La falta de reservas de grupos ensombrece el panorama del otoño turístico en la Costa

El turismo de reuniones, un segmento que incluye congresos, convenciones, presentaciones y viajes de incentivos y que bien podría llamarse turismo empresarial, tuvo en 2019 un año explosivo en Marbella. Audi en enero y Mercedes Benz en noviembre y diciembre eligieron a la Milla de Oro como escenario para la presentación internacional de sus nuevos modelos; Traveller Made, la mayor asociación de operadores de turismo de lujo, también celebró en Marbella, en marzo, su congreso anual y tenía previsto hacer lo mismo este año, con pernoctaciones ya contratadas en prácticamente todos los hoteles de cinco estrellas de la ciudad. Otros eventos celebrados con más discreción pero igualmente rentables para los hoteles se celebraron a lo largo de 2019 y abrieron una perspectiva promisoria para el futuro cercano. La más resonante fue la de una multinacional tecnológica alemana especializada en software para empresas que en la antesala del verano trajo como conferenciante al expresidente norteamericano Barack Obama y pagó una factura millonaria en el hotel Puente Romano.

Este año, las previsiones del turismo de empresas en Marbella eran incluso superiores a las del ejercicio anterior. Traveller Made tenía previsto repetir en la ciudad y varios eventos públicos y privados salpicaban de reservas las previsiones de los hoteles para el otoño y el invierno, los meses en los que el turismo vacacional mengua hasta convertirse en un fenómeno prácticamente marginal.

La pandemia de coronavirus ha barrido con esas expectativas. Las cancelaciones y, en el mejor de los casos, aplazamientos, han reducido a cero la actividad prevista para este otoño. No hay reservas de grupos y cuando los últimos turistas de verano vuelvan a sus lugares de origen los hoteles volverán a estar vacíos. Algunos se plantean volver a cerrar, pero no por precaución sanitaria, sino por falta de actividad.

El presidente de Aehcos, Luis Callejón, advierte sobre esa posibilidad porque, reconoce, el panorama de los grupos para el otoño, a partir de octubre, es cero. «Seguimos siendo un destino estacional», lamenta.

El director general de Puente Romano, Alberto Muñoz, recuerda que 2019 fue un año sobresaliente en el segmento de grupos, no solamente por los eventos que alcanzaron más repercusión pública, sino por otras actividades privadas de empresas que dejaron en los hoteles facturaciones millonarias. Este ejercicio, asegura, iba a ser todavía mejor a tenor de las reservas que ya se habían realizado tanto para la primavera como para el otoño y el invierno, pero la pandemia de la Covid-19 ha cambiado radicalmente el panorama. Muchas de las reservas que había para la pasada primavera se pasaron para el otoño, pero ahora han vuelto a aplazarse, algunas para el año que viene y otras hasta nuevo aviso. «De esta manera no va a estar justificado tener el hotel abierto», señala.

A diferencia del segmento vacacional, el de grupos en los hoteles de alta gama de Marbella es más variado en cuanto a mercados de procedencia, con cierto peso de los clientes asiáticos y norteamericanos, además del europeo. Esos mercados están ahora mismo totalmente paralizados, al igual que el ruso y el de Medio Oriente.

El director de Los Monteros, Fernando Al-Fark, también destaca el aluvión de aplazamientos y cancelaciones que ha habido con los eventos programados, muchos para el año próximo e incluso algunos para 2022.

El golpe a las finanzas de las empresas hoteleras es durísimo. Los grupos suelen contratar con políticas de cancelaciones mucho más restrictivas que los turistas vacacionales. Al reservar volúmenes importantes de habitaciones lo más usual es que vayan realizando pagos por adelantado, de modo que en el momento de celebrarse la reunión, la mayor parte del dinero ya está cobrado. Los hoteles están dejando de percibir ahora unos ingresos que serían esenciales para su supervivencia en los meses más duros.

La directora del Gran Meliá Don Pepe, Rocío Galán, advierte no obstante que lo que caracteriza a la situación actual es la incertidumbre. «Existe muy poca visibilidad sobre lo que puede pasar, el corto plazo es hoy y el largo plazo, pasado mañana», señala.

En su opinión, es muy probable que hasta octubre sigan llegando turistas individuales y que la falta de grupos se pueda comenzar a sufrir a partir de entonces.