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Pilar Martínez
Málaga
Domingo, 8 de octubre 2017, 00:51
Fuertes turbulencias están poniendo en jaque al sector de las aerolíneas de bajo coste y no solo están afectando a miles de pasajeros sino que han abierto en la provincia un nuevo frente que preocupa al sector. Solo las tres últimas quiebras de aerolíneas, la de Monarch, Air Berlin y Alitalia, siembran la incertidumbre sobre más de un millón de pasajeros que mueven en el aeropuerto de Málaga, según los datos de la web de Aena. Las cancelaciones masivas de Ryanair, que han afectado a más de 700.000 pasajeros en Europa, y la bancarrota de la histórica Monarch Airlines, la tercera que se produce en meses, son señales claras de que estas compañías de ‘low cost’, que dominan los cielos y que en el aeropuerto de Málaga mueven al 70% de los pasajeros de esta infraestructura, se han convertido en torres de cristal.
Los expertos apuntan a que el modelo de bajo coste está cada vez más expuesto, porque compiten con una estructura empresarial de costes bajos para dominar a base de precios. Ello conlleva que, a modo de efecto dominó, se ven obligadas a reaccionar continuamente ante el mínimo movimiento de los mercados o de la propia competencia, a la que ya se han sumado las compañías tradicionales, que siguiendo el modelo del ‘low cost’ están levantando cabeza, e incluso, ganando viajeros en la Costa del Sol a mayor ritmo que las clásicas de bajo coste. La pregunta que inquieta es: ¿Hasta cuándo podrán resistir?. La cuestión es de calado porque en Málaga las compañías con mayor volumen de tráfico son de vuelos baratos. Es más, en el ‘Top 10’ se incluían dos de las que han quebrado en los últimos meses: Monarch y Air Berlin.
La fuga de pilotos de Ryanair, que la compañía no reconoce, aunque admite problemas de ajuste en las vacaciones de los pilotos como causa de la cancelación a mediados de septiembre de 50 vuelos al día en su red europea y una semana después de otros 18.000 en la temporada baja, desataron las alertas en el sector turístico de la Costa y eso que el aeropuerto malagueño no se ha visto afectado por estas medidas.
Personas con discapacidad. Las personas con movilidad reducida están protegidas ante la discriminación durante la reserva, según la UE. También tienen derecho a recibir asistencia en los aeropuertos, tanto en la salida, llegada y tránsito, y a bordo de los aviones. Para facilitar la asistencia se recomienda notificar con antelación las necesidades que correspondan.
Denegación de embarque. Por ‘overbooking’ el pasajero al que le impidan el embarque tiene derecho a una compensación de entre 125 y 600 euros, dependiendo de la distancia del vuelo y de los retrasos ocurridos.
Cancelación. El pasajero tiene el mismo derecho a una compensación idéntica a cuando se le deniega el embarque, salvo que haya sido informado de la anulación del vuelo al menos catorce días antes de la salida programada. La aerolínea debe ofrecer entre el reembolso del billete o la modificación de trayecto.
Grandes retrasos. La compañía ofrecerá asistencia al pasajero -llamadas de teléfono, refrigerios, comida, alojamiento y transporte al mismo- y compensación de entre 250 y 600 euros si el retraso va de dos horas o más para vuelos de hasta 1.500 kilómetros, hasta cuatro horas para fuera de UE.
Equipaje. Si su equipaje se extravía, se daña o retrasa, puede tener derecho a una compensación limitada a unos 1.220 euros. Por las maletas dañadas, el pasajero debe poner una reclamación a la compañía aérea en el plazo de siete días después de recibir el equipaje. Por la recepción retrasada de la maleta, este plazo máximo es de 21 días.
