¿Qué tipos de fibra óptica hay?

España es un país puntero en lo que a cobertura de banda ancha y de fibra se refiere: contamos con la red de fibra más potente de Europa. Gracias a la gran inversión que se ha hecho en su despliegue, y según el informe Cobertura de Banda Ancha en España en el año 2019, publicado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, en nuestro país un 94% de hogares tienen acceso a una conexión a internet de banda ancha, y un 84% disfrutan de conexiones de alta velocidad de más de 100 Mbps.

Son datos más que positivos, pero las teleoperadoras no se conforman con lo ganado, y siguen luchando por expandir aún más sus coberturas para llegar al máximo de hogares posible. En nuestro país, la inmensa mayoría de fibra que se instala es de tipo FTTH, alcanzando una cobertura del 80,4%, cincuenta puntos por encima de la media europea, que no llega al 30%.

Sin embargo, este es el tipo de fibra óptica más habitual, pero no el único. ¿Qué tipos de fibra óptica hay? Comercial y principalmente, dos: FTTH y HFC. Ambos tienen sus pros y contras, y vale la pena verlos en mayor profundidad. Sin embargo, conviene empezar por lo más básico y recordar qué es la fibra óptica.

El cable de conexión de fibra óptica, que llamamos de forma común simplemente fibra, ha sido una mejora muy sustancial en el campo de las telecomunicaciones. Consiste en un cable formado por un núcleo de filamentos de vidrio no más gruesos que un cabello humano, cubiertos por un revestimiento de vidrio y una cubierta protectora.

A diferencia de otros cables como el de cobre, el cable de fibra óptica no transmite electricidad a través de sí, sino que hace de contenedor para una señal en forma de impulsos de luz. Esta luz, emitida por un transmisor ubicado en el dispositivo conectado, viaja por el cable hasta un receptor óptico, que la transforma de nuevo en impulsos eléctricos para poder ser interpretada.

Por el camino, la presencia de regeneradores ópticos ayudará a minimizar las pérdidas en la señal, amplificando las señales débiles sin alterar el resto. Gracias a esto, la fibra óptica tiene la gran ventaja de ser un método de conexión con unas pérdidas realmente bajas, a diferencia de lo que ocurría con las ya antiguas conexiones de ADSL, que pese a todo aún se utilizan en muchos lugares a los que la fibra aún no ha llegado.

Debido a la naturaleza del cable, la fibra resulta también una conexión mucho más estable que la del ADSL, ya que al no sufrir pérdidas ni interferencias, las desconexiones son mucho menos habituales.

Por último, está la mayor de las ventajas de la fibra sobre las otras tecnologías: su velocidad de conexión. La mayoría de operadoras que ofertan ADSL, ofrecen una velocidad teórica de alrededor de 30 Mbps de descarga, y aproximadamente una décima parte en carga de datos.

La fibra óptica más básica brinda una velocidad real de 50 Mbps, sin pérdidas apreciables y sin importar a qué distancia se encuentre el hogar de la central, y no es difícil encontrar velocidades muy superiores de 100, 300 o 600 Mbps. De hecho, algunas operadoras que apuestan por la más moderna tecnología, como Virgin telco, ofrecen ya tarifas con hasta 1 Gbps (1024 Mbps) de velocidad de conexión, a la altura de los usuarios más exigentes en cuanto a velocidad.

La fibra FTTH ofrece además una velocidad de conexión simétrica, lo que significa que la velocidad de descarga de archivos es igual a la de carga, algo especialmente importante a la hora de enviar paquetes de datos de gran volumen.

Entre los inconvenientes de la fibra encontramos que necesita de una inversión inicial mayor para su despliegue y que, si no se cuida adecuadamente, su reparación es muy costosa, ya que no es posible reparar solo una sección de cable de fibra óptica, como sí puede hacerse con el cable de cobre.

Como ya hemos mencionado, en España se instalan principalmente dos tipos de conexiones de fibra a nivel comercial: FTTH y HFC.

La fibra FTTH es la más numerosa en nuestro territorio por mucho, siendo esta inversión en ella lo que más nos diferencia de la media europea. FTTH significa Fiber to the home, o fibra hasta el hogar en nuestro idioma.

Esto quiere decir que el cable de fibra óptica se despliega hasta el interior de cada hogar, proporcionando una conexión de velocidad simétrica y gran calidad, aunque a costa de una inversión considerable.

La fibra HFC, más utilizada en el norte de España, significa Hybrid Fiber Coaxial, es decir, Híbrido de Fibra-Coaxial. En este caso, la fibra óptica llega hasta un nodo intermedio, y a partir de ahí la señal se lleva hasta cada hogar a través de cable coaxial.

Esta tecnología soporta una velocidad menor, aunque sigue ofreciendo banda ancha de velocidad más que suficiente para cualquier usuario común. Una de sus pegas, sin embargo, es que no ofrece una velocidad simétrica, siendo la velocidad de carga bastante inferior a la de descarga.

A cambio, su instalación es mucho más sencilla y económica, permitiendo llegar a poblaciones o zonas en que la instalación de FTTH podría no ser rentable o asumible. La señal del cable coaxial puede sufrir de interferencias por señales electromagnéticas o sufrir pérdidas por la longitud del cable, pero sigue siendo una tecnología ampliamente superior a la del ADSL en todos los aspectos, y muy válida para el gran público.

Para empezar, hay que recordar que incluso la fibra más básica supone una gran mejora respecto a la conexión ADSL. Esta tecnología aún tiene mucho recorrido por delante, y las posibilidades que ofrece son enormes.

Dicho esto, en España tenemos la suerte de que se ha apostado en gran medida por la conexión FTTH, de gran coste pero también de excelente rendimiento, por lo que podemos considerarnos afortunados.

Pero no hay que venirse abajo si la fibra que llega a nuestro hogar es HFC: aunque sus velocidades no sean simétricas, sigue ofreciendo una conexión de alta velocidad y estable.