Secciones
Servicios
Destacamos
El idilio de Ebury con Málaga es uno de los más sólidos dentro del sector tecnológico, pero paradójicamente su nombre no suele salir a relucir cuando se recita la lista de multinacionales con presencia en la ciudad. Quizá sea porque la discreción de sus fundadores ... se ha contagiado a la forma de estar en el mundo de esta empresa de tecnología financiera. Su cofundador y co-CEO, Juan Lobato, reconoce que no le gusta estar en la palestra, que él está «a otras cosas» y, además, tiene cuatro hijos «y muy poco tiempo». También cree que estar «bajo el radar» tiene sus ventajas para una compañía que se mueve en un ecosistema tan volátil. Lo cierto es que la discreta Ebury se ha convertido en una de las 'fintech' de crecimiento más rutilante y a la vez sostenido en Europa. Desde su nacimiento en 2009 viene duplicando tamaño cada tres años y ya va por los 400 millones de dólares de facturación anual. Banco Santander se convirtió en su mayor accionista en 2019 pero la empresa sigue funcionando de manera independiente y Lobato mantiene el timón firme hacia su objetivo de salir a Bolsa, cosa que puede que ocurra «dentro de dos o tres años».
Juan Lobato trabaja en Londres, donde Ebury tiene su sede social. El corazón tecnológico siempre ha estado y seguirá estando en Málaga, que es la segunda mayor oficina de toda la compañía (por encima de Madrid o Barcelona, donde también está presente). Ahora, además, con espacio para crecer en su nueva oficina: 2.400 metros cuadrados en el edificio Indocar de la plaza de la Solidaridad donde se han reunido 260 empleados que hasta ahora trabajaban repartidos en dos ubicaciones diferentes. El céntrico espacio, donde la compañía ha invertido un millón de euros y que tiene capacidad para 300 puestos, supone la reafirmación de su apuesta por la ciudad. «Queremos seguir creciendo en Málaga; todo lo que podamos hacer desde aquí, lo haremos aquí», afirma el director regional de Ebury en el sur de Europa, Duarte Monteiro. Y su CEO añade: «Si seguimos creciendo al ritmo actual, que es lo que prevemos, en seis años tendremos el triple de personas trabajando en Málaga». Eso significará haber superado los 700 trabajadores.
Esta nueva oficina se convierte además en el principal centro de formación para las 33 oficinas que tiene Ebury repartidas por el mundo. La compañía prevé que a lo largo de 2024, más 500 personas llegadas de más de 20 países pasen por el auditorio que ha habilitado en su sede malagueña.
La nueva sede, en cuya remodelación se han invertido más de 1,2 millones de euros, ocupa un total de 2.400 metros cuadros distribuidos entre dos plantas y una terraza. Su espacio ha sido configurado para albergar 300 escritorios, el citado auditorio, una cantina, salas de reuniones y una terraza de 250 metros cuadrados en la azotea del edificio pensada tanto para albergar eventos como para uso de los empleados.
La apuesta de Ebury por Málaga se remonta a 2010, cuando la 'fintech' fundada en Londres solamente un año antes por los ingenieros españoles Juan Lobato y Salvador Garcia decidió ubicar su centro de desarrollo tecnológico en la ciudad. Los fundadores tenían claro que querían "crear empleo en España" y se decantaron por Málaga por varias razones: «el alto nivel de capacitación técnica de los cuadros profesionales que provee la Universidad de Málaga, el atractivo entorno que proporcionan el clima y la cultura locales, y la excelente conexión nacional e internacional que aseguran el aeropuerto y la línea ferroviaria de alta velocidad». También recuerda Lobato el apoyo financiero de la Junta, de quien Ebury recibió la primera inyección financiera de su historia. Con el tiempo, han descubierto otras cualidades de la ciudad, como su carácter cosmopolita. "Por nuestra presencia en tantos mercados diferentes, necesitamos a gente que hable muchos idiomas y en Málaga la encontramos", afirma.
En este tiempo, Ebury ha experimentado un enorme crecimiento y una extraordinaria expansión internacional. La 'fintech' fundada en 2009 cuenta hoy con 33 oficinas en 21 países del mundo, da empleo a 1.600 personas y ha ayudado a más de 49.000 clientes a realizar transacciones más rápidas y eficientes en más de 130 divisas. En el último año, gestionó un volumen de pagos superior a los 27.000 millones de dólares.
La nueva sede de Ebury en Málaga alberga en estos momentos a una plantilla de 260 empleados, de perfiles profesionales diferentes y una gran diversidad cultural. En el día a día, conviven empleados de 31 nacionalidades diferentes, de los cuales el 52% son mujeres. No sólo hay profesionales de perfil técnico; también abogados, economistas y titulados en FP, ya que la oficina malagueña además de concentrar el desarrollo tecnológico, alberga otros departamentos como operaciones, 'screening', recursos humanos o finanzas.
La firma presume de cuidar a su plantilla y de proporcionar un buen clima laboral. «Muchos de nuestros trabajadores llevan aquí diez años y otros se han ido y han vuelto; será por algo», afirma Juan Lobato. Precisamente para contentar a la plantilla, Ebury busca emplazamientos céntricos. «Habría sido más fácil y más barato irnos al PTA, pero nuestros empleados quieren estar en el centro de la ciudad», confiesan sus directivos. En los 13 años que lleva en Málaga, la firma ha protagonizado todo un periplo en busca de oficinas cada vez más grandes y céntricas: empezó en el PTA (con tres empleados en 2010); pasó al centro de negocios Melior, en la avenida Moliere; de allí a Puerta del Mar, a la Alameda Principal y, por fin, a la plaza de la Solidaridad. Lobato incide en la escasez de oficinas de cierto tamaño que aqueja a la ciudad en su zona céntrica. "Realmente hemos tenido suerte de encontrar este espacio", exclama. En su opinión, tener a toda la plantilla trabajando en un mismo lugar, sin muros ni despachos, mejora la productividad y propicia que la gente se conozca y se relacione aunque estén en departamentos separados.
Ebury está "constantemente reclutando". Su fuerte crecimiento (viene duplicando tamaño cada tres años aproximadamente) le suscita continuamente nuevas vacantes que no se limitan a perfiles técnicos, sino que abarcan también a graduados en Derecho, Económicas y otras titulaciones, además de egresados en FP. Las aptitudes son variadas, pero las actitudes que buscan son las mismas para toda la plantilla: "Buscamos gente extrovertida, sociable y positiva, que cuando le pides algo le salga decir 'sí' antes que 'no'", explica.
En el terreno tecnológico, la compañía busca "todo tipo de perfiles": desde especialistas en datos hasta programadores especializados en los diferentes lenguajes. Les ofrece posibilidades de desarrollo de carrera y oportunidades de trabajar en otros países, desde Brasil a Australia. Málaga, de hecho, es un destino cotizado para empleados británicos de Ebury.
Eso sí, la empresa no es precisamente fan del trabajo remoto, una fórmula que muchos profesionales tecnológicos exigen ahora como condición innegociable. "Somos conscientes de cómo está el mercado laboral y parte de nuestros empleados están teletrabajando, pero nuestra política es fomentar el trabajo en oficina porque pensamos que es mejor para la productividad y para la cultura de la compañía", explica el co-CEO de Ebury, Juan Lobato.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.