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Ahora que las medidas de confinamiento se han flexibilidado se vuelven a ver algunas colas de usuarios en los bancos. Pero durante gran parte del estado de alarma las sucursales bancarias han estado a medio gas y operativas solo para casos excepcionales. De hecho, las recomendaciones actuales, en plena desescaladas, son las mismas: evitar las gestiones presenciales y hacer uso de la banca electrónica o telefónica siempre que sea posible.
Antes del coronavirus ya las entidades bancarias estaban apostando por limitar las gestiones en persona de sus clientes y promover la utilización de cajeros o banca 'on line' y ahora la crisis sanitaria ha supuesto un salto definitivo. Según un estudio reciente de Mastercard, casi la mitad de los españoles ha comenzado a realizar operaciones bancarias 'online' en los últimos meses. Clientes habituales de las sucursales de sus entornos que han empezado a hacer compras, consultas o transferencias desde el ordenador o el móvil ante la dificultad de ir al banco de manera presencial.
Pese a todas las medidas de seguridad que cuentan hoy en día las entidades bancarias, los usuarios de banca electrónica están más expuestos al denominado 'phishing', técnica usada por los ciberdeliencuentes para obtener datos personales o bancarios de los clientes al hacerse pasar por empresas o personas de confianza. Como el uso de la banca electrónica se ha disparado, también lo han hecho los intentos de estafa por medio de correos electrónicos o de mensajes al móvil. Supuestos bancos que piden restablecer las contraseñas, falsas actualizaciones de datos o sorprendentes bonos de ayuda por el coronavirus que no son reales (como el último detectado usando el nombre del Banco Santander)
La Oficina de Seguridad del Internauta, dependiente del Instituto Nacional de Ciberseguridad del Gobierno de España, da una serie de recomendaciones para evitar caer en este tipo de engaños o fraudes.
El primer paso para no ponerles las cosas fáciles a los estafadores parte de nosotros como usuarios. Mantener el antivirus y el navegador de nuestro ordenador actualizados ayuda a navegar con más seguridad. También es recomendable cerrar la sesión de nuestra entidad bancaria siempre que terminemos de operar e incluso cerrar el navegador. Y por supuesto contar con una contraseña segura, que no coincida con la de otros servicios como el correo electrónico y renovarla de manera periódica.
Otra cuestión de sentido común es no utilizar los servicios de banca 'online' con redes 'wifi' públicas o que no son de nuestra confianza (de un hotel, de una cafetería...) Hacerlo siempre desde nuestra red de casa o desde la conexión de nuestro teléfono móvil.
La principal vía para acceder a nuestros datos bancarios es por medio de mensajes o correos electrónicos que suplantan a otras entidades. Aparentan ser de una entidad bancaria o de un servicio conocido (como Google o Facebook) para alentarnos a introducir nuestros datos. Lo suelen hacer con mensajes alarmistas, que nuestra contraseña ha caducado o que hay un fallo de seguridad en el banco. Tratan de asustar al usuario y le instan a abrir el adjunto o a rellenar los datos de manera urgente. Eso es siempre mala señal y lo más fácil es constatar con nuestro banco, vía telefónica, si existe una amenaza real.
Errores gramaticales, frases inconexas, expresiones mal construidas o calcadas de otros idiomas... No es normal que una entidad bancaria conocida mande mensajes con esos fallos. O con caracteres raros o sin acentos, porque se han escrito desde teclados no españoles. También resaltan desde la Oficina de Seguridad del Internauta que si los mensajes son anónimos y con introducciones genéricas tipo «Notificación a usuario» o «Querido amigo» hay que estar alerta.
Revisa si el texto del enlace que facilitan en el mensaje coincide con la dirección a la que apunta, y que ésta corresponda con la URL del servicio legítimo (situando el puntero sobre el enlace y observando la dirección que se muestra en la parte inferior izquierda del navegador). También pueden dar pistas las direcciones de correo electrónico desde la que nos escriben, que suelen imitar a las corporativas.
Desde la Oficina de Seguridad del Internauta hablan de aplicar una ecuación: solicitud de datos bancarios + datos personales = fraude. El banco nunca te va a pedir por correo electrónico que mandes datos bancarios y personales que puedan ser susceptibles, siempre lo hará de manera telefónica o presencial.
Ante la duda, lo mejor es preguntar a los expertos. El Instituto Nacional de Ciberseguridad tiene un número gratuito y confidencial para dudas relacionadas con intentos de fraudes o consultas relacionadas con la seguridad en Internet. Es el 017 y está operativo a diario desde las 9 a 21 horas, La ayuda es confidencial y trata de ser accesible para todo tipo de perfiles, tanto padres preocupados por el uso de la tecnología de sus hijos a empresas que tengan dudas sobre ciberseguridad. Con anterioridad existía este servicio con un número 900, pero desde principios de año está operativa esta versión corta y más fácil de recordar.
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