fernando morgado
Miércoles, 11 de mayo 2016, 01:00
Su intercambio de ideas con Elías Bendodo fue interrumpido por la foto de grupo, pero Magali Silva está convencida de que en Málaga puede encontrar un buen puñado de ideas para aplicar en el sector turístico y especialmente el gastronómico de Perú.
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¿Ha sido provechosa la primera reunión del Comité Ejecutivo?
Muy provechosa. Ha servido para analizar los tres puntos escogidos por la OMT: la sostenibilidad, la seguridad y el impacto de las nuevas tecnologías. Los tres son aspectos de gran importancia para Perú, que busca una mayor inclusión social a través del turismo.
¿Qué espera llevarse de su participación en estas jornadas?
Me interesa especialmente la presentación del proyecto de turismo enológico. Hace dos semanas Lima acogió la celebración del II Foro Mundial de Turismo Gastronómico y en este momento estamos desarrollando un proyecto sobre la quinoa, de la que Perú es uno de los principales exportadores, para tener un modelo estandarizado de promoción. La gastronomía se está convirtiendo en uno de los atractivos fundamentales para el turismo en Perú.
Ese ha sido uno de los puntos a tratar en su charla con Bendodo.
Málaga representa para nosotros una confluencia de intereses. Es una oportunidad de aprender muchísimo de su marca Sabor a Málaga, un sello gastronómico apoyado por el sector privado que supone alcanzar un alto nivel de calidad y estandarización.
¿Qué importancia tiene el sector turístico actualmente en la economia peruana?
El turismo en Perú ha venido creciendo en los últimos cinco años en una tasa acumulada del 43 %. Todavía significa poco en cuanto a su aportación al PIB, que solo llega al 4 %, mientas que la media mundial se sitúa en torno al 10 %. Al mismo tiempo, es una industria que ha generado mucho empleo, más de 300.000 puestos directos e indirectos, en los últimos años.
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¿Cómo busca hacerse hueco entre los principales destinos sudamericanos?
En Perú recibimos el año pasado 3 millones y medio de turistas. La mayor parte procede de América Latina, especialmente de Chile. El segundo país emisor de turistas es Estados Unidos, que junto con Canadá aporta unos 600.000 turistas al año. Nuestra estrategia se centra en fomentar tres mercados: el tradicional, de países vecinos; el anglosajón, donde estamos consiguiendo atraer a muchos estudiantes universitarios, y el europeo. Este último es un turismo más cultural y de naturaleza. Perú disfruta de una gran biodiversidad y ofrece al visitante los paisajes del Amazonas, el lago Titicaca, el cañón del Colca... Tampoco podemos olvidar el auge del turismo gastronómico, pues Perú fue elegido en 2015 mejor destino culinario del mundo por cuarta vez consecutiva.
¿Cuáles son los puntos clave de su gestión al frente del Ministerio de Turismo?
Principalmente promover el turismo interno, que ofrece una cantidad de oportunidades que Perú no estaba aprovechando. Tratamos de integrar cada vez a más pequeñas empresas y personas con menos recursos en la gran cadena del turismo. En el plano internacional, quiero contribuir a la construcción de infraestructuras, una de las debilidades del país. Tratamos de promover asociaciones público-privadas para captar inversores directos extranjeros y capital peruano para lograr cerrar esa brecha.
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