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Cada uno procede de un país diferente y los cuatro decidieron poner rumbo a Málaga para convertirse en emprendedores. «Llevamos trabajando apenas dos meses juntos, pero parece que llevemos dos años», bromea Rida Lkhluf, ceutí de 41 años con amplia experiencia en el campo de la ciberseguridad. «Pero uno solo, aunque sea especialista en lo suyo, no puede crear algo potente sin compañeros que sean expertos en otras áreas», admite. Por eso se postuló para ingresar en Demium, la aceleradora de empresas con sede en Málaga, convertida una vez más en punto de encuentro y guía para jóvenes innovadores que buscan encaminar su futuro laboral y empresarial.
Los tutores de Demium formaron un equipo con Natalia Moreno (especialista en relaciones internacionales), Dana Calle (experta en marketing digital), Paula Infante (abogada) y Rida Lkhulf (ingeniero en telecomunicaciones). El resultado es CyberCrin, la empresa emergente de base tecnológica ('startup') que está superando etapas a un ritmo vertiginoso. No en vano, los mentores de Demium han fijado para el mes de junio su primera ronda de inversiones con el objetivo de captar 100.000 euros. Su cliente potencial es claro: las pequeñas y medianas empresas (pymes).
«Las pymes son el sector más desprotegido. Las grandes compañías tienen sus propios departamentos de seguridad en Internet o puede externalizar este servicio, pero las empresas pequeñas y medianas son las más vulnerables ante esos ataques», sostiene Infante, abogada colombiana de 25 años formada en el máster de Asesoría Jurídica de la Universidad de Málaga (UMA). Todos ellos, de hecho, han pasado por las aulas de la institución malagueña para completar su formación. Moreno cursó primero el máster en Cooperación Internacional y más adelante otro de liderazgo después de trabajar para el Ejército de Colombia durante cinco años y de ampliar su currículum en la oficina de Naciones Unidas en Costa Rica.
«Sentía que quería aportar algo propio desde la iniciativa privada y Málaga me pareció el lugar ideal para emprender esa aventura. Además, es un orgullo que esta empresa esté formada en un 75% por mujeres, en un sector donde el porcentaje de profesionales mujeres apenas ronda el 20%», reivindica Moreno antes de felicitarse por uno de los primeros logros de CyberCrin: acceder al catálogo de soluciones que la Junta de Andalucía ofrece a las pymes de la comunidad para dar el salto a la digitalización. «La seguridad en Internet es el primer paso para la digitalización», remacha Moreno, colombiana de 31 años.
Justo el CEO de Virtustotal, Bernardo Quintero, sostuvo algo muy parecido, casi palabra por palabra, durante el Congreso en Ciberseguridad celebrado en Málaga hace unas semanas. ¿Los nuevos herederos de la compañía malagueña adquirida por Google hace una década? Lkhluf resopla con fuerza y alza los brazos. «¡Eso es lo máximo!», comparte, antes de apostillar que CyberCrin ya cuenta con una consejera de lujo: la malagueña Mar López, jefa de Ciberseguridad en Moncloa durante casi una década y ahora en la consultora Accenture.
«Nos hemos conectado muy bien. Creemos que el proyecto está muy definido y, además, hay mucha química entre nosotros», ofrece Dana Calle, boliviana de 25 años que ya ha pasado por México y Estados Unidos antes de recalar en Málaga para ampliar también su formación en la UMA. «Ahora estoy desarrollando un proyecto en el que creo mucho y en el que quiero estar hasta el final, no lanzarlo y después dedicarme a otra cosa», suma Calle.
Y así surge una duda común para todos ellos: ¿por qué Málaga? Los cuatro sonríen, alrededor de la mesa de reuniones de una de las salas de Demium. Se miran entre sí un instante, como si no fuera la primera vez (ni la última) que escuchan esa pregunta. «Aquí se dan muy buenas condiciones académicas, una gran calidad de vida y un ecosistema de empresas muy dinámico», abre Patricia Moreno. «Tengo un montón de amigos que se han ido a trabajar a otras ciudades de España y del resto del mundo y que han decidido volver, incluso ganando menos dinero en algunos casos, porque se han dado cuenta de que aquí se vive mucho mejor», añade Lkhluf. «Vinimos por la oferta de másteres de la UMA, pero también porque Málaga se percibe desde el exterior como un gran foco de emprendimiento», apostilla Dana Calle.
Y junto a ella, cierra Infante: «Nos estamos dejando la piel. Para nosotros, emprender desde aquí es una decisión de vida».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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