En el Centro de Interpretación del Turismo de Torremolinos se exhibe una singular exposición a la que da la bienvenida la Montesa Impala de la película El Puente, protagonizada por Alfredo Landa en 1960. En esa misma sala, junto al cartel promocional del primer vuelo ... que unía la Costa del Sol con los Países Nórdicos, un maniquí viste el uniforme de las azafatas de dicha conexión, que operaba Kar-Air y que unía, allá por los años 50 del siglo pasado, Helsinki, Gotemburgo, Luxemburgo, Barcelona y Málaga. Un trayecto de ocho horas que tuvo gran éxito y al que contribuyó la película en súper 8, que también se muestra, realizada por la compañía aérea para ganar pasajeros con ganas de descubrir el paraíso malagueño. Se trata del primer vídeo promocional del destino. La gorra del piloto de ese primer vuelo también forma parte de esta original muestra de 1.500 objetos recopilados por reconocidos profesionales de esta industria de la Costa del Sol que hace dos años comenzaron a dar forma al sueño de conseguir que Málaga sea la sede del Museo Nacional del Turismo.
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El primer paso es ya una realidad que atrae a visitantes y que sorprende a los propios residentes. Se trata de una colección única que ha sido impulsada y organizada por la Asociación de Amigos del Museo del Turismo, que preside Luis Utrilla y que reúne a profesionales de esta industria que se han marcado como objetivo conseguir tener en la Costa del Sol, con independencia de del municipio que sea, el centro de referencia de España del conocimiento de todo lo que el turismo ha supuesto y, no tanto, desde la perspectiva del impacto económico sino también desde el punto de vista de cómo la llegada de viajeros cambió la forma de ser y de ver el mundo de los malagueños, en una época en la que la provincia vivía de la agricultura y la industria y en la que era toda una novedad convivir con viajeros con diferente religión, costumbres y formas de vida. «Creemos que ha llegado el momento, después de 50 años, de estudiar esta industria como un fenómeno social y vertebrador de Málaga. Creemos que un museo, vivo y adaptado a los nuevos tiempos, es el mejor envoltorio para difundir todo este conocimiento», afirma Luis Utrilla, que junto a Gema Garrido, vicepresidenta de la asociación, y otros miembros de esta directiva, muestran el que consideran el germen del reto de que Málaga acoja al Museo Nacional del Turismo. Un objetivo que esperan lograr en un plazo de unos cuatro años y para el que, tras poner en marcha esta primera muestra, instan a las distintas administraciones, a las instituciones, entre ellas a la Universidad de Málaga que cuenta además con una Facultad de Turismo, y a las organizaciones principales de esta industria a sumar esfuerzos para construir un proyecto sólido con el que la provincia sea el centro neurálgico del conocimiento y la historia del turismo de España, como destino pionero y como líder y referencia a nivel nacional e internacional.
Utrilla recuerda que el objetivo marcado no es ninguna utopía y que ya hay media docena de museos nacionales fuera de la capital de España. Entre ellos menciona el Museo Naval, ubicado en Cartagena; el de Arte Romano, en Mérida; el del Romanticismo, en Valladolid; el de Cerámica, en Valencia; y el de Ciencia y Tecnología, en La Coruña. «Aquí hay historia y argumentos para lograr el del Turismo, que sería además un centro con programas educativos y unidades didácticas para divulgar todo lo que esta industria representó en sus orígenes y todo lo que ha supuesto. Fue una revolución», afirma, para detallar que «hay que construir poco a poco ese formato de museo conceptual y centro de referencia del conocimiento del turismo».
Entusiasmo e ilusión
Luis Utrilla insta a administraciones y a organizaciones empresariales a que sumen para lograr este proyecto nacional. «Es importante que dónde esté el museo sea donde haya más vocación. Esta industria ha dado mucho a la sociedad malagueña», recuerda Garrido, para reconocer el trabajo de los profesionales con una trayectoria indiscutible que forman parte de la Asociación Amigos del Museo del Turismo. «La iniciativa nace desde el ámbito profesional, el entusiasmo y la ilusión por esta industria y exige mucha generosidad por todas las partes. Ahora es el momento de dar un paso más y sumar la fuerza de las instituciones», recalca, mientras explica el contenido de un álbum de fotos de turistas en la Costa del Sol en 1954 en el Castillo Inglés. Para seguidamente, Utrilla llamar la atención sobre el primer banderín de Málaga de 1960. «Estos banderines en aquella época eran el recurso publicitario más importante», detalla, señalando rápidamente a un buzón de Correos de 1960 desde el que los turistas enviaban postales del destino a amigos y familiares. Algunas de ellas también forman parte de esta colección, en la que, entre las joyas de la exposición, se encuentra la primera guía turística de Málaga, que data de 1898. En las paredes se leen fragmentos de publicaciones, destacando la del libro Hijos de Torremolinos, de James Michener (1971), libro más vendido en aquellos años en EE UU y en el que define este municipio como «una playa interminable. Montañas que la protegen del viento. No es una ciudad. No es un pueblo. Es algo que nunca se había visto en el mundo. Te diré lo que es: un refugio en el que se puede huir de la locura del mundo. Aunque resulta que es un refugio totalmente loco». La nueva aspiración de estos profesionales es que la Costa del Sol tenga ese Museo del Turismo nunca visto.
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