la ACB. Es un tío útil y lo discutible es si titular o de rotación», comentaba el catalán aquellos días. Meses más tarde volvió a valorar convocarlo para la Liga y la Euroliga, pero al final no le dio la oportunidad.
Su temporada en el Clínicas fue muy buena y Pedro Martínez pidió informes para él. El Manresa necesitaba un cupo para dar minutos de garantías. No se lo pensó dos veces y se fue para allá. La figura de Martínez también ha sido clave en su carrera porque meses después lo invitó a la pretemporada del Valencia. «Si pudiera, se lo quedaba para el primer equipo», se comentaba entonces. Su entrega en el día a día tenía encantados a los técnicos del equipo naranja. Aquello le valió para fichar por el ahora Coosur Betis en la temporada 2015-2016. No era una buena época en Sevilla, pero Alfonso se hizo querer. Coincidió con Berni Rodríguez, que es como su hermano, y juntos volvieron a disfrutar del baloncesto como en el Unicaja diez años antes. Tras la retirada de Berni se convirtió en el capitán del equipo, era querido y se sentía querido. Pero, una vez más, el sueño se trunco. Tras el descenso del Betis, esperaba renovar, pero no fue así. Y ahí se acabó. El luchador dijo basta. «Cuando estoy jugando se me olvida que me he roto casi todo, los dolores quedan en un plano secundario. Te das cuenta de que soy feliz con el baloncesto y quieres jugar». Quizá lo que le pasó a Alfonso es que ya no era feliz. Hoy, 13 de abril de 2020, Alfonso Sánchez Delgado deja el baloncesto para siempre. Lo puede hacer con la conciencia tranquila después de haberlo dado todo por este deporte, hasta lo principal, que es la salud.
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