¿Hay un arquetipo más masculino que el del 'hacker' solitario orquestando ataques informáticos desde la oscuridad de su habitación? A Soledad Antelada le irrita ... especialmente: «¿Por qué siempre un tío con capucha para ilustrar las noticias de ciberseguridad?», cuestionaba hace dos años en conversación con este periódico. Ella, argentina de nacimiento y malagueña de adopción, es una de los profesionales españoles que más lejos han llegado en el mundo de la ciberseguridad: trabaja en el Berkeley Lab, en San Francisco, y es la máxima responsable de la seguridad de SCinet, la red de la Conferencia de Supercomputación de EE UU, considerada la más rápida del mundo. Soledad lleva sintiéndose una excepción desde que eligió estudiar Informática. Y la sensación se acrecentó al especializarse en ciberseguridad, el sector más testosterónico del ya de por sí masculinizado ámbito tecnológico.
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Las mujeres representan sólo el 11% de la fuerza laboral en las empresas de ciberseguridad; un porcentaje que es de los más bajos del campo STEM. «Estamos mejor que ayer y peor que mañana. Veo avances, pero queda mucho por hacer. Hay empresas que no tienen mujeres en plantilla o a lo sumo tienen una«, opina Antelada, que apunta que la raíz del problema no ha cambiado: «Hay muy pocas chicas en la carrera de Informática y eso se refleja después en el número de ingenieras que se ven en ciberseguridad», explica.
¿Por qué preocupa la brecha de género en ciberseguridad? Porque es uno de los subsectores tecnológicos que más está creciendo y una cantera de empleo cualificado cada vez más potente. La demanda de profesionales especializados ya es tremenda: varios estudios apuntan a la existencia de más de tres millones de vacantes a nivel mundial. Es una profesión con pleno empleo y salarios altos. Sin embargo, las mujeres no terminan de subirse a este tren.
Se cree que una de las razones por las que escasean las vocaciones femeninas en ciberseguridad es la falta de referentes: ese estereotipo del «tío con capucha» que mencionaba Antelada. Dar visibilidad a las profesionales del sector –que las hay, y muy buenas– es precisamente el objetivo prioritario de Women4Cyber Spain (W4C Spain), el capítulo español de Women4Cyber.eu, fundada por la Organización Europea de Ciberseguridad (ECSO).
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Tres malagueñas figuran en la junta directiva de W4C Spain: Soledad Antelada, Mar López y Concepción Cordón. Son tres de las profesionales más reconocidas del sector en España, cada una con un perfil diferente. El de Antelada es 100% técnico y el de mayor visibilidad internacional. Por su parte, Mar López, que ostenta la vicepresidencia de la organización, es la persona con más responsabilidad política sobre la ciberseguridad en España. Y es que esta malagueña de 43 años es la máxima responsable de la unidad que coordina la estrategia contra ciberataques en el Departamento de Seguridad Nacional.
López, que ha trabajado para dos presidentes de distinto partido (Rajoy y Sánchez), ha liderado el desarrollo de la nueva Estrategia Nacional de Ciberseguridad, que pone el foco en la concienciación y en la colaboración público-privada. Curiosamente no estudió Informática –aunque era su sueño desde pequeña, la falta de referentes femeninos hizo que al elegir carrera se decantara por Administración y Dirección de Empresas–, pero después de licenciarse encaminó su carrera hacia la tecnología desde la vertiente de la gestión. En 2012 entró a formar parte del recién creado Departamento de Seguridad Nacional. Su perfil mixto, que le permite hacer de traductora entre políticos, gestores y técnicos, la convierte en un activo de gran valor.
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Concepción Cordón es la única de las representantes de W4C Spain que trabaja en Málaga. Informática de vocación y formación, es la responsable de Protección de Datos, Transparencia y Seguridad Física de Emasa. Además, colabora como docente en cinco universidades y es miembro del Comité de Expertos Independientes para la elaboración de la Estrategia Nacional de Ciberseguridad 2019, que precisamente dirigió Mar López. Su amplio currículum se completa con una intensa faceta activista enfocada hacia la protección de datos y la lucha contra la brecha de género.
Ahora que la ciberseguridad vive un momento dulce en Málaga, con la anunciada implantación de un Centro de Excelencia para la Ciberseguridad de Google, es posible que más chicas dirijan sus pasos hacia esta profesión. Lo cierto es que en los últimos años algo ha cambiado: las empresas del sector, que tenían plantillas 100% masculinas, han empezado a incorporar mujeres. Especial mención hay que hacer de Virustotal, que ha hecho suya la filosofía de Google de potenciar la diversidad de género. Hasta hace tres años, el equipo dirigido por Bernardo Quintero no contaba con ninguna mujer; hoy ya son siete. Además de la continua labor de 'headhunting' que lleva a cabo, la clave para aumentar la participación femenina fue ir a la raíz del problema: la falta de profesionales formadas en ciberseguridad. Así, Virustotal financió en 2019 diez becas para alumnas del título de Experto Universitario en Ingeniería Inversa e Inteligencia Malware de la UMA. Una de aquellas estudiantes ya está en plantilla.
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