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Se encienden las luces de alarma a cuenta de un nuevo gravamen que prepara la Unión Europea y que penalizaría al principal cliente internacional de ... la Costa del Sol, el británico. En la primera asamblea general de la Mesa del Turismo de España, en la que se ha analizado la coyuntura sectorial, ha abordado como una alerta significativa para la competitividad del país como destino turístico la creación de una nueva tasa turística para los visitantes extracomunitarios que accedan al Espacio Schengen. El presidente de esta entidad, Juan Molas, ha expresado la preocupación sobre el hecho de que la Unión Europea podría comenzar a aplicar esta tasa desde noviembre, bajo la denominación de European Travel Information and Authorization System (ETIAS). El gravamen comportaría el pago de 7 euros por turista extracomunitario, entre los que ya se encuentran, tras el 'Bréxit', los británicos.
Molas señala que se desconocen los detalles de esta tasa en cuanto al modo de aplicación y el destino de la misma. «Vamos a establecer contactos para saber más de esta tasa que impactaría directamente sobre el turismo británico, nuestro principal mercado emisor con 18 millones de llegadas en 2019 a España». En el caso de la Costa del Sol, los turistas procedentes del Reino Unido han superado los 2,3 millones de viajeros en 2022, aún casi un 19% por debajo de las cifras de antes de la pandemia. La alerta es aún mayor si se tiene en cuenta que este gravamen vendría a afectar justo en el momento en que se confía en la plena recuperación de un mercado vital para el turismo malagueño y que para remontar tendría que ganar aún más de medio millón de turistas ingleses, con los que se alcanzarían los registros de 2019.
Carlos Abella, secretario general de la Mesa del Turismo, explica que la nueva tasa sería un equivalente al documento Esta, o visa turística, que expide Estados Unidos para poder entrar al país a los viajeros extranjeros. Y advierte de que la preocupación se acrecenta cuando la Unión Europea trabaja en más impuestos que van a afectar directamente al turismo y al encarecimiento de los billetes de avión. En este sentido, explica que esta tasa se sumaría a otras como el Fit for 55, que tiene en alerta al sector aéreo español y ante lo que la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) subraya que España podría perder 4,5 millones de turistas en 2030 y alrededor de 169.000 empleos. Se trata de un paquete normativo que obliga a un uso mínimo del 5% de combustible de aviación sostenible (Saf) mezclado con el queroseno en 2030, cota que ascenderá al 63% en 2050. Los actuales motores de las aeronaves permiten mezclas al 50%, lo que suprimiría un 80% de las emisiones. Estas medidas vendrán a incrementar los pasajes aéreos teniendo en cuenta que este combustible sostenible se calcula que es entre tres y seis veces más caro que el tradicional. Destacando también la tasa por derechos de emisión de CO2 y el coste del impuesto al queroseno, entre otros.
Molas señala que también se ha puesto sobre la mesa la preocupación por la apuesta de la aerolínea Lufthansa por convertir el aeropuerto de Roma Fiumicino en su nuevo 'hub', o centro de operaciones, para las rutas intercontinentales hacia Asia, América y África. «Este movimiento socavaría al 'hub' de Madrid Barajas, que actualmente concentra el tráfico aéreo con Latinoamérica y, en consecuencia, disminuiría la relevancia de la marca España», apunta.
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