Soledad Antelada: «No me hubiera ido a otra empresa que no fuera Google»

-Acaba de cumplir seis meses en Google, ¿cómo está siendo la experiencia?

-Muy buena. He cambiado radicalmente de trabajo. Es la primera vez en mi vida que estoy en el sector privado, siempre había trabajado para administraciones públicas.

-¿Ha notado mucho el cambio?

-Es totalmente diferente. Antes estaba en primera línea de defensa, en operaciones, y ahora no.

-¿Echa de menos esa primera línea?

-Todavía no (Ríe). Es que he estado diez años al pie del cañón y eso puede ser muy estresante.

-¿Y lleva bien el estrés?

-Sí... Si no, no puedes hacer bien este trabajo. También supongo que tiene que ver con el carácter. Yo lo llevo bien. Cuando hacía aquí guardias para el 061 recuerdo que había gente que no quería hacerlas. Yo les decía '¡Pero si te pagan el doble!' (Ríe) No me pesaba la responsabilidad.

-¿Qué le ha llevado a dar ese paso, desde Berkeley Lab hasta Google?

-Creo que porque me iba a quedar esa espinita. Además, sentía que estaba enseñando más que aprendiendo y no me gusta ese tipo de dinámica. Necesito estar con gente de la que aprender cosas nuevas. Eso sí, no me hubiera ido a otra empresa que no fuera Google.

-¿Por qué?

-Por la manera que tiene Google de enfocar el trabajo y porque me ofrecían la posibilidad de poder trabajar desde España durante mucho más tiempo.

-¿Cómo se está organizando entre San Francisco y Málaga?

-De momento, tengo planeado venir al menos una vez cada tres meses y quedarme unas dos semanas en cada ocasión. Estando en una institución no me podía mover de la misma forma.

-Ya que habla de movimiento, ¿le tienta volver a Málaga, ahora que Google prepara su nuevo centro de ciberseguridad en la capital?

-Bueno, después de trabajar en Estados Unidos, te da igual trabajar en Londres, en Madrid o en París, porque todo eso te parece que está a tiro de piedra. En Estados Unidos está todo tan lejos... Pero claro, estoy encantada de que Google invierta aquí y espero que en el futuro se haga mucho más grande. Yo voy a volver a Málaga, no sé cuándo, pero voy a volver, al 100%.

 -Estudió Informática porque creía que era una carrera con futuro y, desde ahí, entró en el mundo de la ciberseguridad casi por el mismo motivo. ¿Cómo cree que ha evolucionado el sector en estos años?

-Durante muchísimo tiempo ha estado en el 'background'. Ha sido un nicho de gente muy especializada y de repente ha habido un 'boom'. Se ha empezado a hablar mucho más de esto, también desde los medios. Antes no es que las cosas no pasaran, es que se hablaba menos de esto. No había gente tan especializada en comunicar sobre ciberseguridad. Se ha avanzado mucho, sobre todo en la cuestión de poner el foco.

-¿Cree que la divulgación puede ser el arma más poderosa de la seguridad informática?

-Puede serlo. Al fin y al cabo, en el campo que sea, lo que más efecto tiene es la divulgación. Que se hable del tema y que la gente empiece a adoptarlo en su día a día. En la era digital en la que estamos, en la que toda la información pasa por las redes, esa cultura también se tiene que implementar en el mismo sentido. Que no sea una pesadez para el usuario final, que se puede ver sobrepasado por todo lo que tiene que ver con la seguridad, porque muchas veces hay mucha alarma y a la gente le asusta esto. Además, la seguridad informática no es responsabilidad del usuario, es responsabilidad de quien hace esa tecnología. Siempre pongo el ejemplo del coche. Tú te aseguras de cerrarlo con llave, pero si tu coche tiene un fallo de fabricación y tienes un accidente, la responsabilidad es del fabricante. En Internet pasa algo parecido: si te metes en una cuenta y usas una contraseña segura, si se produce un fallo en el sistema o un ataque, la responsabilidad no es tuya.

-Pero usted es de las que piensan que la seguridad plena en Internet resulta imposible.

-No es que lo piense, es que es así.

-Suena inquietante.

-No tiene por qué. ¿Cómo funciona la tecnología? Es algo muy complejo para cualquier persona que no tenga una formación específica. Y cuando te das cuenta de hasta dónde se puede llegar, ves que hay unos niveles de funcionamiento mundiales que no están al alcance de todo el mundo... (Se calla unos segundos) Esto parece Cuatro Milenio.

-No era mi intención.

-Ya, ya... (Ríe) Es que al final casi todo es tecnología. La tecnología son herramientas hechas por el hombre que hacen la vida humana más fácil. Un coche es tecnología, ahora, depende de cómo lo uses...

-Usted la usa del lado de 'los buenos'.

-Sí, he pasado de ingeniería pura al diseño de programas de seguridad. Quería dejar un poco las máquinas y dedicarme por un tiempo a eso, porque hay mucho en lo que aprender ahí.

-Hablando de aprender, es fundadora de Girls Can Hack, una plataforma que promueve el talento femenino en tecnología. Sin embargo, los porcentajes de mujeres profesionales en el sector no parecen mejorar.

-¡Es que vamos a peor! Cuando estudiaba la carrera éramos el 15% y ahora, el 9%.

-¿Y cómo se rompe esa baraja?

-Haciendo algo por la labor, ¿no? Si no haces nada...

-¿Algo como qué?

-Una cosa es que no cambie el porcentaje, pero otra cosa es que baje... Intentaría hacer un diagnóstico, encuestas en institutos por ejemplo, saber por qué no se matriculan las chicas en estos estudios. Porque hace ya 20 años que yo estudié aquí...

-Y desde esa perspectiva, ¿cree que Málaga tiene cimientos sólidos para convertirse en 'hub' internacional de ciberseguridad?

-Sí, claro. Málaga tiene mucho potencial y se puede desarrollar muchísimo más todavía como nodo tecnológico, sobre todo en España. Ahora, en el mundo... El mundo es muy grande y hay muchos 'hubs' de ciberseguridad en el mundo, pero lo que está consiguiendo Málaga es muy importante.

-Y en ese mundo tan grande, también digital, ¿cuáles son las principales amenazas?

-Hay muchas. A mí la que más me preocupa es la desinformación. El gran reto que tenemos es poder controlar toda la información que pasa por las redes en tiempo real y analizarla de una forma que se pueda detectar qué es comportamiento malicioso y qué no lo es. Ahora hay muchos más datos que antes, estamos todos conectados. Eso genera datos, datos, datos... Estamos al límite de la algoritmia clásica que es capaz de analizar todo eso. Ese es el gran reto: ¿cómo analizar el Big Data de forma eficiente y en tiempo real?