

Secciones
Servicios
Destacamos
José Florido es el ejemplo perfecto de esa generación dorada de la Málaga tecnológica a la que también pertenecen Bernardo Quintero, Manu Heredia, Luis ... Hernández, Pepe Domínguez, Alejandro Blanes o su amigo, antiguo socio y ahora jefe, Joaquín Cuenca (éste por adopción, pues es alicantino). Gente (aparentemente) normal que, gracias a su talento, a su pasión por la tecnología y a su carácter emprendedor ha conseguido cosas casi imposibles, como crear empresas de la nada y acabar vendiéndoselas a Google o ser rifado por las 'big tech' en Silicon Valley. Florido acumula en su currículum nombres como la propia Google, Meta o Spotify y reside desde hace más de una década en Berkeley (California) junto a su familia; tanto él como su mujer y sus cinco hijos tienen la ciudadanía americana. Pero él ahora trabaja para una empresa malagueña: Freepik.
José Florido ocupa desde hace año y medio el puesto de 'chief market development officer', o sea, responsable de desarrollo de mercados en la compañía malagueña, que se ha propuesto convertirse en el líder mundial de soluciones basadas en inteligencia artificial para «democratizar el diseño y la creatividad». El foco principal de esta expansión es Estados Unidos, país en el que Freepik abrió oficina hace un año y medio para acelerar su penetración en este ultracompetitivo mercado.
Florido sigue teniendo su residencia principal en Berkeley, pero ahora que trabaja en Freepik pasa más temporadas en Málaga. Este curso, de hecho, los niños lo han arrancado aquí, aunque probablemente lo acabarán en EE UU. Siempre han sido una familia medio nómada: este verano lo pasaron en China y han vivido también en Alemania. Gracias a eso sus hijos hablan cuatro idiomas.
La razón por la que llevan unos meses con base en Málaga es que él ha estado liderando la organización Upscale Conf, el encuentro impulsado por Freepik que va a reunir en Málaga la próxima semana (19 y 20 de noviembre) a 500 personas procedentes de toda Europa para hablar sobre la revolución que trae la IA generativa al mundo del diseño y las artes visuales. «Queremos que sea un encuentro de referencia para Europa y teníamos claro que tenía que hacerse en Málaga», afirma.
Florido dejó Málaga hace veinte años y ahora disfruta del reencuentro con su ciudad, que ha «cambiado mucho». Cuando él se fue esto era un desierto: había cuatro o cinco frikis, cada uno con su proyecto (Uptodown, Agapea, Todocolección, VirusTotal, Uptodown y poco más) y el PTA y sus sueldos entonces mileuristas. «Todo aquel que quisiera hacer algo en tecnología tenía que irse a Madrid o Barcelona, o fuera de España», recuerda, y era «impensable tener una empresa como Freepik aquí», reflexiona.
Consciente de los «aspectos de fricción» que ha generado la eclosión de Málaga, como el «problemón» de la vivienda, él destaca el lado positivo: «Ha dado oportunidad a muchísima gente de desarrollar una carrera sin tener que irse fuera. No ya sólo por salarios, sino por decir: puedo trabajar en tal tecnología y desarrollar un equipo y competir en el mercado global». Eso sí, advierte de que queda mucho por hacer: «Todavía somos pequeñitos, falta mucho ecosistema para ponernos al nivel de Barcelona, por ejemplo», afirma.
Sabe de lo que habla: poca gente en Málaga conoce como José Florido cómo funciona Silicon Valley y las grandes tecnológicas. No en vano ha trabajado para varias de ellas. La primera que aparece en su currículum es Google y ésa es una historia que se ha convertido en mítica: la de la venta de Panoramio a Google.
Panoramio, para los que son demasiado jóvenes o mayores para saberlo, era una especie de wikipedia del mundo en imágenes; un proyecto colaborativo que enganchó a millones de aficionados a la fotografía en todo el mundo. Detrás había tres amigos -Joaquín Cuenca, José Florido y Eduardo Manchón- y cero inversión. En 2007, un año después de rechazar su primera oferta, vendieron Panoramio a Google y entraron en plantilla de la multinacional.
