Turistas realizando el check-in en un hotel de la capital. Marilú Báez

Málaga vive un verano con menos turistas, pero con un mayor poder adquisitivo

La ocupación hotelera apunta a una ligera caída en el mes estrella del turismo, pero con más rentabilidad que en 2022, sostenida por el viajero extranjero

Domingo, 6 de agosto 2023

Ir de vacaciones se ha vuelto cada vez más caro. Dicho así, apenas parece una novedad. Todo cuesta más que antes. Hacer la compra, pagar el alquiler o echar gasolina. Desagradable para el bolsillo, pero poco se puede hacer. Después de todo, una vida sin ... vacaciones sería casi inimaginable.

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Pero en este año, los precios han vuelto a subir de manera notable. En algunos destinos de la provincia, de manera drástica. Sobre todo, el turista nacional tiene que tragar cuando echa números y ve que una semana de estancia se va muy por encima de lo que pagaba el año pasado en el mismo hotel y en la misma fecha. La conversación en muchas familias malagueñas ha virado en consecuencia. Del dónde queremos ir se ha pasado al dónde nos lo podemos permitir.

Agosto es el mes por excelencia para el turismo en la Costa del Sol. El aeropuerto registra entradas y salidas a un ritmo vertiginoso. Nunca antes se ha quemado tanta rueda en las pistas de aterrizaje y despegue como en este verano. Todo apunta a cifras históricas para la infraestructura. La pregunta sobre si este movimiento también se traslada a la ocupación hotelera y si se puede superar el 'gran verano' de 2019 apunta a un «no» como respuesta. Además, por partida doble si se tienen en cuenta los datos que va arrojando la temporada.

A falta de que acabe el mes, la tendencia en la provincia es clara. Málaga vive un verano con menos turistas, pero con un mayor poder adquisitivo. Llevado al lenguaje llano: los hoteles experimentan una ligera bajada en la ocupación, pero registran una mayor rentabilidad.

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La Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos) agrupa al sector en Málaga y es una de las instituciones turísticas más importantes del país. Si hay alguien que le puede poner contexto a la situación actual, hay que buscar aquí. En un comunicado facilitado a SUR, Aehcos traza el marco de este verano con los datos que ha dejado julio y con las previsiones que se barajan para agosto. «En todos los casos, la ocupación hotelera se sitúa varios puntos por debajo de 2022. No obstante, el impacto bruto por cliente alojado en la provincia de Málaga ha sido superior este año, pasando, durante el mes de julio, de los 103,24 euros de media en 2022 a los 107,46 euros».

Para entender lo que está pasando este verano en la provincia de Málaga, también hay que poner la lupa sobre la nacionalidad de los turistas. El pastel se reparte de la siguiente manera: el 40% son españoles y el 60% pertenece al viajero que viene de fuera. Si en julio fue así, las previsiones que baraja Aehcos para agosto apuntan a la misma dinámica.

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Las previsiones caen con respecto al 2022. Los hoteles de la provincia apuntan a una ocupación del 83,42% frente al 88,08% de hace un año. Casi cinco puntos menos. «Hay una ligera bajada debido a la reducción de la demanda del turista nacional que venimos notando desde mayo. Este descenso se fundamenta en las economías domésticas que están notando los incrementos de los tipos de interés de las hipotecas, la inflación y la subida de los combustibles», apunta el presidente de Aehcos, José Luque.

Con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los hoteles de la Costa del Sol llevan en lo que va de verano una reducción del 3,85% en el número de viajeros. Una caída que responde al descenso de los viajes de los residentes en España. Son los turistas extranjeros los que sostienen los números de los hoteles, al contar un mayor poder adquisitivo. Aunque también padecen el incremento de precios, los salarios más elevados logran amortiguar las subidas con más facilidad. Al menos, por ahora.

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Poder adquisitivo

Los números y los datos se ven reflejados en ejemplos concretos. La distancia entre Málaga y Núremberg, una ciudad alemana de Baviera, es de 2.417 kilómetros en carretera. Algo menos de tres horas en vuelo directo que, en el caso de la capital de la Costa del Sol, ofrece Ryanair. El salario medio en 2023 en Baviera está, según el 'Bundesamt für Statisktik', el homólogo alemán del INE, en 42.380 euros. Alexander Strobel es un vecino de Núremberg. Tiene 52 años y es un incondicional de la Costa del Sol. Hace 25 años descubrió la provincia en un viaje en una furgoneta. Desde entonces, vuelve cada vez que puede.

