Nada más conocerse el emparejamiento del Unicaja con el Alba Berlín, el nombre de Aíto García Reneses saltó a la palestra. El entrenador más laureado del baloncesto español comanda el interesante proyecto del conjunto alemán que puso en jaque al cuadro malagueño el martes.
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El oportuno salto de Lessort y el posterior mate del francés dio el 1-0 al Unicaja. Fue un partido intenso, pero también extraño en el que el Alba mostró el estilo que Aíto imprime a sus equipos. El entrenador de 73 años firmó una primera temporada de fábula en Málaga, final de Copa y a una canasta de la final de la Liga, pero luego las cosas no salieron cómo esperaba. El club sufrió importantes cambios. Se redujo el presupuesto y se prescindió de las personas que lo contrataron. Todo esto, unido a una mala planificación, acabó con en desastre. Aíto fue despedido y aquella imagen suya saliendo del pabellón con sus enseres en una bolsa de basura es historia; injusta, pero historia.
No es un secreto que aquel despido en enero de 2011 generó muchas tensiones entre el club y el técnico, con un posterior comunicado de este en su web oficial. El Unicaja ha sido el único club en el que el madrileño no ha triunfado. El nombre de Aíto era tabú en Los Guindos. Sin embargo, aquellas tiranteces forman parte del pasado. La entidad cajista y el técnico se dieron la mano de forma caballerosa en un acto sobre la historia del club que tuvo lugar en Vitoria durante la celebración de la Copa del Rey en 2017.
El entrenador habló con el presidente del Unicaja, Eduardo García, antes del acto para comentarle que iba a decir unas palabras sobre su paso por el club, tal y como explicó Enrique Miranda en su crónica de aquel día para SUR. Fue llamativo que los dos protagonistas de aquel desencuentro de años atrás se diesen la mano, aunque fuese de forma simbólica. «Yo tenía esa espina clavada», dijo Aíto. «Que el presidente acudiera a mi homenaje por parte de la ACB y que ahora me haya llamado para estar en este coloquio me libera», dijo el técnico. «Ha y que pasar página y yo creo que el tiempo que estuve en Málaga hice un gran trabajo», dijo.
Aíto es una persona inteligente. No se consiguen tantos éxitos como él ha logrado por casualidad. Durante estos días previos a la eliminatoria contra el Unicaja ha evitado las entrevistas con los medios de comunicación malagueños, consciente de que cualquier palabra suya podría ser malinterpretada por los aficionados. Sea como fuere, su etapa en Málaga empezó torcida por unos antecedentes añejos de aquella final de Liga de la temporada 1994-1995 jugada a cara de perro por el Unicaja y el Barcelona, y luego otra posterior entre el club malagueño y el Joventut en 2006.
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Aunque es previsible que este viernes sea pitado cuando salte al Carpena con su equipo, lo hará con la conciencia tranquila, como el dijo aquel día en Vitoria. Convendría pasar página ante un referente del baloncesto español y europeo. Es lo más sano y así lo demostraron el propio Aíto y el Unicaja. La afición malagueña siempre ha sido ejemplar y es una buena ocasión para demostrarlo.
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