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Siente nostalgia de aquellos años de inicio en el turismo y admira «la enorme ilusión de los jóvenes que les gusta esta profesión tan bonita» a la que se refiere como la industria de la felicidad, considerando como todo un éxito poder dedicar tu vida ... a hacer feliz a los demás. El CEO EMEA de Barceló Hotel Group, Raúl González, avanza en una entrevista los planes del grupo en Málaga y en Andalucía y aborda los retos de la falta de personal o de la necesidad de establecer estrategias para paliar los sentimientos contra el turismo. Todo ello poco antes de asistir a la graduación de una nueva promoción de Les Roches Marbella.
–¿Qué siente ante estos jóvenes que se han preparado para liderar el futuro del sector hotelero?
–Ojalá uno pudiera volver atrás y aplicar los conocimientos adquiridos. Hace veinte o treinta años lo que tratábamos era de tener un alojamiento muy bonito y cómodo. Luego empezamos a hablar de que había que generar experiencias dentro de los hoteles y ahora vamos camino de que se generen experiencias con alojamiento. Poder dedicar tu vida a hacer feliz a los demás, me parece algo tan bonito. Por eso estoy muy dolido con los comentarios en los que se minusvalora esta profesión y se dice que es una industria de poca cualificación, porque me parece que sale de visiones con poco análisis. Hay pocas cosas tan complicadas como la mente humana y el trato con las personas y con personas tan diferentes y de distintas nacionalidades y de forma de ver la vida. Es difícil gestionar todo eso. Y tú ves rápidamente quién es un buen profesional y quién no. Tienes que tener pasión, que te gusta realmente. Por eso cuando veo a esta gente joven que le gusta esta profesión me hace una enorme ilusión. En Les Roches están haciendo una gran labor.
–¿Qué hay que hacer para conseguir ese reconocimiento de los profesionales del turismo?
–Creo que tiene mucho que ver con el ser humano de que todo lo nuestro nos parece lo peor. Mira que hay profesiones mucho más duras y con los estereotipos negativos de que nos sobran turistas con el fenómeno de turismofobia, mal pagados y trabajo poco reconocido socialmente. ¿Por qué no sacamos todo lo bueno? Más allá del tema pecuniario o sostenible, que venga gente de otros países nos abre la mente, es una industria que a nivel social y cultural tiene cantidad de elementos positivos que hay que destacar y poner en valor. Ver esta gente joven ilusionados y preparados me entusiasma. Ojalá que podamos ir creando líderes de opinión que vayan mejorando esta imagen que se tiene del turismo.
–¿A qué cree que es debido el crecimiento del sentimiento en contra del turismo o el desinterés de los jóvenes por esta industria?
–Todo está interconectado. Si socialmente está menos reconocido pues tengo menos ganas de trabajar ahí. También probablemente estemos creando elementos que desincentiven el esfuerzo. Porque si consigo una forma de vida menos sacrificada, pues mejor. Yo reconozco que nuestra industria requiere de unos horarios con mayor flexibilidad, que es más incómodo el desempeño. Si tú dices mi motivación de trabajar es un sueldo probablemente no sea el primer destino de trabajo. Yo reivindico gente que no trabaje sólo por un sueldo, que tenga otras motivaciones, que lo pase bien y que quiera un desarrollo personal. Pero si la única motivación es el sueldo, tenemos un problema grave.
–¿Qué están haciendo en Barceló para retener ese talento?
–Ponerle mucho cariño. Mi idea siempre parte de que la gente tiene que estar por un proyecto y porque se sienta muy a gusto trabajando. Todos los años intento estar reunido con los hoteles y los equipos, con mil personas mínimo, y les insisto en la importancia de trabajar muy a gusto, aunque somos una empresa exigente. También creo que es muy importante que la gente se dé cuenta de su relevancia en el negocio y les pongo un ejemplo. Veo la Fórmula Uno y veo a las personas que quitan las ruedas en boxes y que las quitan en nada. Y pienso en el que afloja y aprieta el tornillo y en que cuando llega a casa siente y transmite que forma parte de un equipo que quiere ser campeón del mundo. Pues aquí es igual. Cualquier persona es clave para el éxito del proyecto. El piloto es clave y el director del hotel también, pero hay que transmitir a todos el sentido de la importancia del trabajo que realizan.
–¿Qué habría que hacer para paliar esa falta de profesionales?
–Creo que no es un problema sólo del turismo. En general creo que es un problema de país, de Estado. Si estamos teniendo niveles de paro de tres millones de personas y a la vez una necesidad imperiosa de trabajadores, ese desajuste entre la oferta y la demanda debíamos de solucionarlo. ¿Qué puede estar pasando? Hay gente que dice que el problema está en que no tiene suficiente incentivo porque consigue generar unos ingresos similares de manera más fácil, con menos esfuerzo, y hay otros que simplemente no tienen la formación adecuada. Para estos últimos deberíamos de ver si se pueden crear escuelas de formación con iniciativa pública y privada para que sean asequibles. Eso sería un tema bonito porque hoy hay muchas veces que no encontramos personal ni siquiera de baja cualificación. Creo que la administración tiene el reto de que toda esa población que no encuentra trabajo pueda formarse en turismo o en otros sectores que están requiriendo trabajadores preparados.
