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La guerra judicial que enfrenta a los fundadores de Jobandtalent con dos nombres muy conocidos de la alta sociedad madrileña, Alberto Cortina y su hijo ... Pelayo, ha concluido su primer capítulo con una sentencia que supone una victoria para los malagueños Juan Urdiales y Félix Ruiz y su socio, Felipe Navío. Los creadores de este 'unicornio' (así se denomina a las empresas tecnológicas que superan los 1.000 millones de euros de valoración) respiran aliviados al ver descartada la posibilidad de que la justicia les condene a pagar 8 millones de euros a sus exaccionistas Alberto y Pelayo Cortina por unas participaciones de la compañía que se pagaron en su día (2019) a poco más de 840.000 euros. El Juzgado de Primera Instancia número 12 de Madrid ha considerado que el precio que se determinó para aquella operación era ajustado a mercado, en contra de la postura de los demandantes. Según ha podido saber SUR, los Cortina han recurrido la sentencia (fechada el 18 de enero de 2024) ante la Audiencia Provincial de Madrid, pero en su apelación ya no reclaman esos 8 millones sino una cantidad bastante inferior: algo menos de 2 millones de euros.
¿Cómo empezó este conflicto? Hay que retrotraerse a finales de 2014, cuando Alberto y Pelayo Cortina entran en el accionariado de Jobandtalent en una de las primeras rondas de inversión que hace esta plataforma de empleo temporal. Fuentes cercanas a los fundadores recuerdan que la luna de miel duró aproximadamente un año. Cortina hijo entró en el consejo de administración y las relaciones eran constructivas.
Pero las cosas empezaron a torcerse para la 'startup' y, según las mismas fuentes, los Cortina -que aparecen cada año en la lista Forbes de los más ricos de España- dejaron de cumplir el calendario de pago de las acciones: de acuerdo con esta versión, de los 8 millones que debían aportar abonaron menos de la mitad. La empresa necesitaba ampliar más capital para afrontar sus dificultades y encontró un fondo dispuesto a liderar una nueva ronda de inversión: Atómico. Pero Pelayo Cortina, con su 10% del capital, adoptó una «posición de bloqueo» en el consejo y se oponía a la operación, que la dirección de la empresa y sus fundadores consideraban absolutamente necesaria para evitar la quiebra. Para convencerle se les garantizó un precio de recompra de sus acciones de más de 6 euros: más del doble de lo que iba a pagar Atómico.
El mismo día de la firma de la operación, «estando en la notaría», según las mismas fuentes, los inversores madrileños pusieron una nueva condición para vender, «un verdadero chantaje» según consideraron los fundadores de Jobandtalent: pedían una prima de venta, que consistía en los derechos económicos sobre 315 participaciones que eran titularidad de los fundadores. ¿Qué quiere decir esto? Que Ruiz, Urdiales y Navío se tenían que comprometer a que cuando vendieran una cantidad concreta de acciones (equivalentes al 3% del capital social) les darían el dinero que recibieran por ellas a los Cortina. Con tal de desbloquear la operación, ellos aceptaron estas condiciones y la ronda de inversión liderada por Atómico se completó, aportando 42 millones de euros a Jobandtalent.
Con los Cortina ya fuera del accionariado y del consejo, Jobandtalent siguió su camino, que la llevó en 2021 a batir el récord de valoración de una empresa tecnológica española en una ronda de inversión: 2.350 millones de dólares, entrando por la puerta grande al club de los unicornios españoles. Pero a principios de 2020, los antiguos inversores demandan judicialmente a Urdiales, Ruiz y Navío al enterarse de que solo dos días después de que aquel 26 de mayo de 2026 en que firmaron su salida (y el mencionado contrato de prima de venta), los fundadores de la empresa habían realizado una venta de una cantidad de acciones suficiente para obligarles a pagarles la prima que firmaron.
Alegaban los Cortina en su demanda que los directivos de Jobandtalent no les informaron en tiempo y forma de esa operación y, además, que el precio al que se vendieron esas acciones estaba por debajo de mercado, ya que era un 57% inferior al que ellos habían recibido dos días antes. Además, aseguraban que los directivos obtuvieron «un beneficio muy superior al que reconocen proveniente del dinero que se pagó por la venta de sus participaciones, pues una parte se les abonó en especie mediante la entrega de opciones». Por ello reclamaban, como «pretensión principal», que los fundadores les paguen el importe correspondiente al 3% del valor actual de Jobandtalent, que asciende a 8.126.406 euros. A continuación, en su demanda, añadían una serie de «pretensiones subsidiarias» que van bajando de cantidad: 5,4 millones, 2,7 millones, 2 millones y, por último, los 844.397 euros que les ofrecían los demandados. Y esta última cantidad es la que ha estimado la jueza que deben recibir los demandantes, eso sí, con los correspondientes intereses de demora debido al retraso en que han incurrido para cumplir con lo estipulado en aquel contrato.
Fuentes cercanas a los fundadores de Jobandtalent destacan que hay una razón de peso para que la jueza haya determinado que el precio sí se ajustaba a mercado, y es que a ese mismo precio (2,7064 euros por acción) compraron sus acciones Atómico y los otros socios que participaron en aquella ronda de inversión de mayo de 2016. Los demandantes «nada prueban de la congruencia de lo que reclaman», afirma la jueza en la sentencia.
Mientras llega el segundo 'round' de este combate (que será el juicio de segunda instancia), los emprendedores celebran esta victoria después de un proceso que les ha costado «dinero, tiempo y disgustos». «Lo peor es la injusticia que todo esto supone, porque todo este embrollo viene de un contrato absolutamente injusto que ellos impusieron como chantaje sabiendo tenían la sartén por el mango», reflexionan fuentes cercanas a ellos, que además recuerdan que los inversores madrileños «ni siquiera han pagado nunca las acciones que compraron: fueron los compradores de sus títulos los que se hicieron cargo de esa deuda». De los más de 70 socios que han llegado a pasar por el accionariado de esta 'startup', sin duda los Cortina han provocado «la situación más difícil» que han vivido sus fundadores hasta ahora. Eso sí, se consuelan pensando que este conflicto no ha rozado a la propia Jobandtalent, que sigue con su exitosa trayectoria ajena a esta batalla judicial entre sus directivos y sus antiguos accionistas.
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