Transparencia en los precios. El precio final a pagar debería estar indicado en todo momento y debe incluir las tarifas aéreas y las tasas aplicables, así como los cargos, subcargos y tarifas inevitables y predecibles en el momento de la publicación. También debe mostrar el desglose de la factura, los impuestos o las tasas del aeropuerto. Los suplementos del precio opcionales deben ser comunicados de forma clara
Ryanair es con mucha diferencia líder en el aeropuerto de Málaga, una situación que consolida desde hace tiempo. En esta infraestructura, en la que operan en la actualidad 61 compañías, movió el pasado año 3,8 millones de pasajeros. En lo que va de ejercicio roza ya los tres millones y marca distancias respecto a la segunda que es Easyjet, con un tráfico de 1,4 millones de viajeros en lo que va de año, y 1,8 millones durante 2016. Las últimas estadísticas apuntan a que las cancelaciones no le han pasado factura a Ryaniar en cuanto a la demanda, dado que ha cerrado septiembre, con un 10% más de viajeros en su red europea. Pese a ello, esta compañía irlandesa ha enviado una carta a toda su plantilla de pilotos en la que ofrece un aumento de entre 5.000 euros y 10.000 euros anuales a partir del 1 de octubre a los pilotos con base en Dublín, Stansted, Berlín y Frankfurt, las cuatro más importantes de las 82 bases desde las que opera. La carta, firmada por el consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary, recuerda que la mejora salarial y de condiciones laborales para el resto de las bases está sujeta a negociaciones.
La preocupación entre hoteleros y agencias de viajes se agravó cuando esta semana Monarch Airlines, con casi 50 años de historia y con fuerte implicación en el destino en el que era la quinta aerolínea en tráfico de pasajeros, anunció de un día para otra su cese de la actividad por una quiebra que tuvo su origen en el impacto de los atentados de Túnez y de Egipto en las cuentas de la compañía, con un saldo cada vez más negativo. Miles de pasajeros se quedaron en tierra en la Costa, siendo reubicados por la Autoridad de Aviación Civil (CAA) británica en vuelos para llevar a cabo la que ha sido considerada mayor operación de repatriación en tiempos de paz.
En total, Monarch dejó a 110.000 clientes en tierra en todo el mundo y alrededor de 300.000 reservas canceladas. La cifra de afectados en Málaga es difícil de determinar, pero es importante dado que hay días que tenía programadas 16 operaciones, ocho de salida de la Costa, con destino a Luton, Manchester y Birmingham. En los ocho primeros meses del año, Monarch había movido en Málaga 418.017 pasajeros, frente a los 652.876 con que terminó 2016 y que le valieron para ser la quinta compañía más importante en la Costa. Eso sí, lejos del 1,1 millones de pasajeros de la que es la cuarta compañía en viajeros en Málaga, Norwegian Air Internacional, que se encuentra en un proceso de expansión sin precedentes al ser la primera en programar vuelos de larga distancia con bajos precios.
Unos meses antes, la situación económica y la falta de acuerdo con Etihad provocó la quiebra de Air Berlin, la décima compañía con más pasajeros en Málaga, hasta sumar 410.852 en 2016. En abril la situación económica de Alitalia, la aerolínea que durante 70 años fue la compañía de bandera italiana, estalló para marcar un punto de inflexión causado por un conjunto de desastrosas decisiones en un escenario en el que no pudo competir con la presión del bajo coste. Esta compañía movió en Málaga más de 90.000 viajeros.
Sumando la actividad de unas y otras hay más de un millón de asientos en el aire. Si bien la experiencia ha demostrado en ocasiones anteriores que eran absorbidos por otras aerolíneas, la duda es si en estos momentos, las otras compañías, con programaciones al límite de sus capacidades, a la vista está con los recientes acontecimientos de Ryanair, podrán abarcar tanta demanda. Esta es la principal preocupación de los hoteleros. Su presidente, Luis Callejón Suñé, advirtió que «ha surgido una incertidumbre que no existía y que inquieta mucho porque el avión es la manera que tiene el cliente para llegar a la Costa. Sobre el sector del transporte aéreo recae mucha responsabilidad para el destino, pero ha dado muestras de tener pies de barro. Estamos ante un nuevo escenario porque Ryanair parece que no da más de sí. Este invierno vamos a notar las consecuencias de un modelo ‘low cost’ que necesita un cambio».
En este sentido, Sergio García, presidente de las Agencias de Viajes de Andalucía, se mostraba contundente en su diagnóstico: «las aerolíneas son torres de cristal, que están dando muestras de su enorme fragilidad pese a su poder».