–¿Qué perspectivas tiene la compañía para este verano y para el conjunto del año?
–El turismo va muy bien. Tengo la teoría de que el Covid fue un 'shock' que hizo que redefiniéramos nuestras prioridades en nuestras vidas y lo que salió fortalecido fueron los sentimientos profundos de familia y de amigos. Y eso está en gran medida conectado con el viaje. Los niveles de presupuesto dedicado a viajar se han incrementado, y eso está haciendo que la demanda sea fuerte y, por tanto, esperamos un verano en general muy positivo. Es verdad que con un ritmo de crecimiento menor, como no puede ser de otra manera. Confiamos en cerrar un año récord claramente para nuestro grupo y creo que, también, para España. Hemos hecho un estudio sobre el futuro del turismo con un enfoque al año 2040. Y lo que estamos viendo es que cada quince años se duplica el número de turistas a nivel mundial. Es muy interesante saber que en 1950 había 25 millones de turistas en todo el mundo y en 1970 ya se contabilizaban 135 millones. Antes del Covid se contabilizaban 1.450 millones. España será el primer destino del mundo en 2040, ahora es el segundo. El movimiento turístico a veinte años vista parece imparable, con sus picos y sus valles.
–¿Cómo gestionar ese crecimiento imparable ante ese aumento del sentimiento en contra del turismo?
–En la medida en que vaya creciendo el sentimiento contra el turismo irán cambiando los flujos de viajeros, y esas zonas geográficas crecerán menos y se irán desplazando hacia otras. En ese análisis histórico, en 1950 cinco países recibían más del 70% de los turistas del mundo. Ahora el viajero tiende a diversificar. Si ya he ido a Londres o a París buscas otros destinos. Si se quiere viajar a zonas menos masificadas pues habrá un desplazamiento de la demanda hacia otros lugares y en la medida en que haya destinos en que se quejan y eso les haga incómodos se acabarán desplazando a otros lugares.
–Y le preocupa este impacto...
–Creo que es malo que haya ese sentimiento, porque además me parece que está mal interpretado y mal gestionado. Se hace el silogismo de que la culpa de que crezca el precio de la vivienda es el turismo, pero yo creo que hay muchos más factores. Hay que trabajar sobre la gestión de los flujos de los cruceros para que no lleguen todos a la vez, o sobre nuevos puntos de interés para que la gente se disperse más, o sobre nuevos atractivos culturales para que vayan a otros sitios. Hay que dar prioridad a la gestión y a la planificación de los destinos y hay que tener un enfoque global de los mismos porque no se trata sólo de tener hoteles de calidad sino de tener entornos de calidad.
–¿Qué planes barajan en Andalucía y en la Costa del Sol y cómo ve el futuro de estos destinos?
–En Andalucía ya somos la compañía líder en número de habitaciones. Hace siete años teníamos trece hoteles en la Comunidad y ahora contamos con 39. Hemos triplicado nuestra presencia en este periodo.
–¿Tienen nuevos proyectos para la comunidad andaluza?
–Nos gustaría. Estamos mirando varias cosas. Sigue siendo un destino muy interesante y en el que sigue habiendo muchas cosas por hacer. Hay una mezcla muy buena. La climatología es un factor clave también para la salud y cuando se viaja es bueno no sólo para la salud física y mental. Por eso el sol y playa es algo más profundo.
–¿Dónde están buscando en Andalucía?
–Nos gustaría completar nuestra presencia por ejemplo en Córdoba, que no tenemos ningún hotel y nos gustaría estar. En Málaga capital queremos tener algún hotel más y en Sevilla, que tenemos ya dos, nos gustaría ampliar también. En Cádiz a ver si podemos empezar ya el de la estación del AVE. Queremos seguir creciendo en Andalucía, que tiene esa mezcla de la climatología con la oferta cultural y la de sol y playa. En esa búsqueda de la experiencia el turista quiere ese algo más.
–¿Avanzan en las gestiones para nuevas aperturas en Málaga?
–Tenemos el de la estación del AVE y seguimos mirando cosas. Además hemos invertido en mejoras en las habitaciones del Barceló Málaga y en las zonas comunes y vamos a acabar de completar esa renovación el año que viene. La oferta hotelera debe avanzar hacia la especialización de los hoteles porque gana fuerza el elemento experiencial.
–¿Cómo puede influir en este reto la Inteligencia Artificial y cómo se prepara Barceló?
–Pues ahora mismo estamos en 32 proyectos de Inteligencia Artificial. Soy un firme convencido de que nos va a cambiar el mundo, pero mucho más de lo que imaginamos. Creo que obviar estos avances o decir que es algo que no va conmigo no es lo más práctico. Hay que pensar en cómo aprovechar las bondades, aunque soy consciente de que hay elementos que pueden ser negativos y con los que hay que tener cuidado.
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