Víctor Heredia
Martes, 20 de agosto 2024, 00:08
Málaga, hace un siglo, se apuntaba a la modernidad. Después de años de tensiones sociales y políticas, y cuando parecía que empezaba a superarse la ... crisis económica, el Ayuntamiento adoptó una serie de decisiones para emprender unas profundas reformas urbanas con el fin de adaptar la ciudad y sus servicios a los nuevos tiempos. El contexto político era favorable.
Publicidad
La Dictadura implantada por el general Primo de Rivera en septiembre de 1923, que supuso el fin del régimen constitucional de la Restauración, quiso legitimarse presentando como avales la eficacia y el orden. El primer gobierno de la Dictadura, formado exclusivamente por militares, aprobó el 8 de marzo de 1924 el Estatuto Municipal. Esta norma reforzaba la capacidad administrativa y presupuestaria de los municipios para acometer ambiciosos programas de obras públicas destinados a la modernización de las ciudades de cierto tamaño.
En el caso de Málaga, el Ayuntamiento ya contaba con proyectos de renovación del sistema de abastecimiento de agua y de la red de alcantarillado, preparados por el veterano ingeniero José Bores Romero después de ocupar la Jefatura de Obras y Vías Municipales creada en 1921. La ciudad aumentó su población en más de 50.000 habitantes entre 1910 y 1930, superando los 180.000 en este último año, lo que la convertía en la quinta más poblada del país, tras Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla. Este incremento demográfico se producía sobre una ciudad que presentaba unas infraestructuras notablemente deficientes, herencia indeseable del siglo XIX.
La aprobación del Estatuto Municipal activó inmediatamente los mecanismos para desarrollar un Plan General de Reformas y Mejoras de Málaga. El alcalde, el doctor José Gálvez Ginachero, encargó su redacción a una comisión compuesta por tres ingenieros de enorme prestigio: Rafael Benjumea y Burín, conde de Guadalhorce; Manuel Giménez Lombardo; y Leopoldo Werner y Martínez del Campo, conde de San Isidro.
Publicidad
El que sería más conocido como Plan de Grandes Reformas quedó aprobado el 22 de septiembre de 1924. Su puesta en marcha ponía fin a varias décadas de atonía municipal en el planeamiento y desarrollo urbano, que apenas había visto iniciativas de envergadura desde la apertura de la calle Larios a finales del siglo XIX. En la memoria del Plan se realizaba un diagnóstico de la ciudad entendida como un conjunto de infraestructuras que le dan la operatividad necesaria para funcionar. Había que actuar, por tanto, siguiendo una planificación lógica que empezara por poner a punto ese conjunto de redes operativas: saneamiento, circulación, educación y servicios. La cuestión del abastecimiento de agua contaba con un proyecto propio que ya estaba en obras.
Las actuaciones eran muy diversas y comprendían intervenciones tanto en la ciudad consolidada como en el ensanche. Se preveía la pavimentación, en una primera etapa, de 320.000 metros cuadrados de calzadas (sobre un total de 770.000); la dotación de un alcantarillado completo en la ciudad, comenzando por los barrios de la margen derecha del Guadalmedina; la renovación de ciertos servicios (matadero y cementerio); y la construcción de nuevos edificios escolares. Los redactores del Plan constataban la elevada densidad urbana (en torno a 700 habitantes por hectárea en algunos sectores), que sólo podía rebajarse extendiendo la superficie de la ciudad mediante el ensanche exterior. Sin embargo, el plan no lo diseñaba, se limitaba a definir el sistema de rondas (interior, intermedia y exterior) y algunas vías radiales. Su definición se desarrollaría en el Plan de Daniel Rubio de 1929.
Publicidad
También se contemplaba el ensanche y apertura de hasta 32 calles en una gran intervención de ensanche interior, que en buena medida estaba orientada a facilitar la adaptación del centro urbano al nuevo medio de transporte del siglo: el automóvil. El Plan se completaba con un nuevo puente para comunicar el puerto con el barrio del Perchel, la cubrición del tramo final del Arroyo del Cuarto y la creación de dos paseos turísticos: uno marítimo, entre el Parque y la Torre de San Telmo, y otro de altura en la ladera meridional del monte Gibralfaro.
Muchas de estas obras se pusieron en marcha de forma inmediata, por lo que el Plan de Grandes Reformas dio lugar a unos años de intensa actividad constructora de iniciativa municipal, que se unía a otros proyectos públicos y privados que se realizaron durante los años veinte: la nueva traída de agua de Torremolinos, la Fábrica de Tabacos o la central telefónica de Molina Lario. Las sucesivas leyes de casas baratas incentivaron una política de vivienda más activa, que tuvo su máxima expresión en la creación de la barriada de Ciudad Jardín y en el crecimiento de otros núcleos en el extrarradio de la ciudad: Los Guindos, Haza María, Pedregalejo…
Publicidad
Con el Plan se llevaron a cabo actuaciones como el nuevo matadero de Carranque, la Escuela del Mapa de Martiricos, algunos edificios escolares, la pavimentación de numerosas calles y plazas, y varias intervenciones de apertura y ensanche de vías públicas: Calderería, Tejón y Rodríguez, Cister, Alcazabilla, tramo inicial de Mármoles, parte de calle Granada. Una de las actuaciones más significativas fue la apertura al tráfico de vehículos de la calzada central de la Alameda, que hasta entonces había sido un paseo peatonal. En 1928 se empezaron las obras del paseo marítimo, que tardarían décadas en completarse. El Puente del Carmen se hizo algunos años después. Las obras del Plan se presupuestaron en 38.500.000 de pesetas, para lo que se concertó un empréstito con la Banca Marsans. La contrapartida estuvo en el agotamiento de las finanzas municipales, que después del notable esfuerzo inversor de los años veinte, sufrieron las consecuencias de la crisis de los años treinta con especial gravedad. Pero, como afirma Rafael Reinoso, en esos momentos la ciudad aprovechó la coyuntura para acelerar unos cambios absolutamente prioritarios.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Te puede interesar
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.