Zurich fue su primer destino tras la adquisición, pero a los tres años Florido se trasladó a Mountain View junto a su mujer, Ana Belén Ramos, que también trabajaba en Google. Ambos, además de pareja, siempre han formado tándem creativo y emprendedor: ya estando en la Universidad crearon un estudio de diseño y desarrollo web y desde hace diez años lideran juntos Wepoke, un «laboratorio de ideas y proyectos web y móvil».
Ya en el cuartel general de Google, Florido se integró en el equipo de Maps. Un día, el vicepresidente de esta división, John Hanke, le invitó a unirse a un equipo de seis personas que estaba desarrollando algo nuevo: una especie de 'spin off' dentro de Google llamada Niantic que quería hacer videojuegos de realidad aumentada en Maps. Aquello fue el germen de Pokémon Go! «El primer juego famoso que lanzamos fue Ingress, que era ya muy parecido a lo que después sería Pokémon Go!, pero de alienígenas contra humanos: John y yo íbamos por San Francisco haciendo fotos para después subirlas y crear portales, que eran como las paradas de Pokémon».
Florido dejó Google antes de que Niantic se convirtiera en una empresa independiente (hoy vale 5 billones): quería volver a emprender por su cuenta. En su trayectoria siempre ha existido esa dualidad entre trabajos por cuenta ajena para grandes multinacionales y proyectos propios. Estuvo ocho años compaginando Wepoke y la crianza de sus hijos y en 2020 decidió volver al mercado laboral. Lo hizo por la puerta grande: le fichó Facebook para ser 'manager' de diseño de producto en el área de Integrity: un equipo que llegó a tener 400 empleados –desde ingenieros a exempleados de la CIA– dedicados a mejorar la moderación de contenidos y la respuesta a crisis y 'fake news'. La multinacional estaba entonces «muy preocupada» después del escándalo de Cambridge Analytica.
La de Meta fue una experiencia corta –sólo estuvo un año y medio porque en 2022 le fichó Spotify– pero muy intensa. «Me tuve que ir a Singapur dos semanas para cubrir las elecciones de Filipinas. Montamos una oficina con cien personas: había una pantalla gigante en la que seguíamos todas las noticias para detectar contenido sospechoso..», recuerda Florido, que desde el departamento de 'integrity' también contribuía a detectar y denunciar redes de trata, estafadores, paramilitares o pedófilos.
De lidiar con estos problemas el malagueño saltó a Spotify, un paraíso del diseño y la creatividad donde, además, dio un salto en su carrera al convertirse en director de diseño de producto. Otra gran multinacional que, hace un año y medio, abandonó para volver –no físicamente del todo pero sí laboralmente– a Málaga y reunirse con su amigo y antiguo socio en Panoramio, Joaquín Cuenca.
En Freepik ha encontrado el punto medio entre lo grande y lo pequeño, entre una startup y una gran corporación. «Es una empresa con una gran cultura y, aunque tiene ya un tamaño respetable, me permite estar en las decisiones de más alto nivel y ala vez, a bajo nivel, muy cerca del usuario y el producto; sigue teniendo alma de startup pero al mismo tiempo estamos haciendo cosas con el impacto de una empresa grande».
Florido destaca la «transformación brutal» que ha protagonizado la empresa malagueña en el último año y medio. «Antes teníamos el objetivo de ser el mayor catálogo de recursos gráficos del mundo y ahora estamos peleando por un premio mucho mayor: ofrecer a la gente una manera totalmente nueva de crear contenido usando tecnología, democratizar el diseño y la creatividad. El tamaño del mercado ha estallado y a Freepik le ha pillado con viento de cola porque ya éramos una empresa muy centrada en tecnología. De repente nos hemos visto liderando esta ola y creo que van a venir grandes cosas».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.