Teodoro Reding: la reforma de la Alameda Principal y los traslados de la Fuente de Génova

María Pepa Lara

Domingo, 29 de mayo 2022, 00:43

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Según nos explica Francisco Bejarano Robles en su obra 'Las Calles de Málaga' -páginas 107-110-, el 25 de marzo de 1806 fue nombrado Corregidor de Málaga -Gobernador Militar y Político-; el mandato sería para seis años. El 8 de junio de 1806 tomó posesión de su cargo. A lo largo de ese año, desde que es nombrado Gobernador, sólo deja de presidir seis Cabildos municipales por tener que trasladarse para asuntos militares a Granada, donde residía la capitanía general. Permaneció como tal hasta el 8 de octubre de 1808.

Al final de 1806 nombró Alcalde Mayor a Justo Martínez Baños. Y se ocupó del embellecimiento de la ciudad, principalmente de los trabajos del puente sobre el río Guadalhorce: Puente del Rey. Las obras se lograron porque Reding buscó los fondos necesarios, ya que éstas estaban casi paralizadas desde 1800.

Debido al desbordamiento del río Guadalmedina el 14 de noviembre de 1807, Reding ofreció facilitar 500 presidiarios que limpiaran las calles gratuitamente y, además, buscar dinero para limpiar los barrios de la Trinidad y el Perchel a principios de 1808.

Al mariscal de campo Teodoro Reding se le debe la primera y más importante reforma de la Alameda Principal, pues dio la pauta de lo que debería ser el paseo e inició las mejoras que habían de darle su particular fisonomía. El proyecto que debió de existir sólo lo conocemos por algunas referencias que nos dan idea de las líneas generales del mismo. Los álamos blancos que en principio se plantaron resultaban de diferente altura, rompiéndose la simetría del paseo, por lo cual se proponía que fueran sustituidos por naranjos y adelfas reales y, entre ellos, arbustos y plantas de flores. La fuente que estaba emplazada en el centro de la plaza de las Cuatro Calles se instalaría al comienzo del paseo, dando vista al mar y casi frente a la Puerta de Espartería. En el extremo opuesto del paseo –según el proyecto-, se levantaría un cenador con diversos motivos ornamentales, según el plano que se acompañaba. El Ayuntamiento dio su aprobación, acordándose en sesión de 14 de febrero de 1807 el traslado inmediato de la fuente y nombrando a los regidores Francisco María del Bastardo Cisneros y Antonio Pizarro, que auxiliarían al señor Gobernador en los trabajos que llevase consigo la realización del proyecto.

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Según nos cuenta R. Barrionuevo en 'Péndulo 9-V-2019' en su artículo 'La Alameda Principal: historia de un paseo ilustrado', la fuente fue restaurada por los maestros alarifes Gabriel Albínola y Josef Bussy, que le fabricaron un nuevo pilón, nuevas cañerías, prolongaron los husillos hasta la playa y un depósito de agua. El importe de las obras ascendió a 49.748 reales.

Parece ser que ésta no se ejecutó por completo, ya que la Guerra de la Independencia estableció que Teodoro Reding, como militar al servicio de España, aunque suizo, abandonase nuestra ciudad y su gobierno para luchar contra las tropas napoleónicas, contribuyendo a la victoria de Bailén al mando del general Castaños, continuando la campaña hasta morir en Tarragona en 1809 a consecuencia de heridas recibidas en un combate con los franceses.

Y precisamente en la Alameda, el paseo que embelleció durante su mandato, y en una de las casas del comerciante francés Juan Maury, establecido en Málaga, se hospedó José I, el Rey, cuando estuvo en esta ciudad el mes de mayo de 1810, celebrándose allí una recepción a la que acudieron los franceses residentes en ella y los malagueños afrancesados. Años más tarde, la casa pasó a ser propiedad de Trinidad Grund. Fue rehabilitada hace unos años y se encuentra situada en la calle del mismo nombre.

Expulsados los invasores y reanudada la vida nacional restableciendo el orden, el Ayuntamiento de Málaga en 1814 volvió a ocuparse de la Alameda, reponiendo su arbolado con la especie denominada «del paraíso» y reparando la alcubilla, situada detrás del café del muelle, y la cañería que desde ella conducía el agua hasta las fuentes de la Alameda.

En 1816 parece que se completó la reforma iniciada por Reding y en 1817 debían de estar ya adjudicados los solares resultantes de la demolición del castillo de San Lorenzo, por cuanto consta que el ingeniero hidráulico Joaquín María Pery dirigía la construcción de algunas casas de la Alameda.

El Ayuntamiento volvió a retomar el proyecto de reforma de la Alameda, y creemos que sería entre los años 1816 y 1817 cuando se terminaron las obras proyectadas desde 1807. La fuente estaba entonces frente al Puerto. La Alameda en 1837 se denominará «Salón Bilbao», en conmemoración de la liberación de esta ciudad por Espartero. Conocemos una lámina publicada en la revista 'El Guadalhorce' en 1839 donde la fuente brilla en todo su esplendor.

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A finales del XIX surge un importante movimiento urbanístico en nuestra ciudad y es entonces cuando se proyecta una calle amplia y moderna que uniría la Plaza con la Alameda -la futura calle de Larios, inaugurada en 1891-. Así, se desmonta la fuente y se instala en el extremo opuesto del Paseo inmediato al Puente de Tetuán.

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En el espacio que dejó vacante la fuente se estableció la estatua del Marqués de Larios, obra de Mariano Benlliure que, sufragada por suscripción popular, fue inaugurada en enero de 1899.

En 1913 se firma, por la oficina municipal de Obras Públicas, el proyecto de reforma y ampliación del primitivo Puente de Tetuán y la construcción de las rampas de acceso, quedando la fuente en un nivel inferior respecto a ellas sin perspectivas desde el puente.

En el año 1924 se corta el comienzo de la Alameda, dejando en derredor de la estatua del Marqués de Larios una amplia rotonda para el tráfico rodado. Un año después, en 1925, se aprueba el proyecto de la Comisión de Grandes Reformas siendo alcalde José Gálvez Ginachero y se transforma la Alameda en una moderna avenida, desapareciendo el paseo central al convertirse en calzada, conservándose los andenes laterales en el espacio entre las calles que desembocan en la avenida.

Por estos años se desmontan de nuevo las piezas de la fuente y se emplaza en la Glorieta del Parque, junto al estanque con cisnes -de ahí su nueva denominación-, donde permaneció hasta 2003 cuando, después de ser rehabilitada, volvió a su primitivo emplazamiento en la plaza de la Constitución tras la reforma de peatonalización de la calle de Larios (sustituyendo a la fuente de las Tres Gitanillas, que era de mayor tamaño, y que fue trasladada a la avenida de Andalucía, pero que debido a las obras del Metro fue retirada), aunque desplazada de su antigua alineación, cercana a la actual Pasaje de Heredia, con el objetivo de dejar espacio para la tribuna de Semana Santa y otros actos que se realizan en distintas épocas del año. En septiembre de 2020 la fuente de las Tres Gitanillas fue devuelta a su último emplazamiento: la avenida de Andalucía.

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