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Dos turistas chinos se fotografían en un hotel de Málaga.
El turismo chino se sofistica

El turismo chino se sofistica

Los jóvenes marcan cambios en el país que más gasta en viajes

zígor aldama

Martes, 2 de mayo 2017, 00:35

Zhu Jin no pensó que podría viajar fuera de China hasta que logró un buen trabajo en una multinacional electrónica de Shanghái. «Antes incluso conseguir un pasaporte era complicado. En la época de mis padres los viajes al extranjero estaban vetados», recuerda. Ahora, sin embargo, se prepara para dar el salto y plantarse en Japón el verano que viene. «Una amiga y yo hemos encontrado un vuelo barato a Osaka, así que estaremos por la zona una semana», cuenta. A diferencia de lo que es habitual en los grupos organizados de China, que se vanaglorian de llevar a sus clientes a nueve países en siete días, Zhu prefiere ir con calma y a su aire.

  Tai Yingqi también. Es más, en unas semanas volará a Tokio sólo para asistir al concierto de una de sus bandas favoritas. Tres días nada más. Su viaje habría sido impensable para una mujer joven de clase media-alta hace una década. Incluso ahora muchos en su país lo consideran «una locura». Pero es evidente que estos viajes son cada vez más habituales. «Los jóvenes comienzan a viajar de forma independiente a destinos muy diferentes. Los más cercanos, sobre todo países como Tailandia o Malasia, son los preferidos porque se ajustan más a su presupuesto. Pero también hay quienes ahorran para viajar a Europa y a Estados Unidos», explica Yu Qian, de la agencia Dazhong Travel.

  «Los viajes organizados son sobre todo para gente de cierta edad que no habla idiomas. Los jóvenes, sin embargo, nos desenvolvemos en inglés y tenemos otros intereses», explica Diao Dongmei, que ya ha viajado por varios países asiáticos con sus amigas. Siempre por su cuenta. «En los grupos te apremian mucho, te presionan para que compres en sitios donde el guía se lleva comisión, y el servicio deja mucho que desear», remata. «Cuando vamos a nuestro aire tenemos más posibilidad de interactuar con gente local y ver la parte más auténtica de las ciudades. Además, organizar el viaje también es un reto».

Un pastel colosal

Eso sí, hay varios aspectos que comparten viajeros independientes chinos y turistas en grupo: el aprecio por los lugares que se ajustan a sus gustos y necesidades. De eso depende el éxito no sólo de hoteles y de restaurantes, sino de regiones y de países enteros. «En primer lugar, está la barrera del visado. Nuestros clientes optan mayoritariamente por los destinos que no lo requieren o que lo conceden sin grandes problemas», apunta Yu. «Y luego se tienen en cuenta muchos otros factores, que van desde lo político -las turbulencias en las relaciones bilaterales pueden hacer mucho daño, como en la gran caída de turistas hacia Corea del Sur por culpa del escudo antimisiles que irrita a Pekín-, hasta lo práctico, como por ejemplo que se puedan utilizar tarjetas UnionPay o que se acepten pagos electrónicos con Alipay».

En juego está un pastel de dimensiones colosales. El año pasado prácticamente 135 millones de chinos salieron de viaje al extranjero, un 6% más que el anterior. Y la propia Administración Nacional de China para el Turismo prevé que en 2020 su número alcance los 150 millones -el país, a su vez, recibirá otros 170 millones-. Eso supone un crecimiento medio anual del 5%. Y no sólo son los más numerosos del mundo (el mercado emisor número 1 desde 2012), también los que más gastan. De esta manera, el Gobierno estima que en 2020 la industria del turismo chino mueva nada menos que un billón de euros al año, incluyendo los viajes domésticos. Sólo en el extranjero, según los últimos datos publicados por la Organización Mundial del Turismo (OMT), los viajeros chinos se gastaron el año pasado casi 240.000 millones de euros por todo el mundo, lo que supone un 12% más que en 2015. Fueron de hecho los más generosos en su gasto.

Los viajeros independientes como Zhu, Tai o Diao suponen ya el 25% del total. En el extremo opuesto, el 40% de los turistas chinos continúa viajando en grupo. Finalmente, entre los dos grupos está el de los viajeros semi-independientes, que representan en torno al 35% del total: dejan que las agencias organicen asuntos logísticos como los billetes de avión, los hoteles, y los visados. Pero luego prefieren ir a su aire.

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