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Víctor Heredia
Miércoles, 14 de agosto 2024, 00:02
La ciudad tiene muchos autores, muchas personas que con sus proyectos y su trabajo han ido dando forma al hecho urbano. En la Málaga contemporánea ... hay una saga que, a lo largo de tres generaciones, ha tenido un destacado protagonismo en el diseño de edificios y conjuntos urbanos. Es la saga de los Strachan. Vamos a repasar brevemente algunos aspectos biográficos de Eduardo Strachan, de su sobrino Fernando Guerrero Strachan y del hijo de éste, Fernando Guerrero-Strachan Rosado.
Eduardo Strachan Viana-Cárdenas era natural de Cártama, donde nació hacia 1849. Fue alumno oficial del Instituto Provincial entre 1860 y 1865, en el que cursó con especial interés la asignatura de Dibujo lineal y obtuvo el título de perito agrimensor. Posteriormente ejerció su profesión como maestro de obras y durante un breve tiempo, después de la muerte de Cirilo Salinas en 1878, fue profesor de Dibujo en las enseñanzas industriales que se impartían en el Instituto.
Strachan desarrolló una extensa carrera profesional diseñando todo tipo de edificios de viviendas, tanto en las nuevas calles céntricas abiertas sobre los solares de conventos demolidos como en los barrios obreros, además de instalaciones fabriles (como la fábrica de electricidad de La Malagueta), villas residenciales y construcciones asistenciales. También realizó un proyecto para el Parque en 1896, por encargo de los Larios.
Para esta familia se ocupó de levantar los inmuebles de la calle Marqués de Larios, en la que mostró un elegante y contenido uso de elementos decorativos para dejar que la majestuosidad de la nueva vía quedara definida por el ritmo de los huecos y la homogeneidad de los volúmenes. Se cuenta que muchos materiales de derribo de esta obra fueron reutilizados en las viviendas obreras que Strachan estaba dirigiendo simultáneamente para la Casa Larios en el barrio de El Perchel.
El nombre de Strachan fue adjudicado a una de las calles perpendiculares, la que hasta entonces se llamó del Desengaño. Murió en Madrid el 2 de agosto de 1899. Por tanto, se ha cumplido hace unos días el 125 aniversario de su fallecimiento. Emilio de la Cerda le dedicó en 1891 unas proféticas palabras: «Ha dejado en Málaga el sello imperecedero de su elevado talento, en una obra colosal que mientras por el tiempo sea respetada, vivirá siempre unida al recuerdo de su autor».
Fernando Guerrero Strachan tomó el testigo de su tío Eduardo. Nació en Málaga en 1880, como ha demostrado la profesora Josefa Carmona, autora de una tesis doctoral sobre la vida y la obra del hombre que, junto a otros compañeros, definió la imagen arquitectónica de la Málaga de principios del siglo XX. Estudió el bachillerato en la Academia Politécnica de Pablo Salvat durante tres años y los dos últimos cursos como alumno oficial del Instituto, en el que coincidió con su amigo y colaborador Manuel Rivera Vera. Su expediente está plagado de sobresalientes. Su brillantez como estudiante quedó confirmada en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en la que quedó número uno de su promoción.
Al igual que su tío Eduardo mostró una enorme versatilidad para abordar proyectos de todo tipo, siempre con un estilo muy personal. Fue alcalde de Málaga entre 1928 y 1930, año en el que falleció a la edad de 50 años.
En 1924 quedó terminada la Casa de las Palmeras, un encargo que Tomás Bolín y Mercedes Martínez de las Rivas hicieron a Fernando Guerrero Strachan en una finca situada en El Limonar Alto. El resultado fue la que es considerada la mejor obra del arquitecto malagueño, un trabajo en el que dio rienda suelta a sus habilidades técnicas y sus inquietudes estéticas. El Colegio de Arquitectos, que tiene su sede en este palacete desde los años ochenta, ha querido aprovechar este centenario para reivindicar la figura de Guerrero Strachan y su labor como creador de la imagen de una Málaga moderna a principios del siglo XX a través de un ciclo de conferencias, exposiciones y actividades. Edificios como los hoteles Miramar y Caleta Palace, el Ayuntamiento (diseñado conjuntamente con Rivera Vera), las Casas de Félix Sáenz, la Casa de Socorro del Llano de Doña Trinidad, la iglesia del Sagrado Corazón, el Matadero, el Seminario Diocesano, el Sanatorio Marítimo de Torremolinos y otros muchos inmuebles que ofrecieron una imagen renovada de una ciudad en transformación.
La tercera generación de la saga de arquitectos estuvo representada por su hijo Fernando Guerrero Rosado, nacido el 30 de mayo de 1907 en la calle Martínez 5. Con este nombre encontramos su expediente en el Instituto General y Técnico de Málaga, aunque posteriormente su padre uniera sus apellidos y ya fuera conocido como Guerrero-Strachan Rosado. Realizó el bachillerato como estudiante oficial entre 1917 y 1923, cosechando las mejores calificaciones en las asignaturas de Ciencias. En sus papeletas de matrícula indicaba la dirección familiar (Marqués de Larios 3) y algunas están firmadas por Buenaventura Barranco, lo que nos indica que compatibilizaba la asistencia a las aulas del Instituto con las clases de la famosa academia de Don Ventura, a la que acudieron por esos años personalidades como los futuros Premios Nóbel Vicente Aleixandre y Severo Ochoa.
Guerrero-Strachan Rosado murió en 1941, a causa de la epidemia de tifus exantemático. Tenía solo 34 años, pero también dejó una obra importante en Málaga. El primer estadio La Rosaleda, la traza de los Jardines de Puerta Oscura, de la Catedral y de Pedro Luis Alonso o la parroquia de Cristo Rey, entre otros trabajos. Uno de ellos fue la reconstrucción de algunos edificios de la calle Larios, que había diseñado su tío abuelo y de la que habían sido vecinos su padre y él mismo. En uno de ellos, el número 6, aún podemos ver su firma en letras de bronce.
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