El turismo nacional pierde fidelidad a la Costa del Sol

Los datos hablan por sí solos de una situación que es la primera vez que ocurre en el último quinquenio, en el que ejercicio tras ejercicio los españoles se convertían en el pilar fundamental de la principal actividad económica de la provincia, sobre todo, en las temporadas altas. Sin embargo, ha sido a partir de este verano cuando la fuga de turistas nacionales se ha hecho patente en la provincia, profundizando su huella en los meses más álgidos hasta el punto de que sólo entre junio y agosto la pérdida de estancias de turistas españoles superó las 905.000, que fueron amortiguadas por el buen comienzo del año.

Sin embargo, la crisis en el escenario español ha ido avanzando incluyendo un retroceso del 17% en estancias de españoles en el pasado octubre respecto al mismo periodo del año anterior y en el conjunto de alojamientos, sin contabilizar las viviendas turísticas sobre las que el INE no tiene registros de actividad.

Y no se trata de un retroceso aislado, anecdótico. La estadística apunta que, en los diez primeros meses del año, los alojamientos mencionados han reducido en torno al 8% la llegada de viajeros y el global de pernoctaciones hasta rebajar el volumen de noches reservadas en 571.000. Una situación que contrasta con el dinamismo registrado fuera de las fronteras del país con un aumento de 1,5 millones de estancias internacionales.

La pérdida de cuota en el mercado nacional se deja sentir con mayor ahínco en la oferta de turismo rural, con un descenso de hasta un 47% en las noches reservadas por españoles hasta octubre en relación al mismo periodo del año anterior, según los datos del boletín de Coyuntura Turística de Turismo y Planificación Costa del Sol. Una caída que también es de dos dígitos en los apartamentos, con una bajada del 16% en pernoctaciones. Los hoteles tampoco se libran de este parón de visitantes españoles, acumulando un retroceso del 5,3%, que en términos absolutos viene a suponer la mitad de la cuantía de estancias perdidas. Basta señalar que estos establecimientos hoteleros han superado por primera vez en la historia la cifra de 20 millones de pernoctaciones en estos diez meses, lo que constata la evolución al alza imparable de la actividad por el tirón internacional que hasta ahora está compensado la fuga de españoles a otros destinos. Un desplazamiento de viajeros del que sólo se libran los campamentos turísticos. Sólo los camping evitan esta crisis del turismo nacional y lo hacen con un crecimiento del 3,2%.

Causas

Los expertos concentran en tres circunstancias las causas de esta pérdida de fuerza de la Costa del Sol en el escenario nacional: la merma de la capacidad económica de las familias; el aumento de los precios de los alojamientos; y el impacto del aumento de las temperaturas y, por ende, de las olas de calor que restan confort climático a un destino que tiene en este factor uno de sus grandes reclamos.

El vicepresidente de la Asociación de Empresarios hoteleros de la Costa del Sol, Javier Hernández, confirma la preocupación del sector y apunta a la situación de las economías familiares como principal causa de este parón. Hace referencia al aumento de la inflación en los últimos años, con picos del 5,6% en 2022, a los incrementos del coste de la cesta de la compra y, de manera especial, a las subidas de los tipos de interés que han supuesto un notable incremento en el recibo de las hipotecas.

El efecto del incremento registrado del 40% en las tarifas de las habitaciones hoteleras con datos del pasado mes de octubre en relación al mismo periodo de 2019, disparándose los precios de alojamiento en un hotel de la provincia de una media de 88 euros hace cinco años a los actuales 124 euros de tarifa media que señala el INE, es otro de los elementos que los expertos apuntan a que favorece la fuga de viajeros españoles. sin embargo, Hernández señala que «ha subido todo. No nos gusta hablar de precios sino de impacto económico general. El aumento de las tarifas en los establecimientos hoteleros ha sido equilibrado en todo el territorio español».

Sobre los destinos a los que se han podido desplazar estos viajeros que han dejado de venir a la Costa del Sol, tiene claro que han ido hacia destinos más asequibles tanto dentro del país como fuera de las fronteras, puntualizando que también se ha notado un descenso de la estancia media en el destino. «El declive comenzó en julio y fue a más en agosto, a lo que se suma que la Semana Santa fue muy mala para el turismo aunque buena para la provincia porque las lluvias fueron protagonistas en un momento en el que la sequía era preocupante», detalla. Las estadísticas confirman con datos este argumento al constatar que sólo entre junio y agosto los hoteles de la provincia perdieron un total de 905.310 estancias de turistas españoles.

Hernández afirma que el aumento de las temperaturas en el verano no ha tenido un gran impacto. Un factor al que sí apunta Enrique Salvo Tierra, director de la Cátedra de Cambio Climático, que tiene claro que el deterioro del confort climático producido por el aumento de las temperaturas tanto en el mar como en tierra, de unos veranos más largos con una media de 21 grados, y el incremento de olas de calor y de la duración de las mismas «sí está haciendo que los españoles miren hacia otros destinos más frescos. Debemos asumir que el movimiento turístico tiende a desplazarse en verano a otras zonas menos cálidas. Cada vez serán más los que huyan hacia el norte y, por eso, es fundamental que se tome conciencia de que hay que adaptar los municipios y el conjunto de la provincia para reducir el impacto de esta pérdida de confort climático». Salvo Tierra añade que «lo que más preocupa son la evolución de las temperaturas mínimas pasando de tener noches cálidas a ser más numerosas las tropicales y la ecuatorianas, con temperaturas de 35 grados. «Y con ese nivel de calor ni se descansa ni se está cómodo en ninguna de esas terrazas que tanto gustan a los turistas», detalla para explicar que este factor climático «no hay que verlo con negatividad sino con el realismo de asumir medidas para mantener ese confort climático que nos ha caracterizado».

El turismo rural es el sector más afectado por esta primera crisis en años del turismo nacional. Félix Zea, CEO de la mayor plataforma de turismo rural en Andalucía, la malagueña Ruralidays, reconoce que la pérdida de viajeros españoles se debe al efecto de la inflación y a la subida del turista internacional que se adelanta muchas veces al español en un sector en el que señala «que el producto es limitado». Asimismo, añade que «temporalmente afectó el efecto sequía al no poder abrir las piscinas en verano. Hasta mayo no se supo que se podían abrir todas. Antes sólo se podían abrir las de los hoteles». Zea coincide en que también ha pasado factura un verano de tanto calor como fue el de 2023.

La situación actual del destino es que en lo que va de año ha habido periodos en los que el turismo nacional ha llegado a reducir su cuota al 25%, cuando lo habitual es que se sitúe entre el 35 y el 40%, detalla el vicepresidente de Aehcos para reclamar más promoción en el territorio español como receta principal para volver a recuperar al viajero nacional que ha optado este año por ser infiel a la Costa del Sol.