De la pintora desnuda al científico mareado
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Tal día como hoy nacía Georgia O'Keeffe, en cuyas controvertidas pinturas florales se desvelan genitales femeninos, y moría Johannes Kepler, figura clave de la Revolución Científicamaría teresa lezcano
Domingo, 15 de noviembre 2020, 00:06
Tal día como hoy nacía Georgia O'Keeffe, en cuyas controvertidas pinturas florales se desvelan genitales femeninos, y moría Johannes Kepler, figura clave de la Revolución Científica que fue ridiculizado por afirmar que la Luna provocaba las mareas terrestres.
Sun Prairie, Wisconsin, quince de noviembre ... de 1887. Nace Georgia O'Keeffe, quien habría de ser reconocida toda una vida después como la «Madre del modernismo estadounidense» por sus pinturas florales, sus rascacielos neoyorquinos y sus paisajes de Nuevo México, y abanderada del precisionismo, movimiento pictórico en el que los historiadores de arte clasifican lo inclasificable y ahorman lo inahormable, en el caso de O'Keeffe una amalgama de modernismo, arte abstracto, art-déco, indigenisma americano y surrealismo.
Tras ganar un premio por su pintura al óleo 'Dead rabbit with copper pot', en la cual, como explicita su nombre, se ve a un conejo de riguroso rigor mortis junto a una lata de cobre, O'Keeffe fue alternando la enseñanza con el aprendizaje y, precisionismo en mano, se lanzó a pintar flores aparentemente aumentadas por una lente como si no hubiera un mañana cromático, escandalizando a los locos años veinte que aseguraban ver en tan florida expresión una representación escasamente velada de los genitales femeninos. O'Keeffe sin embargo siempre negó tal interpretación freudiana de sus cuadros, y los locos años veinte que si no hay más que mirar para ver, y O'Keeffe que si sólo son flores aumentadas, y los locos años veinte que si serán entonces flores vaginales, y O'Keeffe que no seáis mal pensados, y los locos años veinte que si a nosotros nos da igual pero esto es una trompa de Falopio de toda la vida... Georgia cogió sus abstracciones y sus simbolismos y, con su poligamia bisexual de mujer libérrima bajo el brazo, se instaló en Nuevo México, donde se construyó un santuario artístico en el que no dejaba entrar a nadie y donde era ocasionalmente espiada por los sobrinos de su marido, el fotógrafo Stieglitz, mientras pintaba desnuda la desnudez paisajística de su entorno hasta que una degeneración macular le engulló la visión dejándole sólo una visión periférica y tuvo que limitar su creación al lápiz y al carbón, al tiempo que el presidente Gerald Ford le concedía el más alto honor alcanzable por un civil norteamericano, es decir la Medalla Presidencial de la Libertad.
Un año antes de su muerte, sería Ronald Reagan quien le entregaría la Medalla Nacional de las Artes y, ya criadora Georgia de malvas probablemente erotizadas, la estamparon literalmente en un sello de treinta y dos centavos y nombraron en su honor una especie fosilizada de archisaurio, la Effigia Okeeffeae, es decir el fantasma de O'Keeffe. Fantasmando, que es gerundio.
Doscientos cincuenta y siete años antes del nacimiento wisconsinita de Georgia O'Keeffe, moría en Ratisbona Johannes Kepler, astrónomo y matemático alemán que fue una figura clave de la Revolución Científica. Sietemesino de nacimiento e hipocondríaco de desarrollo tras haber sobrevivido a la viruela infantil, Kepler era hijo de un mercenario del ejército y de una bruja, no de las de maldad infinita sino de una curandera y herborista que acabaría encarcelada por copular con el diablo cuando lo que hacía la pobre mujer era elaborar ungüentos de salvia para los sabañones y bebedizos de miel para las gargantas ardientes, además de avivar en su hijo un interés por la astronomía que comenzó cuando observó un cometa a los cinco años y alcanzó su apogeo tres décadas más tarde al detectar en la Vía Láctea una supernova a la que posteriormente se conocería como «estrella de Kepler».
Entre ambos sucesos, Kepler se matriculó en la Universidad de Tobinga, donde al ser un alumno aventajado le enseñaron el heliocentrismo de Copérnico, mientras a los semiburros, científicamente hablando, les seguían inoculando el geocentrismo de Ptolomeo. Ya heliocéntrico y cosmológicamente modélico, Kepler ideó su teoría de la 'Armonia de las esferas celestes', que propugnaba un gobierno del universo por proporciones numéricas armoniosas y la cual le permitió predecir satisfactoriamente el tránsito de Venus y hasta afirmar que las mareas venían motivadas por una atracción que la luna ejercía sobre los mares; aseveración esta última que el científico realizó en su etapa de senectud y desencadenó una nada lunar marea de burlas y comentarios que venían a decir que el bueno de Johannes estaba como una cabra bávara. Bávaramente finado y enterrado, Kepler fue perdido, en cuanto a anatomía se refiere, durante la Guerra de los Treinta Años, mientras sus escritos también se extraviaban por esos mundos de satélites mareantes hasta que Catalina la Grande de Rusia los rescató para su observatorio de San Petersburgo y a Kepler le fueron endilgabando nominalmente un astroblema lunar, un cráter marciano, un asteroide, un telescopio espacial, un vehículo de transferencia automatizado, una cordillera en Nueva Zelanda y hasta un tipo de letra en una empresa de software llamada Adobe. Adobando, que es....
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