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A finales de este año abrirá sus puertas 42 Málaga, un campus de programación diferente a todo lo conocido por varias razones: es gratuito, no ... exige conocimientos previos, no hay profesores y cada alumno aprende al ritmo que elige, sin horarios ni calendario. El 'modelo 42' ya se aplica en 33 centros de 22 países diferentes, con un 100% de inserción laboral. En España está siendo impulsado por Fundación Telefónica, que en el caso de Málaga (cuarto campus después de Madrid, Vizcaya y Barcelona) está cofinanciado por el Ayuntamiento. Luis Miguel Olivas explica todas las claves de esta oportunidad formativa, que ya tiene abierto su periodo de inscripción en Málaga.
–Lo primero: ¿ya hay fecha para la apertura de 42 Málaga?
–Estamos trabajando para poder tener a los primeros alumnos a finales de este año, esperamos que para noviembre.
–¿Por qué 42 es tan diferente a cualquier otro 'bootcamp' o campus de programación?
–Algunos medios han dicho que es una de las escuelas más revolucionarias del mundo. Efectivamente la metodología es muy disruptiva. 42 se convierte en un estilo de vida, en una nueva filosofía de aprendizaje. ¿Por qué? Porque aquí el estudiante aprende a aprender. Los alumnos se van a formar en todos los perfiles digitales que hoy demanda el mercado laboral: expertos en 'big data', ciberseguridad, diferentes lenguajes de programación, videojuegos... Pero la clave está en cómo llegan a adquirir unos conocimientos. Porque aquí no existe un horario establecido ni la figura de un profesor que imparte un contenido. El aprendizaje se produce entre compañeros: es el propio alumno el que se tiene que buscar la vida para aprender. 42 Málaga va a estar abierto 24 horas al día los 7 días de la semana y el alumno puede ir cuando quiera, el ritmo de aprendizaje es el que él necesite y él está en el centro de la toma de decisiones.
–¿Cómo se construye el itinerario formativo de cada alumno?
–Todos empiezan aprendiendo una base común, que es un lenguaje de programación C. Son 21 niveles de aprendizaje y hay siete que son comunes. A partir del 8 ya pueden elegir las especializaciones que quieran. Por supuesto, tienen a su disposición herramientas de orientación y facilitadores de aprendizaje. Esta es otra de las claves: no hay un docente que enseña, pero sí hay un equipo que facilita el aprendizaje del alumno. También hay muchos eventos de aprendizaje externo al currículum, como 'hackatones'. Y una cosa muy importante: además de todas las competencias técnicas, 42 trabaja mucho todas esas competencias transversales que hoy demandan las empresas: trabajo en equipo, creatividad, tolerancia a la frustración.
–Esa forma de aprender no es para todo el mundo... ¿hay alumnos que abandonan al no verse amparados por un sistema de aprendizaje tradicional?
–Sí, hay quienes a la semana lo dejan porque consideran que esta metodología no va con ellos y que necesitan un acompañamiento más ordenado, un calendario, un profesor que les enseñe el temario... También hay gente a a la que le ocurre al revés: que viene rebotada del sistema educativo tradicional porque no encuentra la motivación que necesita. Nosotros estamos trabajando con el Ministerio de Educación español, y también con varios países latinoamericanos, para conseguir que algunos elementos de esta metodología puedan integrarse en el sistema reglado porque somos de los que pensamos que tanto la Universidad como la FP tienen que cambiar.
–Otra cosa que quizá eche para atrás a algunos es la falta de titulación oficial. ¿La 'titulitis' sigue vigente en el mercado laboral?
–Lo que se lleva el alumno de 42 es un diagrama competencial de todo lo que sabe hacer, así como un 'portfolio' de lo que ha hecho durante su paso por el campus. Respecto a la 'titulitis', hay mucho que cambiar todavía, pero poco a poco va desapareciendo porque las empresas de tecnología lo que buscamos son perfiles que sepan solucionar problemas. Si por mucho que tengas la titulación X luego no saber resolver el problema, no nos vales. La decisión de no homologar la formación de 42 bajo los estándares oficiales de los distintos países se tomó a nivel global. ¿Por qué? Porque es una metodología muy viva. En cuanto se detecta un nuevo lenguaje de programación, se introduce. Y si dependemos de la homologación de los gobiernos, tardaríamos mucho en hacerlo. Nuestra prioridad es adaptarnos en tiempo real a las necesidades del mercado laboral.
