El aeropuerto rozará este fin de semana los 1.900 vuelos, casi en niveles de 2019

Concretamente, explican que ayer las aerolíneas programaron para volar hacia o desde la Costa del Sol un total de 486 vuelos. Para hoy está previsto un vuelo más que ayer, y que el domingo, en el que termina esta segunda fase de paros de Easyjet, operarán 491 aviones. El lunes, con la huelga de Ryanair de nuevo activa, será el día con menos tráfico, aunque se alcanzarán las 434 operaciones. Del total de vuelos programados para este fin de semana en el que muchos acaban sus vacaciones y otras las inician, 1.530 son conexiones internacionales y 368 con aeropuertos españoles.

El trasiego es constante. Al fondo de la T3 del aeropuerto de Málaga se ubican los mostradores de facturación de la compañía de bajo coste irlandesa Ryanair. En las colas, los pasajeros comienzan a sentirse aliviados al comprobar que por fin la huelga de los tripulantes de cabina de esta compañía no ha impedido realizar el viaje de vacaciones esperado. Eso sí, mantienen la agonía sobre si correrán la misma suerte en la vuelta. Ayer, tanto Ryanair como Easyjet han mantenido todos los vuelos programados hacia y desde la Costa del Sol, a pesar de las huelgas de sus tripulantes de cabina, que en estas instalaciones sólo se han dejado sentir con retrasos en algunos de las operaciones programadas. Sin embargo, los pasajeros siguen viviendo las protestas, con sólo dos vuelos suspendidos en cuatro días de huelga, como una auténtica pesadilla que ha quemado parte de las ilusiones de sus primeras vacaciones sin restricciones, tras los dos años de pandemia.

En la cola del mostrador de facturación del vuelo de Ryanair a Berlín, Alberto y Carmen, junto a sus dos hijas, comienzan a relajarse al saber que en unas horas estarán en la capital alemana. «Llevamos semanas con los dedos cruzados, desde que comenzó la huelga. De esta nos hemos librado, pero seguimos en vilo para ver qué pasa en la vuelta. La duda ha ido minando las ganas de viajar. Lo teníamos todo en el aire y ello suponía perder el dinero del alojamiento, que nos reembolsaban hasta 48 horas. Pero si hoy hubieran suspendido el vuelo estaba todo perdido. Esto es un desastre», explica Alberto, mientras avanza en la cola viendo cada vez más cerca sus vacaciones soñadas.