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Pasadas las diez y media de la noche un pitido extraño en el móvil, aunque muchos ya lo tenían en silencio para poder conciliar el sueño, sobresaltó a los turistas que llenan a estas alturas del año los hoteles de la Costa del Sol. Era la primera vez que el sistema Es-Alert de Protección Civil se activaba en Málaga ante el aviso rojo por fuertes lluvias desde las diez de la mañana hasta las doce de la noche y para muchos de quienes descansan estos días en el destino nunca antes se habían encontrado en una situación así. El aviso hizo saltar de la cama y salir de la habitación a viajeros que, en pijama, iban llegando a las recepciones con mil y una inquietud, algunas tan desproporcionadas como la de una pareja de británicos que, con las zapatillas de andar por casa, llegaron a preguntar: «¿Y puede haber un tsunami?». Para apostillar: «es que estamos en primera línea de playa», cuentan profesionales del sector que transmitieron tranquilidad.
Las anécdotas se han ido sumando desde ese pitido hasta estas primeras horas de aviso rojo. Entre ellas, relatan la petición de una familia de holandeses que se encontraban en otro hotel de Torremolinos y que se alojaban en la primera planta del establecimiento. Tras el aviso no dudaron en bajar a pedir que les cambiaran de habitación para ubicarles en la sexta planta, la más alta para mayor seguridad. Sin embargo, el hotel estaba lleno y el cambio fue imposible, aunque se les tranquilizó dada la altura de ese primer nivel.
Más allá, en Benalmádena otra pareja quiso poner fin de forma precipitada a su estancia y salir tras sonar la alarma en el móvil hacia el aeropuerto porque volaban de vuelta a casa a media mañana. El objetivo era pasar la noche en esta infraestructura para asegurarse que no perderían el avión. En la recepción se les aconsejó que se quedaran en el hotel y se les comentó que si tenían problemas para llegar al aeropuerto supondría que también habría problemas para que llegara o saliera su vuelo. Atendieron a ese buen criterio y esta mañana han podido partir con normalidad hacia su destino tras descansar en el hotel.
La mayoría de los turistas tenían muy presente la catástrofe de Valencia. Es más, cuentan desde otro establecimiento del litoral que algunos de los que ahora se han sobresaltado habían llamado antes de recalar en la Costa del Sol para informarse de si había normalidad en el destino o si estaba afectada la zona por las fuertes lluvias. «Mostraban temor a que se repitiera la situación, pero se le insistió en que se habían tomado todas las medidas de seguridad», explican.
Los hoteleros trasladan el mensaje de que la Costa del Sol está preparada para atender y cuidar a los viajeros ante este tipo de emergencias y recuerdan cuando en la pandemia tuvieron que desalojar de urgencia todos los hoteles y la operación se llevó a cabo con un éxito rotundo. El vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Javier Hernández, advierte de que «hay normalidad absoluta. Ha habido cancelaciones o salidas imprevistas de forma muy puntual y relacionadas con eventos que se iban a desarrollar este miércoles». Asegura que los mayores problemas se han centrado en la composición de las plantillas para garantizar el servicio a los viajeros. «Está todo controlado», recalca. Sin embargo, los hoteleros coinciden en que el miedo es libre y que el desastre de Valencia ha traspasado fronteras y remarcado los temores.
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