–El campus no exige titulación ni conocimientos previos, pero eso no quiere decir que acepten a cualquiera. ¿Qué perfiles buscan?
–Tenemos una demanda enorme. En los campus de Madrid y Orduliz (Vizcaya) sumamos más de 33.000 incritos para 1.600 plazas. Y sí, una de las cosas más difíciles de 42 es entrar. El único requisito de entrada es tener más de 18 años. No necesitas ningún conocimiento previo; de hecho, la mitad llega sin idea de programación. Es un perfil muy diverso; tenemos gente que viene del mundo de la administración de empresas, la hostelería, la sanidad, la construcción... Más o menos el 40% de alumnos vienen con trabajo. Y la edad media es de unos 30 años, pero tenemos gente de 18 a 61 años. ¿Qué tienen en común todos los que han conseguido entrar en 42? La actitud necesaria para buscarse la vida. Esa es la clave de 42: gente que tenga la capacidad de enfrentarse a retos.
–¿Cómo es exactamente el proceso de selección?
–Tienes que hacer dos tests en nuestra página web: uno de memoria y otro de pensamiento lógico-matemático, de dos horas de duración. Una vez los superas estás habilitado para coger una plaza en lo que llamamos La Piscina. Ese es el periodo es de selección. Son 26 días seguidos, incluidos sábados y domingos, en los que el alumno se enfrenta a trabajos individuales, proyectos en equipo, exámenes de hasta 8 horas... La gente que es capaz de superar todos esos retos demuestra que tiene esa capacidad de buscarse la vida, de trabajar en equipo, de superar la frustración, de resolver problemas complejos. Por tanto, son aptos para 42.
–¿Hay una sola promoción por curso o los alumnos van entrando continuamente?
–Vamos a hacer varias Piscinas a lo largo de todo el año para que haya diferentes momentos para acceder. En Madrid, en año y medio, llevamos nueve Piscinas.
–¿Cómo cambia la vida de los alumnos tras pasar por 42?
–Estamos poniendo a disposición de la sociedad malagueña una oportunidad de futuro y de impacto transformador real. Este proyecto cambia la vida de las personas de manera muy potente. Tenemos un 100% de inserción laboral. Hay dos momentos del itinerario de 42 en los que el alumno tiene que tener una experiencia laboral: en el nivel 9 y en el 14. Cuando hacen esas prácticas, que normalmente es al año y medio de empezar, es muy difícil que alguien vuelva a 42 sin trabajo. Normalmente en ese momento ya les quieren contratar. En Madrid, por ejemplo, tenemos 300 peticiones de empresas interesadas en contratar a alumnos.
–¿Realmente se puede compatibilizar un trabajo con el campus?
–Hay alumnos que al año y medio encuentran trabajo y dejan los estudios. Otros quieren llegar al nivel 21 y deciden no trabajar hasta completar la formación, que suele exigir tres años. Y la gran mayoría encuentra trabajo y lo compagina. El periodo de La Piscina es el más exigente en cuanto a tiempo, la gente que está trabajando suele pedir vacaciones. Después, una vez dentro, ya tú te organizas: hay gente que viene dos horas y gente que viene ocho o diez.
–¿Por qué han elegido Málaga para abrir un campus?
–A las 48 horas de anunciar que abríamos 42 en Madrid, teníamos una carta del alcalde de Málaga al presidente de Telefónica solicitándole que esto viniera a la ciudad. Nos ha puesto tantas facilidades [el Ayuntamiento ha cedido espacio para ubicar 42 en Tabacalera y se ha encargado de las obras y el equipamiento] que ha sido imposible decir que no. Por supuesto, también ha pesado la estrategia de la ciudad en torno al talento y la tecnología. Hemos tenido peticiones de casi todas las regiones, pero hemos elegido estar sólo en cinco ciudades: Madrid, Vizcaya, Barcelona, Málaga y Alicante.
–¿Cuál es la duración del acuerdo con el Ayuntamiento?
–Hemos firmado un acuerdo mínimo de cuatro años y esperamos ir prorrogando año a año porque queremos estar muchísimo tiempo en Málaga.
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