La casa natal de Cánovas. Archivo Diario Sur
A la sombra de la historia

La 'maldición' malagueña de las casas natales

Víctor heredia

Domingo, 7 de agosto 2022, 00:06

Málaga ha sido una ciudad cicatera a la hora de conceder reconocimientos a las personas ilustres que han nacido en ella.Una forma de hacerlo ... es la localización y señalización de las casas natales de esas personalidades. Lo peculiar de este asunto es que varios de los edificios que fueron identificados como lugares de nacimiento de personas ilustres han desaparecido, como si pesara una especie de maldición sobre ellos. Repasemos algunos casos.

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El más llamativo, sin duda, es el de la casa natal de Antonio Cánovas del Castillo, que nació en 1828 en una sencilla vivienda de la calle Nuño Gómez, número 11. El que fue varias veces presidente del Consejo de Ministros y organizador del sistema político de la Restauración murió asesinado en 1897. La iniciativa para colocar una lápida en su primer hogar fue anterior, aprobada por el Ayuntamiento en 1891. Tardó cuatro años en ser puesta para perpetuar y transmitir «así a las generaciones venideras el preclaro nombre de tan eximio estadista».

El paso del tiempo y la incuria de las autoridades fueron inmisericordes con la pequeña casa, que fue demolida por su estado de ruina en el año 2004. La lápida había sido retirada varios años antes. Aún permanece en los almacenes municipales a la espera de que se concrete el proyecto de construir un centro dedicado a la figura de Cánovas, que se extendería a varios solares adyacentes, entre ellos el de una mansión del siglo XVIII, la conocida como Casa de la Reina. De momento, la lápida no cumple su función y la casa natal desapareció para siempre.

Idéntica suerte corrió la del escritor, librero y político Salvador González Anaya, situada justamente en el número 13 de la misma calle Nuño Gómez. Un mosaico cerámico recordaba que allí había nacido en 1879 «para gloria de las letras españolas».

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Otro caso es el del general José Lachambre y Domínguez, destacado militar de la guerra de Filipinas, nacido en la calle Beatas número 9. La lápida fue colocada en julio de 1897 en un edificio que entonces era sede del convento de la Encarnación. Fue demolido hacia 1970 y su portada se conserva en una urbanización de San Pedro de Alcántara. De la lápida nunca más se supo.

Hay algunos ejemplos de casa perdida y placa repuesta. Así ocurrió con la vivienda natal de la eminente actriz Rosario Pino, que vino al mundo en 1870 en el número 38 antiguo de la calle Refino. Otro sencillo inmueble que fue demolido, aunque aquí se recolocó la artística lápida con la que el Ayuntamiento la había homenajeado en 1914.

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En la calle Correo Viejo el caserón en el que había nacido en 1811 el banquero José de Salamanca desapareció hace décadas. En el edificio que lo sustituye sigue luciendo la lápida labrada por el escultor García Carreras en 1909 con un retrato del homenajeado y un contundente: «Aquí nació Salamanca». Queda claro.

p La casa de Cánovas en 1928. La Unión Mercantil

Suerte diversa

En el número 2 de la calle Parras estaba la casa natal del insigne cofrade y empresario Antonio Baena Gómez. La Agrupación de Cofradías la marcó con una lápida que, una vez derribada la vivienda original y construida una nueva, fue repuesta.

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El hogar de nacimiento del polifacético Narciso Díaz de Escovar ha tenido mejor suerte. En 1932 se procedió a la colocaciónde una inscripción en la casa donde nació, en la calle San Agustín esquina a la calle San José. También hay un mosaico cerámico en el inmueble en el que vivió con su hermano Joaquín al lado del Teatro Cervantes.

Igualmente se conserva, aunque abandonada, la casa de la calle Gaona número 3 en la que nació el escritor y político Ricardo López Barroso en 1874. La lápida, de difícil lectura, fue colocada por el Ayuntamiento en 1950.Con motivo de los centenarios de los poetas Emilio Prados y Manuel Altolaguirre se pusieron lápidas en los números 7 y 4 de la céntrica calle Strachan, donde ambos habían nacido en 1899 y 1905, respectivamente.

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En los últimos tiempos el programa 'Málaga hace Historia', del Área de Cultura, está compensando el histórico déficit en estos sencillos reconocimientos hacia grandes personalidades de la ciudad. Se han puesto placas normalizadas en los lugares natales del descubridor Ruy López de Villalobos en la calle Compañía, de Ana Delgado Briones en la calle Peña y de Victoria Kent en la calle Lagunillas. Por supuesto, todas las casas originales desaparecieron. Pero hay una que sí se conserva, para fortuna de la ciudad. La de Pablo Ruiz Picasso, en la Plaza de la Merced. Cómo no.

Las casas «mortales», con mejor suerte

Otro capítulo es el de las inscripciones instaladas en los edificios donde vivieron y fallecieron personajes ilustres. Es singular, por su antigüedad, la casa del escultor Pedro de Mena en el siglo XVII, en la calle Afligidos. Una lápida distingue el inmueble de la calle Niño de Guevara en el que tuvo su estudio el pintor Denis Belgrano. En el Parador de San Rafael, en la calle Compañía, una inscripción recuerda que allí murió el artista Joaquín Martínez de la Vega. Vicente Aleixandre tiene una lápida en la casa que habitó en la calle Córdoba. La dedicada en 1906 a Josefa Ugarte Barrientos, condesa de Parcent, en la calle Granada, se repuso en un nuevo edificio.También hay lápidas pendientes de volver a su sitio, una vez desaparecidas las casas en las que fueron colocadas. Así ocurre con la que afirmaba que «aquí trabajó el escultor Francisco Palma» en la calle Cobertizo del Conde, la del músico José Cabas Galván en la calle Madre de Dios y el mosaico dedicado al cantaor Juan Breva en la calle Canasteros.

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