Ayer hizo el día de más calor de la historia de Málaga, desde que se tienen registros. Así que, para aliviar los rigores de una ... tarde que se presentaba inolvidable, tomé mi coche y me fui a la playa de Almuñécar, que a orillas del mar los calores se llevan mejor. Tardé tres cuartos de hora en recorrer los setenta y cinco kilómetros de una moderna autovía, cómodamente sentado y con aire acondicionado. ¿Cómo sería un viaje en automóvil desde Málaga a Almuñécar en 1904, me preguntaba?
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Eran tiempos en los que viajar en automóvil se consideraba poco menos que un hecho heroico. Incluso existía una indumentaria especial, con abrigos y gafas para protegerse del polvo. La gente aún no estaba acostumbrada al ruido que producían los motores y los tubos de escape. El primer reglamento para la circulación de automóviles (12/6/1903) establecía en su artículo 14:
«Siempre que los conductores observen que se produce espanto en las caballerías, ya sea por la vista de un automóvil o por el ruido que producen, están en absoluto obligados a parar el carruaje, evitando en lo posible el ruido, y solo podrán emprender la marcha después de que hayan pasado las caballerías.»
Los propietarios de los primeros automóviles eran personas con suficientes recursos económicos como para poder disfrutar de las ventajas de este nuevo medio de locomoción. Hay quien afirma que los primeros coches eran tan imperfectos que carecían de utilidad práctica y tan complicados de manejar que necesitaban de un 'chauffeur' experto para conducirlos y cuidarlos. Arrancaban cuando querían con una manivela. José Echegaray, premio Nobel en 1904, vaticinó que los automóviles, aunque como deporte y entretenimiento estaban muy bien, de ninguna manera servirían como medio práctico de transporte.
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El que bien pudo ser el primer viaje malagueño en coche de la historia se realizó en 1904. En el diario La Unión Mercantil del 10 de octubre de 1904 leemos la sorprendente noticia:
«Han salido en automóvil para la pintoresca ciudad de Almuñécar nuestros queridos amigos don Francisco Álvarez (Net), don Juan Gómez (Mercado) y don Manuel Mateos Martiny, comerciante de tejidos en aquella plaza. Les deseamos feliz viaje.»
Francisco Álvarez Net y Juan Gómez Mercado eran dueños de sendos florecientes y prósperos negocios a la entrada de la calle Nueva que perduraron hasta los años ochenta del siglo pasado. Álvarez Net fue propietario de dos de los primeros automóviles matriculados en Málaga (MA-5 y MA-6). Es probable que el vehículo en el que viajaron estos comerciantes a Almuñécar fuera uno de aquellos -marca Rochet- antes de matricularse, ya que entonces no se había promulgado aún la Real Orden que obligaba a hacerlo.
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Un viaje a Almuñécar en coche en 1904 tenía que ser una auténtica aventura que rozaría la proeza: sin carreteras, recorriendo polvorientos caminos de tierra; con frecuentes pinchazos y averías; en vehículos que no estaban preparados para las inclemencias meteorológicas; y con el chófer quizás algo nervioso, pues nunca había recorrido tan larga distancia a lomos del último grito de la técnica, que eso es precisamente lo que encarnaba un automóvil a principios del siglo XX.
Sabe Dios lo que tardarían en recorrer los setenta y cinco kilómetros que separaban ambas localidades. Entonces, a una velocidad media de 15 o 20 Km/h, podían emplear fácilmente muchas horas en transitar aquella distancia. Y eso si no había incidentes o averías, que seguro que los hubo. Imaginémonos por un momento la cara de sorpresa de los lugareños que veían pasar por la puerta de sus casas ese sofisticado y desconocido artilugio jamás visto. Sin duda, se trató de un viaje histórico: el primer trayecto en vehículo a motor entre Málaga y Almuñécar.
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Para hacernos una idea tomemos como referencia otro viaje en coche, pero realizado dieciséis años más tarde. En 1920, Emilio Rennes, ingeniero de los Ferrocarriles Andaluces, realizó el recorrido entre Málaga y Almería en un Ford, matrícula MA-285. Empleó dos días. Así lo contaba su nieto Michel Rennes:
«En 1919, los Ferrocarriles Andaluces decidieron comprar un coche automóvil: era un Ford T descapotable, que pronto los ferroviarios apodaron «la cucaracha». Emilio Rennes lo utilizaba de vez en cuando (...). Una vez, en 1920, Emilio Rennes tuvo la idea de ir a Almería por carretera con otro ingeniero y el chófer del coche Ford. Pero la carretera de Almería solo estaba asfaltada en algunos tramos y, excepto en Torre del Mar y en Motril, no había ningún puente. En muchos sitios la carretera ni existía y se circulaba solamente por arroyos secos. En este recorrido de 226 kilómetros con 'la cucaracha' pincharon siete veces, teniendo una sola rueda de recambio, con neumáticos duros difíciles de desmontar, así que tuvieron que «trasnochar por el camino.»
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En 1898 circuló el primer automóvil por las calles de Madrid. Lo trajo el propio alcalde, Nicolás de Peñálver, desde París, a una velocidad media de 20 km/h. Sabemos que realizó el trayecto entre las dos capitales en cinco días. Dos años antes, exactamente el 28 de febrero de 1896, llegó por tren a Antequera el que para algunos fue el primer coche que hubo en España. Lo habían adquirido, también en París, los hermanos Juan y Simón Dromcens Auroux, propietarios de la primera fábrica de luz antequerana.
El primer coche malagueño perteneció a José Griffo García, dueño de una famosa tienda de pianos en la calle Larios. Se trataba de un Mercedes Simplex, adquirido en Alemania, que se trajo a Málaga en 1903 con chófer incluido. Se llamaba Otto, aunque lo llamaban Ramón, y se quedó a vivir en nuestra ciudad para siempre. El propio Rubén Darío vino a Málaga en diciembre de 1903 para pasar el invierno y se sorprendió de que en nuestra ciudad ya hubiese un automóvil circulando. El primer vehículo matriculado en Málaga, el 10 de agosto de 1907 y con la placa MA-1, fue propiedad de Francisco Merino García.
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