Este intento de embalse, después de un siglo, forma parte del paisaje kárstico del parque natural de la Sierra de Grazalema. J. A.

Montejaque: El proyecto hidráulico que fue vencido por la naturaleza

Historias de la provincia ·

Hace un siglo el pantano de los Caballeros pudo ser la mayor presa abovedada de Europa, pero se topó con las filtraciones de la cueva del Hundidero

Domingo, 26 de abril 2020, 01:15

De lo sublime a lo ridículo no ha más que un paso». Esta frase, atribuida en su día a Napoleón Bonaparte, se podría aplicar a la historia que hay detrás de la construcción de la presa de los Caballeros, que hoy, sin uso, sigue en pie en el término municipal de Montejaque. Ni la implicación en el proyecto de empresas extranjeras (alemanas, suecas o suizas, entre otras) ni los estudios hechos previamente pudieron evitar que esta obra fuera un total fiasco.

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En esta localidad malagueña, se cuenta que un montejaqueño avisó a la Compañía Sevillana de Electricidad de que aquel proyecto faraónico no iba a funcionar. Era el año 1917, y este vecino sentenció con una frase similar a ésta:«El agua que embalse la presa que quieren construir aquí me la bebo yo en un día». No era precisamente una exageración en torno a una capacidad de ingesta.

Apesar de la advertencia, avaladas por unos estudios geológicos que se demostraron posteriormente que estaban incompletos, se iniciaron las obras de la presa. Fue la primera abovedada de Europa y se construyó en un tiempo récord, tan sólo nueve meses. Fue, además, la primera gran presa construida en España que sustituía la mampostería por un hormigón moderno formado por cemento y áridos de gran calidad.

Sin embargo, tras su finalización en 1924, fallaba lo más importante. El agua embalsada desaparecía en cuestión de horas. Tras una importante inversión económica, los promotores del proyecto no desistieron e intentaron resolver el problema, que no era otro que el suelo sobre el que se intentaba retener el agua. Ahí se detectó que el líquido elemento se filtraba por la cueva del Hundidero, que se tragaba hasta la última gota ante la desazón de quienes idearon esta gran obra hidráulica. Estos porfiaron e intentaron, en vano, remediar el problema entrando en la gruta para intentar sellar este escape natural. De nada sirvieron los trabajos realizados durante más de un lustro.

Eso sí, fue con esta intervención subterránea del hombre como se descubrió la conexión existente entre las cuevas del Hundidero, en Montejaque, y del Gato (Benaoján). Ambas estaban unidas por las aguas del río Gaduares, que, soterrado, llevaba todo lo embalsado temporalmente en la presa de los Caballeros hasta el Guadiaro.

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Entre 1929 y el inicio de la Guerra Civil, se intentó impermeabilizar lo que hoy se conoce como el sistema geológico Hundidero-Gato, pero fue en vano. La naturaleza se impuso, a pesar de que se consiguieron sellar algunas galerías subterráneas, con el consiguiente destrozo en las entrañas de esta formación kárstica.

Hoy, casi un siglo más tarde, la presa de los Caballeros, inservible, queda como un vestigio de un fiasco histórico, pero también de una ingeniosa obra hidrológica en lo que respecta a la bóveda. Ésta, con sus cerca de ochenta metros de altura se camufla en un paisaje calizo que forma parte dentro del parque natural de la Sierra de Grazalema, a poco más de cinco minutos en coche desde el casco urbano de Montejaque.

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Construcción. En tan sólo nueve meses se consiguió levantar una novedosa presa abovedada en el término municipal de Montejaque, pero quedó inservible porque el agua embalsaba se la tragaba la tierra. Archivo Fundación Endesa

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