Fitur le planta cara al coronavirus en su edición más simbólica

Pocos daban crédito a que se celebraría Fitur 21 cuando en enero, su fecha tradicional, se anunció que se trasladaba a mayo. Pero así ha sido y este miércoles abrió sus puertas en Ifema Madrid. Es la única feria turística del mundo que no se ha visto obligada a suspender edición alguna por la Covid, y es que el año pasado se celebró en fecha y hora, un mes y poco antes de que llegara el maldito bicho chino que nos ha cambiado la vida, y en la edición de 2021, contra viento y marea, aunque más de forma testimonial que otra cosa, también lo ha conseguido, pese a retrasar en poco más de tres mesas su cita con el sector.

«Es un chute de optimismo para el sector turístico, pero también para todos los demás», explicaba el alcalde de Vélez Málaga, Antonio Moreno Ferrer, presente en la jornada inaugural. «Nos hacía falta», sentenció Francisco Salado, presidente de Turismo Costa del Sol y de la Diputación y alcalde de Rincón. Sin duda es así, como también incidía Manuel Villafaína, presidente de la Agrupación de Empresarios de Playa de la Costa del Sol. Para ello se ha tenido que hacer una apuesta valiente y arriesgada, porque la presencia del coronavirus sigue siendo una triste realidad. Por este motivo, las medidas para acceder a Ifema son máximas, con certificado de no padecer la enfermedad incluido y validez sólo desde 24 horas antes de la inauguración y con no más de 72. Igualmente, todos los expositores cuentan con mamparas, no hay ni un solo folleto, ni una sola publicación, ni un solo papel, y los souvenirs y recuerdos han sido sustituidos por tarros de gel hidroalcohólico, con ausencia de puntos de degustación gastronómica, amén de entradas y salidas estrictamente señalizadas, en un orden nada latino, pero necesario, lo que no quita para que se hayan producido pequeñas aglomeraciones en puntos muy concretos, como en los aledaños del expositor Costa del Sol en el Pabellón 5, el destinado a Andalucía.

Y eso que durante todo el día la afluencia de público en Fitur fue muy escasa, para nada comparable con cualquiera de las ediciones pasadas. Llegar a Ifema en coche el día de la apertura de la Feria Internacional de Turismo de Madrid era un calvario, y sin embargo apenas si hubo coches, ni muchedumbres para entrar como en años pretéritos. «Se trata de alzar la voz, decir que estamos aquí», explicaba el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quien una vez más fue el primero de toda la feria (por la hora) en celebrar una conferencia de prensa. «Porque tenemos que alzar la voz para que se nos escuche por encima de la mascarilla», dijo en clara metáfora a lo que se vive en el palacio ferial matritense.

El Rey, don Felipe VI, y su esposa, Doña Letizia, no faltaron a la cita inaugural, aunque apenas sí recorrieron expositores, que son también muchísimos menos que en ediciones anteriores. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, acompañado en todo momento por el vicepresidente y responsable de Turismo del Gobierno autonómico, Juan Marín, fue quien a las 11,15 horas en punto daba por inaugurado el pabellón 5, donde lo digital prima sobre todas las cosas, y donde una vez más se ha optado por el absurdo y salomónico reparto de espacios por sorteo: conclusión, una vez más la Costa del Sol y Málaga fueron las peor paradas, ya que su espacio da a un pasillo lateral, en vez de al pasillo central, como su potencialidad como destino y marca turística exigiría.

Esta medida, puesta en marcha por Turismo Andaluz en tiempos del PA, mantenida por el PSOE y ahora continuada por Cs al frente del estamento turístico regional es tan injusta como ilógica, y siempre se acude al ejemplo del aceite y Jaén: nadie entendería que no tuviese el mejor espacio en una feria oleícola. Pues eso. Y aunque no lo exteriorizan públicamente, los responsables turísticos de la Costa del Sol están más que molestos por el lugar que les ha maltocado en suerte en Fitur, por pequeñita que sea la edición de la feria de este año, por poco negocio que se haga o por poca gente que asista... Después, el pabellón 5 ha perdido cierta frescura al desaparecer la especie de plaza central de la edición de 2020, lo que ha conllevado que tenga menos espacios abiertos, con un compartamentismo excesivo y demasiado 'cuadriculado', hasta el punto de que hay expositores que se asemejan por las mamparas a un punto de venta de billetes de tren.

Pero son detalles, no baladíes, pero detalles al fin y al cabo. El sorteo del espacio para las provincias en el pabellón andaluz debe desaparecer en las ferias de turismo, y lo suyo sería aplicar la lógica, y ésta dice que en una feria turística, dentro de Andalucía, la Costa del Sol y Málaga son de verdad la 'joya de la corona' y como tal deben ser tratadas.

El presidente Moreno Bonilla visitó todas y cada una de las provincias. Aunque sin las aglomeraciones de ediciones pasadas (ya hemos comentado que la afluencia de público a la feria fue bastante escasa), el presidente andaluz fue requerido para cientos de selfies y fotos, a lo que accedió con su habitual amabilidad. Normal, cada empresa, cada empresario, cada representante político quiere una foto con el presidente. En la Costa del Sol fue donde hubo mayor cantidad de gente, algo que se extendió a lo largo de toda la jornada, en clara contraposición con los expositores de otras provincias que hubo muchos momentos que estuvieron casi vacíos. Lo dicho anteriormente: las decisiones salomónicas no siempre son justas, ni mucho menos.

«Por muy poca gente que haya, por muy pocos estands, esto es un soplo de aire fresco, una señal de que vamos a ir recuperando la normalidad», coincidían Víctor Navas y Josele González, alcaldes de Benalmádena y Mijas, respectivamente, también presentes en la edición más ambiciosa y a la vez más humilde y complicada de la historia de Fitur, la primera feria que aha desafiado al Covid, que ha cebado y mucho con el sector.