El día que Teba fue la 'pequeña Rusia'

Desde días antes y ante las perspectiva de que la CEDA entrara en el Ejecutivo, el PSOE y la UGT activaron a sus comités provinciales y locales para que estuvieran preparados cara a una convocatoria de huelga general, apoyada por el PCE. En el caso de Teba tras varias reuniones previas, en la noche del 5 de octubre se reunieron unas 120 personas en 'Las Torres', el nombre popular con el que los tebeños conocían al castillo medieval de la localidad. Allí se formaron varios grupos para ocupar los lugares estratégicos del municipio: las vías de acceso, el Ayuntamiento y el cuartel de la Guardia Civil.

Es precisamente a la llegada a este último lugar cuando se produjo un enfrentamiento con la Benemérita en el que murieron el agente Antonio Molina Martín, de 21 años, y el obrero Antonio Vázquez Salguero, de 38 años. Ante la superioridad manifiesta de los tebeños apostados frente al cuartel, la Guardia Civil se atrincheró a la espera de la llegada de los refuerzos. Una situación que se mantiene hasta la tarde del día 7 de octubre cuando la llegada de guardias civiles de las poblaciones cercanas y de Málaga puso fin a esta insurrección, conocida en el pueblo como 'el movimiento'.

Así lo relatan Juan Fuentes, miembro de la Asociación de Memoria Histórica de Teba, y Andrés Fernández, historiador, ambos autores, junto a María Isabel Brenes Sánchez, del libro 'El movimiento revolucionario de Teba. Octubre de 1934', quienes destacan que fue la única localidad malagueña donde está documentado que triunfó esta revolución. Además aportan en su obra datos significativos como que la munición consumida por la Guardia Civil fue de 6.600 cartuchos de fusil y 696 balas, que a los revolucionarios les fueron incautadas casi 200 armas entre escopetas, tercerolas (fusiles) y pistolas y algunos sacos de pólvora y ponen nombre a los líderes de la protesta: Cristóbal Moreno Berdugo 'El de la zorrita'; Antonio Cordón Madrigal 'El hijo de Nono'; Antonio García Pérez 'El de la Nieves' y Antonio Jiménez Beltrán 'El de la gorda', a quienes se unió en la última reunión Cipriano Cordón Madrigal.

Una vez sofocada la revuelta, fueron detenidas 170 personas, de las que 107 fueron finalmente llevadas ante los tribunales. Un juicio que se celebró a finales de 1935 en un Tribunal Militar donde actuó como fiscal el teniente jurídico Laureano Villar. Entre los abogados defensores figuró Emilio Baeza, que fue el primer alcalde republicano de Málaga. La sentencia se dictó pocos días antes de la Navidad de ese año y las mayores condenas fueron para Antonio Cordón Madrigal, con una pena de 20 años de cárcel por auxilio a la rebelión y por ejecutar actos o demostraciones con tendencia a ofender de obra a la fuerza armada y Antonio García Pérez y Cristóbal Moreno Berdugo, condenados a 15 años de prisión por auxilio a la rebelión; el resto lo fueron a penas de entre 3 y 7 años de reclusión, según los datos aportados por Fuentes y Fernández.

Los condenados fueron liberados el 26 de febrero de 1936 por la amnistía que decretó el recién elegido Gobierno del Frente Popular. Sin embargo, una parte de ellos volvería a sufrir una segunda condena, esta mortal, ya que 29 de los que participaron en 'el movimiento' de octubre de 1934 formaron parte de quienes fueron fusilados (unos 150) en el cementerio de la localidad a partir de febrero de 1937 tras la entrada en el pueblo de las tropas nacionales durante la Guerra Civil y cuyos cuerpos fueron recuperados de la fosa común hace unos años.

Unos episodios que quedaron grabados a fuego en la memoria colectiva de Teba, una localidad donde desde finales del siglo XIX y principios del XX el movimiento obrero empieza a cuajar y coger fuerza provocando que se pase de «un pueblo sumiso, que históricamente había estado bajo el dominio del conde de Teba sin oponerse a él, a uno que adquirió conciencia de clase», según destaca el alcalde, Cristóbal Corral (IU).

El regidor, un apasionado de la historia, recuerda que en ese tránsito entre dos siglos y tras las llegada de los canteros para trabajar en las canteras del municipio empezaron a crearse organizaciones obreras. El germen de todas ellas fue 'La Roca', que en 1902 lideró una huelga de seis meses que tuvo repercusión nacional y llevó a la localidad al entonces líder socialista Pablo Iglesias, y luego también se creó 'La Estrella'. Este movimiento obrero también llevó a cabo otra huelga de gran relieve en 1919 que fueron los antecedentes de lo ocurrido en 1934 cuando Teba fue la 'pequeña Rusia'.