El sector advierte a las administraciones de la necesidad de poner el foco en el sector aéreo. Y es que al margen de estas circunstancias aún está por llegar el impacto derivado de la negociación del ‘Brexit’, que, sobre todo, puede afectar a la operativa de Easyjet, la que es la segunda aerolínea más importante en Málaga. Easyjet tiene su sede social en el Reino Unido, de ahí que sea la más afectada por la desconexión de la UE y su impacto en la libra. De hecho, la compañía ya trabaja en la creación de una filial con sede fuera del mercado británico.
Mientras tanto, para este invierno las compañías siguen mejorando su oferta de plazas para volar a la Costa del Sol. Desde Turismo Costa del Sol precisaron que estiman un aumento del 11% en el próximo semestre, con subidas en todos los mercados, salvo en Francia y Bélgica. Concretamente, Ryanair prevé ofrecer un 9,7% más de asientos para volar a Málaga. Sin embargo, las mayores subidas las llevarán a cabo Jet2.com, con un aumento del 62% de plazas, Thomson Airways, con un incremento del 22%, y las compañías de bandera British Airways y SAS, con aumentos del 19 y el 18%, respectivamente.
Estos incrementos en las operativas estaban programados con anterioridad a las quiebras mencionadas. En ellos ya se pone de manifiesto la vitalidad con la que han resurgido las compañías tradicionales, que según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) desplazaron a Málaga hasta el pasado mes de agosto 1,8 millones de pasajeros, un 14,4% más, frente a los 3,7 millones de viajeros que trajeron a la capital de la Costa del Sol las ‘low cost’ en este mismo periodo, creciendo un 13,9%. Este repunte colocó a Málaga como el segundo aeropuerto de España con más tráfico de bajo coste, solo precedido por el de Barcelona y superando al de Palma, al que le pasa factura la quiebra de Air Berlin que tenía en esta infraestructura su ‘hub’ en España. Si el sector está preocupado, los pasajeros que tenían billetes con estas compañías están indignados. Un grupo de una docena de jóvenes están un sin vivir ante la duda de si podrán finalmente viajar a Londres con los billetes que tenían para mediados de octubre con Monarch. «Si no nos llevan en los vuelos que está poniendo Aviación Civil todos los planes se van al traste», confesaban.
Son un ejemplo de los miles de afectados a los que la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (Aesa) insta a presentar reclamaciones para hacer cumplir a las aerolíneas con las obligaciones que tienen contraídas con los viajeros desde el momento en que estos formalizan su reserva. «Es importante que quienes se hayan visto afectados reclamen para que nosotros podamos actuar contra quienes no cumplen con los derechos de los viajeros», explicaron desde Aesa, que recordaron que en el caso de Monarch primero tienen que dirigirse a la compañía y después a la CAA para gestionar el reembolso del billete y las reclamaciones correspondientes.
Desde Facua, Lola García, declaró que desde hace un tiempo se ha constatado un aumento de quejas por cancelaciones o retrasos de vuelos. «Es importante que el Gobierno imponga sanciones ejemplarizantes para acabar con estas prácticas. A Ryanair le impuso una multa de 4,5 millones de euros por las cancelaciones masivas, es decir, a la compañía, con esta sanción, le ha costado 45 euros por billete suspendido, una cifra irrelevante», dijo.
Por su parte, la OCU ha lanzado una campaña en la que recuerda a los pasajeros que se han quedado con billetes reservados y sin vuelo previsto que deberán tener en cuenta los plazos de cancelación a la hora de reclamar una indemnización. Si ésta se realiza para un viaje programado para dentro de dos semanas o más, la compañía está únicamente obligada a reembolsar el importe; y si se notificase al consumidor con una antelación de entre 14 y 7 días, también deberá ofrecer una opción de transporte alternativo.
En el caso de que la aerolínea no cumpliese con estas obligaciones, el usuario podrá reclamar una compensación a la compañía, que será de 250 euros si la distancia recorrida por el vuelo es de hasta 1.500 kilómetros; de 400 euros si se trata de un viaje intra-comunitario de 1.500 kilómetros o de hasta 3.500 a nivel global; y de 600 euros en el caso de trayectos de más de 3.500 kilómetros. Recomendaciones que cobran fuerza cuando el ‘low cost’ vuela bajo.
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