Cinco mascarillas futuristas contra el coronavirus que no verás por la calle

Si en enero del año pasado nos dicen que las mascarillas se van a convertir en una parte básica de nuestra indumentaria y que las íbamos a usar con la misma naturalidad que una bufanda o una gorra, no nos los creeríamos. Ahora nuestras calles se han convertido en un escaparate de cubrebocas de todos los tipos y colores, desde las higiénicas más básicas a las de diseños innovadores o personalizados.

Las mascarillas han llegado para quedarse y las empresas tecnológicas y de diseño se quieren subir al carro de este mercado creando modelos futuristas, de alta tecnología y también elevado precio. Aquí repasamos cinco diseños de mascarillas que no se ven por la calle. Al menos por ahora.

Sí, LG, la famosa empresa coreana de electrónica de consumo ya tiene en el mercado su propia mascarilla y se puede comprar en España. La LG PuriCare Air Purifying Mask vale unos 150 euros y se trata de un producto que, como su nombre indica, purifica el aire que respira el usuario. En un principio se diseñó pensando en la contaminación, pero claro, la crisis del coronavirus le ha dado una nueva utilidad. Está hecha de silicona, tiene su propio sistema de ventilación y viene con unos filtros de aire de alta eficiencia (Hepa H13). Según la web de LG, tiene una capacidad de filtrado de 99,7% de virus y 99% de bacterias. Además son anti-vaho, por lo que adiós a que se empañen las gafas y según la marca pensan «solo» 126 gramos (que ya es mucho más que cualquier mascarilla convencional, también es más aparatosa). Viene con su propio estuche y cargador USB y la carga dura un par de horas. Son lo más parecido a la máscara de Darth Vader, pero en blanco

Como no podía ser de otra forma, el gigante tecnológico chino Xiaomi también ha fabricado su propia mascarilla electrónica. De hecho tiene varios modelos en el mercado, a un precio muy competitivo, en el entorno de los 30-40 euros. En este caso la Xiaomi Mijia Youpin Q7 Electric Face KN95 se puede encontrar en Internet por poco más de 40 euros. Cuenta con certificación médica y dispone de un respirador eléctrico que filtra el aire con unos niveles de purificación, según la marca, del 99,9%. Está fabricada en plástico, es ajustable a la cara y pesa unos 95 gramos. Se carga por un puerto microUSB y tiene entre 4 y 6 horas de autonomía. Además, su parte frontal se puede personalizar y cambiar de colores.

«Usar una mascarilla nunca ha molado tanto». Es el eslogan de Cliu, una mascarilla transparente diseñada en Italia con un español en el equipo. Es inclusiva, porque permite ver la boca del que habla y está repleta de atractivos tecnológicos: mide calidad del aire, las constantes vitales del usuario, tiene Bluetooth, micrófono y sensores integrados y además se autodesinfecta, ya que su base de carga tiene una lámpara de rayos ultravioleta. Además, la parte frontal se abre para comer o beber sin tener que retirar el tapabocas. Una virguería tecnológica que no es barata: unos 80 euros la versión básica y unos 200 la versión 'pro'. Se venden en su página web.

La más llamativa, aparatosa y también cara. No se puede ni considerar mascarilla, porque es una especie de escafandra en la que se mete la cabeza y medio torso. Su diseño parece sacado de cualquier película futurista, pero se trata de un producto real que está en el mercado y que cuesta casi 400 dólares. Una empresa de Canadá ha diseñado este chaleco llamado BioVYZR, que lleva una batería a la espalada y un purificador con filtros KN95 que filtran el aire del interior. Pesa más de dos kilos, por lo que no tiene que ser muy cómoda de llevar e incorpora dos guantes reversibles para poder tocarse la cara sin abrir el armatroste. La empresa dice que en su web que trabajan en crear equipos «para nuestra nueva normalidad colectiva». Una normalidad que da casi miedo.

La firma Razer, una de las grandes marcas de hardware para videojuegos también quiere su parte del pastel de las mascarillas. De ahí el diseño del prototipo Project Hazel, la única de este artículo que aún no se fabrica y por tanto no está a la venta. Pero el diseño ahí está: se trata de una mascarilla con estética futurista y muy 'gamer, con micrófono y altavoz integrado y luces LED de colores. Según la empresa, estará preparada para filtrar el 95% de las partículas del aire, incluyendo el virus COVID-19. Es posible que sea una realidad en no mucho tiempo.