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A días de celebrar dos años al frente del aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, Pedro Bendala ya ha vivido lo mejor de los cien años de historia de esta infraestructura y lo peor: «la pandemia nos ha hecho pasar de ser un aeropuerto ... de casi 20 millones de pasajeros a uno de cinco millones», señala. En su despacho, con una gran cristalera con vistas a las pistas y desde la que se constata que es más intensa la llegada y salida de aviones, aún se emociona recordando el momento que más le afectó en esos primeros meses de Covid-19 y que fija en la jornada en la que cerraron la T3 y tomaron conciencia de la magnitud de la crisis que se venía encima. De la pandemia se queda con las lecciones aprendidas y con el convencimiento de que «somos más fuertes de lo que pensábamos». Sobre el futuro más inmediato prevé estar este verano entre el 60 y el 70% de la actividad y llegar a diciembre con un 75%. Para volver a los datos de 2019, confía en la predicción de Eurocontrol de que habrá que esperar a 2023-2024.
–¿En qué situación se encuentra el aeropuerto a las puertas de la temporada alta?
–Estamos intentando recuperar lo que fuimos. Éramos un aeropuerto de casi 20 millones de pasajeros y pasamos a ser uno de cinco millones, pero nuestro potencial es el mismo, o incluso, más. Estamos esperando a que la demanda nos lo exija para tener nuestra capacidad a disposición de las compañías aéreas, de los pasajeros y del destino. Nosotros estamos aquí para que la economía malagueña se desarrolle, crezca y seamos un eslabón más de esta cadena de valor.
–¿Esa recuperación está llegando según lo previsto?
–La recuperación está siguiendo el calendario previsto de que a finales de junio estuviéramos en unos niveles de tráfico razonables. Este fin de semana hemos tenido casi 250 movimientos de aviones, que viene a ser la mitad de lo que es para nosotros un junio normal. En pasajeros el volumen es más bajo porque el factor de ocupación es menor por las restricciones entre fronteras y, sobre todo, por las que mantiene el Reino Unido.
–¿Qué previsiones barajan para esta temporada alta?
–Para este verano tendremos por encima de 300 movimientos de aviones diarios desde la primera semana de julio, lo que supone el 60% de un día tipo de este mes. En agosto esperamos que la confianza siga y podamos subir un poquito más. Los indicadores de 2019 no los veremos este año ni en los días punta ni en el tráfico anual.
–¿Para cuándo la vuelta a los registros de 2019?
–Con la incertidumbre actual cuanto más lejos miras las probabilidades de errar son mayores. Aquí seguimos las indicaciones de Eurocontrol, que contempla varios escenarios y que hablaba de una recuperación del 100% del tráfico de 2019 para el año 2024-2025, pero en una revisión que han hecho este mes adelantan un año esta previsión. Así que en el año 2023-2024 podríamos estar recuperando a nivel europeo. Estas previsiones se hacen sobre países. En Málaga somos optimistas porque notamos que los tráficos turísticos se recuperan antes y con más fuerza. El 85% de nuestros vuelos son de Europa y se están recuperando de forma notable. Así entre julio y septiembre el aeropuerto operará entre el 60 y el 70% del tráfico de 2019 y en el mes de diciembre podemos llegar al 75%.
–Recuperar la conectividad es clave para el turismo...
–Vamos a recuperar casi toda la conectividad, no en frecuencias pero sí en destinos. Concretamente, en Europa vamos a recuperar cien destinos. Además, la de medio y largo alcance la estamos recuperando poco a poco, como son las operaciones de Turkish Airlines, Gulf Air, Qatar Airways, Etihad Airlines o Aeroflot que vuelven este verano. Puede que alguna más, que la anunciaré próximamente. Todas estas compañías nos dan una gran conectividad con Asia y con el Golfo Pérsico.
–Una pista sobre el nuevo anuncio que comenta. ¿Hacia qué continente miramos?
–Puede que alguna aerolínea del Golfo esté mirando volar a Málaga. Son unos turistas muy importantes para la Costa y además estas rutas favorecen la conectividad con China o India.
–¿Cómo está afectando que Reino Unido siga considerando a España un destino no seguro?
–Reino Unido es un mercado fundamental para el aeropuerto, para la Costa del Sol y para España. Aquí suponen un 30% de los pasajeros y ahora no es así. Pese a ello tenemos una media semanal entre 170 y 180 vuelos, aunque con un factor de ocupación bajo por las restricciones. Sin embargo es un indicador de que las compañías aéreas están convencidas de que hay que estar ahí. Confiamos en que pronto se levanten y vuelvan porque la relación entre el británico y la Costa del Sol es emocional.
–¿Con qué dato se daría por satisfecho después del impacto de la pandemia?
–Más que con un dato, lo que más me satisface es que no hemos tenido ningún caso grave en el aeropuerto de Covid. Para nosotros es lo más importante tanto por la parte humana como por el hecho de que es en lo que más hemos trabajado y nos hemos esforzado. Creo que es en lo que más éxito hemos tenido en este año de desastre.
–El virus ha puesto a prueba al aeropuerto, desde aquella operación salida masiva de turistas a la recuperación actual. ¿Qué han aprendido de todo ello?
–Hemos aprendido que somos más fuertes de lo que pensábamos, tanto el aeropuerto como el sector turístico y la sociedad en general, que sigue dando respuesta a las necesidades. Estas instalaciones nunca se cerraron, pero la empresa ha sufrido económicamente mucho. Sin embargo, un año y medio después aquí estamos todos con nuestras capacidades. La esperanza es que todo el sector turístico de la Costa pueda recuperarse. Ha habido un gran aprendizaje y lo importante, más allá del balance de costes e ingresos, es cómo mantener el servicio con calidad y seguridad, que es lo que nos garantiza la sostenibilidad en el futuro.
–¿Cuál ha sido el peor momento desde el inicio de la crisis?
–El peor es una experiencia personal triste. Fue el día que vinimos por la noche a cerrar la T3 y los diques de embarque D y B. Estaba toda la terminal vacía y apagamos las luces. En la T2 sólo había unas personas que intentaban volver a sus casas con desesperación y con alguna sensación de abandono. Esa imagen fue muy triste porque estaba dando idea de la magnitud de lo que estaba sucediendo. Los acompañamos y cada uno pudo volver a casa, pero aquella noche se saltaban las lágrimas. Todos teníamos miedo, por eso lo mejor es que seguimos aquí y que no nos han derrotado.
–¿Qué ha cambiado en el turista?
–Ha aprendido que viajar y cruzar fronteras tiene una cierta dificultad de la que nos habíamos olvidado. La tecnología nos llevará a esta libertad para viajar. Creo que el Certificado Europeo será clave.
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