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MARÍA TERESA LEZCANO
Domingo, 18 de octubre 2020, 00:55
18-11-1741 / 5-9-1803
Amiens, Francia, dieciocho de octubre de 1741. Nace Pierre Ambroise Choderlos de Laclos, quien habría de encumbrase en la literatura universal con su obra 'Las amistades peligrosas', a su vez antecesora de varias adaptaciones cinematográficas entre las que destacan la dirigida en 1988 por Stephen Frears y protagonizada por John Malkovich, Glenn Close y Michelle Pfeiffer. De temprana vocación militar, Choderlos de Laclos se decantó por la artillería para explosionar a conciencia su espíritu matemático, aunque como nunca tenía la oportunidad de demostrar su valor por falta de guerras cercanas, se puso a escribir para atajar su frustración combativa sumada a su rechazo hacia la aristocracia y su inseguridad ante las mujeres. Acababan de ser engendradas 'Las amistades peligrosas', cuya publicación generaría tal escándalo en la sociedad francesa que castigaron al capitán de artilleros Choderlos de Laclos a un destino bretón del que se evadiría abandonando el ejército para entrar al servicio del duque de Orleans hasta el estallido de la Revolución Francesa, cuya euforia ante la perspectiva de un poco de acción bélica, le hizo unirse a los republicanos y cambiar al duque por un puesto de comisario en el Ministerio de la Guerra. A continuación llegó Robespierre escabechando a sus propios aliados y a Choderlos de Laclos lo enchironó por orleanista y no lo mandó decapitar por falta de tiempo porque que fue el propio Robespierre el descabezado a su vez por la maquinaria que él mismo había acelerado. Ya excarcelado, aunque resentido por las vacaciones carcelarias, Pierre se hizo bonapartista y, nombrado por Napoleón general de Artillería, se fue al ejército de Rhin a extasiarse mientras recibía, después de tantos años de espera, su bautismo de fuego que aprovechó para, habida cuenta su experiencia en balística, inventar el obús, tras lo cual, ya justificada su existencia militar, fue desartillado letal y lentamente, no durante una gloriosa hazaña militar como siempre anheló sino por la bacteria de la disentería, que lo licuó deshonrosamente en batallas diarreicas en las que cantó victoria el bicho comandante en jefe de la enfermedad que Hipócrates bautizó como «flujo del vientre». Rien en va plus.
28-11-1489 / 18-10-1541
Dos siglos exactos antes del nacimiento francés de Choderlos de Laclos, moría en el escocés castillo de Methven Margarita Tudor, hermana mayor de Enrique VIII. Casada a los catorce años con Jacobo IV de Escocia con el objetivo de refrendar entre Inglaterra y Escocia el denominado 'Tratado de paz perpetua' cuya perpetuidad, dicho sea de paso, duró once vueltas de Tierra alrededor del Sol, Margarita enviudó a los veinticuatro cuando el cónyuge real se pasó el 'Tratado de paz perpetua' por el forro de armiño y, tras aliarse con el soberano francés Luis XII e intentar conjuntamente la invasión de Inglaterra, fue desjacobado en la Batalla de Branxton. Siendo el heredero al trono todavía un mamón, estrictamente hablando, Margarita heredó, además de la viudedad la regencia de Escocia, aunque como un año más tarde se recasó con el conde de Angus, fue desregenciada a favor de Juan Estuardo, que le sisó la custodia del heredero mientras Margarita ponía pies en polvorosa inglesa. Sin embargo, mientras estaba ella en Londres, el conde, que había permanecido en Escocia, aprovechó la ausencia de su esposa para, además de cornamentarla con varias damas de la corte, quitarle al Estuardo la regencia de Jacobo V. Margarita le pidió entonces a su amigo Clemente, de profesión Papa, que anulara su matrimonio con el Angus infiel y, ya anulada conyugalmente, Margarita se re-recasó con Enrique Estuardo, ignorando los sermones de su hermano Enrique VIII, por aquellas fechas literalmente más papista que el Papa y al que aún le faltaba un hervor para romper con el catolicismo cuando pretendería a su vez disolver su matrimonio con Catalina de Aragón y reenlazarse con Ana Bolena. Pero el nuevo marido resultó aún más promiscuo que el anulado Angus, y Margarita, exhausta por el desgaste que conlleva la labor cornúpeta y la negación de su propio hijo a reanularla matrimonialmente, intentó fugarse varias veces de Escocia, que me voy y a ver quién me encuentra, y la interceptaban y la devolvían a Edimburgo, y de nuevo se escapaba hacia Inglaterra, y otra vez para Edimburgo, y así hasta que un buen día, ante la imposibilidad de mudarse físicamente, se demudó en una parálisis consecutiva a un derrame cerebral y precursora de una incipiente libertad ectoplásmica que se aseguró permaneciendo en la fe católica cuando en la familia todos estaban empezando ya a protestar, religiosamente hablando. The end.
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