Elena Cabrera, Country Manager de Ryanair en España

«Málaga tiene la singularidad de ser un destino muy estable todo el año»

–Ryanair vuelve a reforzar este invierno su apuesta por Málaga...

–Efectivamente. Para invierno tenemos 78 rutas, dos de ellas son novedad en temporada baja aunque las estrenamos este pasado verano y han funcionado muy bien. Se trata de Bucarest, que operaremos con tres frecuencias semanales y la de Poznan, con dos vuelos a la semana. Estamos viendo una tendencia importante al alza en Polonia, que sí que ha crecido muchísimo con España. Una situación parecida a la que constatamos en Bucarest.

–¿Qué oferta de asientos lanza este invierno Ryanair en Málaga?

–Esta nueva temporada ponemos en el mercado 2,6 millones de plazas, pero en el total de este año fiscal, que va del 1 de abril de 2024 al 31 de marzo de 2025, esperamos mover 8,6 millones de viajeros en el aeropuerto de Málaga, lo que supone un 17% más que el año fiscal anterior. No paramos de crecer, lo que entra dentro de ese aumento orgánico de la compañía a nivel global, a pesar de que con la subida de las tasas de AENA sea muy complicado el crecimiento, que aún se produce en los aeropuertos grandes de la compañía.

–¿Qué supone el aeropuerto de Málaga dentro de la red en la que opera Ryanair?

–Está en el 'top 5'. Lidera Madrid, seguida de Barcelona, Mallorca y Alicante, un pelín por delante de Málaga. El gran éxito de la Costa del Sol es que en invierno seguimos teniendo una operativa muy grande. Es un destino que no se basa sólo en la campaña de verano, sino que en invierno tenemos doce aviones, setenta y ocho rutas.

–Es decir que en invierno mantienen la misma cuota de mercado que en verano...

–Exacto. Mantenemos el 31% de la cuota de mercado del aeropuerto malagueño. Por eso forma parte de los grandes aeropuertos de España, que es el segundo mercado para la compañía tras Italia.

–¿Le veo preocupada por la subida de las tasas aeroportuarias?

–Bueno, porque el año pasado Aena fijó una subida del 4,1% para el año 2024, que ya se ha aplicado. Y ahora ha pedido subir un 0,5% para 2025, sabiendo que se habían comprometido a congelar las tasas hasta 2026. Cosa que no ha pasado. Y las compañías aéreas tienen unas inversiones muy grandes a largo plazo y al final la mitad del precio del billete se lo lleva que queroseno y los impuestos. Hay que tener una cierta certeza de cuáles van a ser esos gastos, para poder tener una programación a largo y a medio plazo en las regiones y poder seguir invirtiendo.

-En Alemania ya han adoptado medidas por la presión fiscal. ¿Eso puede afectar a la conectividad entre Málaga y Alemania?

–Sí, claro. Ryanair tiene que operar en regiones y en países que sean comercialmente interesante para nosotros. Si se aumentan las tasas en una región, pues no podemos volar. Nos basamos en unos billetes que tienen una tarifa media de 48 euros. Y por eso hemos dejado de volar en Dortmund, con vuelos antes directos a Málaga, Dresde y Leipzig y hemos reducido a la mitad la operativa en Hamburgo, donde también volamos desde la Costa del Sol. Ryanair, con los precios que maneja, es muy sensible al aumento de tasas o de costes.

–¿Y puede frenarse la inversión?

–Sí, claro que puede frenarse. Nosotros teníamos una propuesta para los próximos siete años de inversión en España, de poner más aviones, más bases y más rutas, algo que por ahora está en 'standby' debido al aumento de tasas en España.

–¿Cómo ha ido el verano?

–Hemos tenido un muy buen verano. Es verdad que en Málaga siempre estamos en un 96 o 97% de ocupación de los aviones. Por lo tanto, son unas temporadas que siempre funcionan muy bien, igual que en invierno. Es un destino muy estable durante todo el año.

–¿También es estable en cuanto a rutas?

–La verdad es que no hay diferencias enormes. En invierno tenemos 78 y en verano llegamos a ofrecer 89.

–¿Esto pasa en otros aeropuertos españoles o es una singularidad del aeropuerto de la Costa del Sol?

–Pues es una situación singular, que también pasa en Canarias. Igualmente esto forma parte de la estrategia de compañía, en la que nosotros no queremos poner el foco sólo en verano sino que buscamos que haya un flujo constante durante todo el año, que no esté toda la concentración en temporada alta.

–¿Qué previsiones tienen para 2025?

–Empezamos bien y con fuerza la campaña de invierno, que esperamos que continúe con la intensidad que no ha cesado, pero sí que es verdad que nosotros teníamos unas expectativas de campaña para el próximo año de seguir aumentando pasajeros en general, digamos, en toda la red. Y los problemas en las entregas de Boeing, que van con retraso, repercutirá. Teníamos pensado recibir unos treinta aviones y nos llegarán entre diez y quince a partir de marzo del año que viene, lo que afectará cara al verano. A ver, lo que sucede es que el crecimiento que estábamos pensando será más pequeño.

–¿Cómo puede afectar eso a la programación de Málaga?

–Bueno, al final, lo que pasa es que teníamos pensado llegar a los 198 millones de pasajeros en la red de Ryanair en este año fiscal con el objetivo de alcanzar en 2035 a 300 millones de viajeros. Ahora habrá que rebajar las expectativas para 2025. Si estábamos en 215 millones pues habrá que pensar en que serán menos. Está claro que no podemos poner tantos aviones como esperábamos. Veremos en qué regiones los vamos a colocar en función de donde sean más interesante comercialmente. Esto impacta en todos los aeropuertos de la red y, con ello, a Málaga también.

–¿Qué nuevas tendencias están viendo en los viajes?

–Los países del Este, Praga, Polonia, Bucarest, Budapest están funcionando muy bien, pero también Marruecos, que es una región que crece mucho y que este verano empezamos a operar con vuelos domésticos en este país, lo que fue todo un hito. Vamos abrir nuevas bases en este mercado del norte de África, donde ya contamos con cuatro. Aquí estamos en un momento de crecimiento muy grande y, además, es una región que también en la época de invierno tiene mucha demanda.

–¿Cree que la subida de los precios está frenando la demanda?

–Por ahora la demanda está estable. Somos moderadamente optimistas.