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«Un hombre no es de donde nace, sino de donde elige morir». Aunque no está claro si esta frase lapidaria la pronunció en realidad Orson Welles, lo que sí es cierto es que el famoso actor y cineasta norteamericano, aunque no murió en su amada Ronda, sí consiguió que sus cenizas reposaran allí para siempre. El 8 de mayo de 1987, su hija Beatrice colocó sus restos en un pozo del jardín de una finca de Antonio Ordóñez que ahora es propiedad de los Rivera. Una crónica de mayo del 87 recogía las frases con las que el sacerdote Gonzalo Huesa ofició el entierro: «Si juntamos su amor a su profesión y a sus amigos, hay que decir que en este hombre está Dios». Después, su hija y Antonio Ordóñez sacaron un cofre de madera de una bolsa azul y metieron las cenizas donde aún permanecen: un pozo con la inscripción: 'Ronda, al maestro de maestros'. El director de 'Ciudadano Kane' cuenta también con una estatua que le rinde homenaje junto a la plaza de toros por su amor a la ciudad del tajo. Fue además estrecho amigo del maestro Antonio Ordóñez, en una época en que se sintió especialmente atraído por España y el 'misticismo de Ernest Hemnigway', como llamaba al mundo de los toros, la fiesta, el Quijote y la «pasión de sus gentes».
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