El «vuelve cada vez que puede» se ha convertido en los últimos años en doce días de estancia en Torremolinos, donde llega acompañado de su mujer y su hija adolescente. Recién aterrizado otra vez en Alemania, hace balance de su estancia. «Hemos disfrutado como siempre del buen tiempo y de la gastronomía. Pero se nota que todo está más caro que el año pasado. Yo diría que entre un 15 y un 20%. Han sido doce días de mucho gasto, eso seguro. Por ahora, nos lo hemos podido permitir. Si los precios suben más el año que viene, ya tengo mis dudas que merezca la pena», comenta. Asumir que los precios han subido, sí. Ajustarse el cinturón en el día a día para poder permitirse doce días en la Costa del Sol, no. Así resume una sensación generalizada entre muchos turistas extranjeros. «En todo caso, miras precios en Turquía o Grecia y la cosa no pinta muy diferente», añade este turista alemán.

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Por un lado está el mayor poder adquisitivo. Pero el turista alemán o británico también tiene otra cultura si se compara con el turista nacional. La mayoría de alemanes, por ejemplo, así lo demuestran las reservas, viajan a la Costa del Sol a pesar del incremento de precios. 'Dolce vita' en vez de bregar y currar. Al menos, durante unas semanas al año, se sienten en este derecho desde que, en los años 50, descubrieron lo que es viajar fuera del país. Y con más razón ahora, que el coronavirus ha demostrado que hay que vivir el momento. Para este verano todavía quedan reservas y ahorros acumulados, precisamente, por culpa de la pandemia. Los hoteles malagueños son beneficiarios directos de una mentalidad estacional que se puede resumir de la siguiente manera: pagar y luego olvidar lo antes posible.

Jorge González es el director del AC Málaga Palacio. Una trayectoria de varias décadas al frente de este hotel le han dotado de un olfato para saber cómo se mueve el turismo en la ciudad. González corrobora la sensación que transmiten los datos de Aehcos y también percibe una caída del turista nacional. «Y es normal», exclama cuando apunta a que las economías domésticas están estranguladas por el aumento de la cesta de la compra, la subida de las hipotecas y el coste de la energía.

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Viviendas turísticas y camping

La horma de los hoteles no es la misma para las viviendas turísticas, aunque eso no signifique que no dejen dinero. El vocal de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía, Francisco Martín, señala a SUR que «se trata de un producto rentable». Pero es un producto, matiza acto seguido, que se tiene que trabajar de manera «profesional». Según detalla, en la provincia de Málaga hay registradas un total de 62.800 viviendas como vivienda turística en la Junta de Andalucía. No todas están en circulación. Es más, Martín tira de datos del INE y asegura que en estos momentos hay anunciadas 35.360 viviendas que se anuncian en los portales habituales.

Martín habla de un mes de julio «extraño». Como ha pasado con los hoteles, la ocupación por parte del turista nacional ha sido menos de la esperada. Para el mes de agosto, eso sí, el sector vaticina una ocupación según lo previsto. Un 86% de media, con picos en zonas de la costa, donde, coincidiendo con las fechas de la Feria de Málaga, se puede colgar el cartel de «no hay billete».

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La estancia media se resiente con respecto a 2022 y se sitúa entre los cinco y siete días. «Ya no es como antes, cuando llegaba el verano y hacíamos nuestro agosto para compensar las pérdidas de los meses de invierno. En capitales como Málaga, ya no existe tanta dependencia estacional», señala Martín. En todo caso, también precisa que para que los números cuadren, no basta solo con julio o agosto. «La vivienda turística tiene que empezar a ganar dinero también en los meses como noviembre o febrero», insiste.

Emilio Domingo asegura que está «feliz» con el comportamiento de verano. Es el gerente de uno de los camping con más tradición en la provincia de Málaga. Valle de Niza, en Benajarafe, es un clásico entre los clásicos. Su padre lo puso en marcha en 1981 y él lo lleva ahora en segunda generación. Domingo también es el presidente de la Asociación de Camping de la Costa del Sol. «Las previsiones para agosto superan en cinco puntos las de 2019. Vamos a estar entre el 90% y el 95% de ocupación. Los días que coinciden con la Feria de Málaga, tenemos algunos llenos», destaca. Estos porcentajes aplican tanto para los bungalós como para las parcelas. «Estamos muy contentos», afirma. «El turista nacional está respondiendo muy bien», añade.

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Preguntado por si la diferencia de precios en comparación con una estancia hotelera está beneficiando a los camping, Domingo no quiere mostrarse taxativo. Una búsqueda en booking para la tercera semana de agosto puede resultar, en todo caso, revelador. Siete días en una habitación doble en un hotel de cuatro estrellas, 1.200 euros. Un bungaló para una familia, primera línea de playa, se puede reservar por la mitad.

Al margen de cifras, datos y contextos del momento, hay tendencias en el turismo a nivel global que también permean en Málaga. Son procesos que afectan más al viajero con menos poder adquisitivo. Los políticos apuestan por fomentar un turismo con elevada solvencia. Los objetivos climáticos ponen en peligro los billetes de avión 'low cost'. Hay, incluso, quien cuestiona su moralidad. Y cada vez hay más personas de otros países dispuestos a pagar mucho dinero para sus vacaciones. Indios, chinos o rusos acomodados desplazan a la clase media nacional o lo que queda de ella.

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