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Mario Beteta (en remoto) y Óscar Arbulu, fundadores de Wains. Migue Fernández

Wains: el detector de (malos) humos en la oficina

La joven empresa malagueña gana dos eventos dedicados a 'startups' con su plataforma para detectar empleados 'quemados' en las empresas

Martes, 5 de abril 2022, 00:49

Trabajaba en el departamento de Recursos Humanos de una empresa cuando la cerraron de un día para otro y mandaron a todos los empleados a casa. Comenzaba el confinamiento estricto y él pilló «una depresión de caballo». Le costó un año verbalizarlo y ahora se lo cuenta a todo el que le pregunte. «Debemos normalizar hablar de la salud mental, como la gente que te cuenta que ha tenido una gastroenteritis y te da más detalles de los que quizá te gustaría saber...», comparte con una sonrisa Óscar Arbulu durante la conversación telemática a tres bandas junto a su socio Mario Beteta. Cada uno de los interlocutores está en un lugar diferente y en esas experiencias traídas por la crisis sanitaria -las videollamadas y las consecuencias psicológicas y emocionales de todo lo que ha pasado en estos dos años- hunde sus raíces Wains, la joven empresa tecnológica fundada por Arbulu y Beteta que ha ganado los dos eventos más recientes organizados en Málaga para dar a conocer a las empresas emergentes de base tecnológicas ('startups') nacidas en la provincia.

Así, la propuesta de Wains convencía a los respectivos jurados de la segunda edición de Outstanding, organizada con la colaboración del Aula de Cultura de SUR, y del evento promovido hace unos días por la aceleradora de empresas tecnológicas Demium, donde Wains tiene su sede física. Con apenas cuatro meses de vida, esta joven compañía ha captado la atención del ecosistema tecnológico a partir de su plataforma especializada en detectar casos de trabajadores 'quemados' dentro de las empresas. La fórmula de Wains podría resumirse así: estudian el comportamiento de los participantes en las videollamadas de una empresa, luego aplican un algoritmo que analiza lo que ha sucedido y a partir de ahí obtienen un diagnóstico de la situación emocional de los empleados.

«Partimos de siete emociones básicas que son universales a todas las personas y desde ahí empezamos a establecer correlaciones», ofrece Arbulu. Esas emociones son la alegría, el miedo, la tristeza, la ira, el asco, la sorpresa y el desprecio. «Medimos cada una de las interacciones -sigue Beteta- que ocurren en una videollamada: el análisis facial, los gestos, los movimientos de cabeza... También las microexpresiones que ofrecen atisbos de las emociones, la atención durante la videollamada o la manera en la que cada participante se expresa, no qué dice, sino cómo lo dice, si alza la voz o la baja hasta casi ser imperceptible. Toda esa información nos permite tener un análisis del comportamiento y diferentes algoritmos nos ayudan a predecir distintas casuísticas como riesgo emocional, estrés, depresión...».

Beteta se detiene ahora en uno de los asuntos que suele suscitar más dudas: el tratamiento de la información manejada: «La mano humana no actúa en el proceso. Analizamos lo que ocurre, extraemos los datos y borramos ese vídeo. Nos quedamos con esas métricas para cuantificar lo que sucede y en ningún momento se identifica la identidad de los trabajadores, sino que se centra la atención en los equipos o los departamentos. Al empleado se le explica con antelación qué se está midiendo y tiene la posibilidad de decidir qué está viendo su jefe». A esa explicación, los responsables de Wains añaden que el proceso respeta en todo momento la legislación vigente relativa a la protección de datos.

«Con las métricas ofrecemos recursos para ayudar. Por ejemplo, si detectamos un departamento con niveles de estrés elevados, planteamos técnicas o cursos de relajación y otras soluciones encaminadas a resolver esa situación», añade Beteta. «A través de la tecnología, permitimos a las empresas que se acerquen a las personas», abrocha Arbulu sobre el modus operandi de esta joven compañía que ya cuenta con un equipo de diez personas, la mayoría psicólogos o ingenieros.

Para empresas de «entre 50 y 1.000 empleados»

Al primer grupo responde Arbulu, cordobés de 25 años, mientras que entre los ingenieros se encuentra Beteta, jiennense de 28 años. «Decidimos emprender desde Málaga porque aquí está habiendo un movimiento tanto tecnológico como de 'startups' muy potente y nos hemos dado cuenta de que es muy importante estar dentro del ecosistema», detallan ambos emprendedores, que este mes comenzarán los primeros análisis sobre el terreno con la mirada puesta en las empresas de «entre 50 y 1.000 empleados».

Así, Wains plantea a las empresas que contraten sus servicios dos tipos de planes: básico (de cuatro euros al mes por empleado) y avanzado (cinco euros mensuales por trabajador). «La salud mental está en boca de todo el mundo y al final estamos creando una solución especializada para el nuevo mundo que está por venir», sostiene Arbulu antes de poner en contexto la apuesta de esta empresa malagueña: «El mundo está cambiando a híbrido y remoto. De hecho, para 2025 las estadísticas dicen que un 70% de la fuerza laboral estará trabajando en modo híbrido, pero es que a día de hoy un 15% de la fuerza laboral española ya está trabajando en remoto, eso son casi tres millones de personas. En paralelo, aumentan los problemas de salud mental y al mismo tiempo la gente empieza a hablar de esos problemas. El trabajo en remoto tiene cosas muy buenas, pero también peligros que deben tenerse en cuenta».

Porque los responsables de Wains reivindican el «círculo virtuoso» sobre el que quiere girar la compañía: detectar los posibles problemas anímicos y psicológicos de la plantilla para prevenir antes que curar y, por ese camino, aumentar el bienestar de los trabajadores, pero también su productividad y su sentimiento de pertenencia a la compañía.

«Vamos al empleado, pero entramos por la puerta de la empresa», cierra Arbulu sobre el leitmotiv de esta joven 'startup' malagueña que cuenta sus participaciones en eventos tecnológicos por victorias.

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