Los pasajes malagueños

El modelo de pasaje o galería tiene su origen en Francia. Durante la primera mitad del siglo XIX se construyeron hasta una treintena de pasajes cubiertos en París que ofrecían una amplia variedad de tiendas a una clientela acomodada que quedaba protegida del mal tiempo mientras realizaba sus compras. Este modelo de calle peatonal con vocación comercial se extendió a otros países europeos, como Gran Bretaña, Alemania e Italia. En este último las galerías alcanzaron su mayor monumentalidad, con ejemplos tan destacados como la Galería Vittorio Emanuele de Milán.

El considerado primer pasaje comercial español fue el de San Felipe Neri, en Madrid, de 1839, cubierto con una montera de cristal, a los que siguieron otros como el de Murga (1845), también en Madrid, y el de Bacardí (1856), en Barcelona. Como escribe Carmen del Moral, «los pasajes comerciales crearon en toda Europa una arquitectura original y unas formas de intercambio comercial que imprimieron carácter a la vida urbana e introdujeron nuevos modelos de relación social y comercial».

Los pasajes que se hicieron en Málaga distan mucho de las grandes galerías de las capitales europeas, pero esta menor dimensión y ambición no les resta modernidad. En nuestra ciudad no llegaron a tener cubiertas ya que el clima permitía prescindir de este elemento protector. Los pasajes fueron (y siguen siendo) pequeñas y estrechas calles comerciales situadas en puntos céntricos que sirven también como pasos entre vías de mayor circulación. Al ser de propiedad privada, en sus accesos había (y en algunos casos sigue habiendo) verjas que quedaban cerradas fuera de los horarios de comercio.

Benito Vilá afirmaba en su guía publicada en 1861 que «el gusto por los pasajes, o sea manzanas de casas con varios pisos, también se ha extendido, y se cuentan hoy cinco habiendo sido el primero el de Heredia, que sin duda es el mejor». Así era. Manuel Agustín Heredia acometió en 1835 la construcción del pasaje que ostenta su apellido, que marcó el comienzo de una nueva etapa en el urbanismo local. Introdujo una tipología que aunaba las funciones residenciales y comerciales mediante una estructura viaria que aumentaba la fachada comercial con tiendas y negocios que superaban los conceptos gremiales de épocas anteriores. Heredia adquirió la antigua cárcel y la vecina capilla de Santa Lucía, que demolió para levantar el pasaje con proyecto del arquitecto extremeño Baltasar Hernández. El conjunto está formado por tres edificios separados por una estrecha vía en forma de T. Fue terminado en 1837, lo que le convierte en uno de los más antiguos (sino en el que más) de España. Para aligerar la estructura y aprovechar mejor la superficie de la planta baja el muro de carga fue sustituido por una hilera de columnas de fundición (algo más de setenta), elaboradas en la ferrería que Heredia acababa de construir en las playas de San Andrés. Hace unos años este enclave fundamental de la historia del urbanismo local fue sometido a una agresiva intervención que modificó su aspecto, aunque se conservaron su estructura interior y la columnata.

Antonio María Álvarez se hizo con el solar del convento de las agustinas, en plena plaza de la Constitución y a pocos metros del pasaje de Heredia. Entre 1854 y 1856, con proyecto de Diego Clavero, construyó un conjunto con planta de cruz abierto a cuatro calles y con una minúscula placeta circular en el centro. Mantuvo la fachada del convento a la plaza y la portada se convirtió en el acceso principal al pasaje, en cuyos locales se dispusieron tiendas, pequeños talleres y hasta un café cantante, que acabaría dándole nombre: Chinitas.

La familia Larios también construyó un pasaje que hoy día sigue llevando su nombre. A mediados del siglo XIX compraron un solar municipal en un espacio que, según Bejarano, había sido conocido como la placeta de la Cruz de Piedra, comprendido entre las calles Puerta del Mar, Martínez y Pescadores (luego Alarcón Luján). La autoría de los edificios se atribuye a Diego Clavero y en 1885 se les incorporó una planta más. A principios del siglo XX las fachadas fueron reformadas para darles un aire regionalista y se han conservado unas recias verjas que guardan dos de sus accesos. Actualmente los edificios de este pasaje están en obras para convertirlos en sede de un hotel.