Los animales de Holiday Salvador Salas

El coste inasumible de los hoteles cerrados

La parálisis del turismo no sólo provoca una situación de ingresos cero en el sector, también obliga a unos gastos de mantenimiento que prácticamente ninguna empresa puede afrontar

Héctor Barbotta

Marbella

Viernes, 1 de mayo 2020, 01:33

El de la máquina de cortar el césped es el único sonido que se escucha en estos días en el Marbella Club, uno de los ... hoteles míticos de la Costa del Sol al que un despistado podría confundir con un típico pueblo blanco andaluz. El establecimiento cerró el pasado 21 de marzo por primera vez en sus 66 años de historia y los trabajos de mantenimiento, de los que los jardineros son apenas la avanzadilla más visible, impiden que el hotel con apariencia de pueblo adquiera el aspecto de un pueblo fantasma.

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El cierre de los hoteles de la Costa del Sol los puso en un escenario inédito en su rica historia. La situación es crítica; el desafío, mayúsculo y aún es pronto para saber cuándo se podrá superar. Aunque el reciente anuncio del Gobierno ha puesto fechas para retomar parcialmente la actividad, las condiciones impuestas y la incertidumbre en cuanto a los mercados turísticos de referencia dibujan un panorama de incertidumbre.

Abrir sin clientes no es un opción viable, pero tener los hoteles cerrados tampoco lo es. No sólo porque no hay empresa que puede sobrevivir a la falta de ingresos, sino porque los hoteles cerrados, aún sin actividad y con la mayor parte de las plantillas acogidas a expedientes de regulación de empleo, siguen provocando gastos.

«Esto es como cuando uno se va de vacaciones y cierra la casa sin tomar ninguna precaución, cuando vuelve se puede encontrar con que la lavadora o la nevera no funcionan», explica Alberto Muñoz, director general de Puente Romano. Ventilar las habitaciones periódicamente, mantener en funcionamiento la maquinaria y las calderas, conservar el agua de las piscinas o mantener los jardines son sólo algunas de las tareas. El coste varía según la tipología de cada hotel.

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Una planta hotelera tan variada como la que presenta la Costa del Sol ofrece un diversidad casi infinita de situaciones. La más sencilla, a simple vista, es la de los hoteles urbanos con edificios de una sola entrada. Sin embargo, el director del AC Málaga Palacio, Jorge González, explica que no es tan fácil como parece. No sólo por cuestiones prácticas, sino también legales, hay que tener especial cuidado en la seguridad y en el suministro energético. Algunas maquinarias, como los ascensores, requieren para su mantenimiento que continúen funcionando.

¿Cuánto supone esta factura? Depende de las características del hotel, pero la cuenta siempre debe incluir los costes laborales, ya que hay sectores que continúan activos, como la administración, el marketing o las reservas, además del mantenimiento; los suministros, que además tienen siempre unos costes mínimos; los contratos con empresas de servicios externos, que pueden incluir las revisiones que exigen los seguros, la vigilancia, el mantenimiento de datos y de los circuitos cerrados de televisión; los motores de reserva y páginas web, también activos, o el cuidado de las piscinas y spa, ya que la norma no permite tirar el agua y posteriormente volver a llenarlas, lo que por otra parte supondría un coste aún mayor.

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Ventilar las habitaciones, hacer circular el agua para que no se resientan las tuberías o conservar los jardines son tareas que deben realizarse periódicamente y en muchos casos, todos los días.

Para un hotel de poco más de un centenar de habitaciones la factura no baja en ningún caso de los 60.000 euros mensuales, cantidad a la que se deben sumar los intereses financieros, los impuestos sobre resultados, las amortizaciones o los tributos locales como el IBI o el IAE.

Los gastos de personal, que suponen un 30 por ciento del total, podrían incrementarse sustancialmente si el Gobierno no prorroga los extras de fuerza mayor para el sector hotelero, que en principio terminan el 9 de mayo, según recuerda el director general de Fuerte Hoteles, José Luque. La patronal y los sindicatos han reclamado que se prorroguen seis meses más.

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Para hoteles como Puente Romano o Marbella Club, con su tipología de pueblo andaluz, la factura sube sensiblemente y puede alcanzar sólo en gastos operativos a los 100.000 euros mensuales, y en complejos como el Holiday World, en Benalmádena, con un millar de habitaciones, 25 piscinas, 40 jacuzzis y un lago con una lámina de agua de 500 metros, la factura se dispara todavía más. Uno de los hoteles de este complejo es la vez un núcleo zoológico con 400 ejemplares entre tortugas, agapornis y cois orientales. Su cuidado y alimentación no entiende de cierres,

La consejera delegada de este complejo, Marifrancis Peñarroya, recuerda que existe además un coste añadido, que es el que supone la propia apertura. Hay hoteles de la Costa del Sol que cierran en los meses de menos actividad, entre noviembre y enero, y el decreto del estado de alarma los sorprendió en pleno proceso de apertura. Sumar dos aperturas y dos cierres en el mismo ejercicio dispara la factura.

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A todo ello se suma una situación de duda permanente. Al no saber cuándo volverá la actividad, lo que no depende tanto de las fechas marcadas en el calendario de la desescalada como de la situación en los mercados emisores y del fin de confinamiento del tráfico aéreo, los hoteles están obligados a mantener sus instalaciones en un estado que les permita reabrir en un plazo de 48 horas después del aviso. Y esa incertidumbre también dispara los costes.

Trabajos de mantenimiento en el Marbella Club Josele

La pandemia llegó en el peor momento posible

Ninguna oportunidad es buena para dejar de facturar, pero el cierre obligado por la pandemia llegó a los hoteles de la Costa del Sol en el peor momento posible. El ciclo vital del sector hotelero en la provincia tiene su momento álgido entre julio y septiembre, los meses en los que toma aire para afrontar el resto del año.

Más de medio siglo de liderazgo ha enseñado a las empresas turísticas de la Costa del Sol que la renovación permanente de la oferta es una estrategia que no se puede abandonar. Las inversiones, con ahorros o contrayendo deuda, se hacen antes de Semana Santa. Dar por sentado que los hoteles cuentan con un pulmón financiero para aguantar esta situación es desconocer la realidad de la Costa del Sol. «La mayor parte de las empresas hoteleras llegan a marzo con la lengua afuera», explica con lenguaje gráfico el director de Los Monteros, Fernando Al-Fark.

El cierre de los hoteles, y con él del grifo de recursos, llegó por ello en el peor momento. ¿Cuánto tiempo se puede aguantar en esta situación? Ni un solo día. O dicho de otra manera, el tiempo que las instituciones públicas y las entidades financieras lo permitan. «Si los bancos aprietan ahora no podrán cobrar lo que debemos, porque ya no estaremos», advierte un directivo.

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