70 años de la última nevada en Málaga

Málaga, en aviso por una ola extraordinaria de frío

Hace frío, mucho frío en Málaga. Es el día 2 de febrero de 1954 y los malagueños buscan abrigos y leña para calentarse hasta debajo de las piedras. Las chimeneas no paran de mandar al cielo nubes de humo negro, aunque en aquellos años los inviernos todavía son eso, inviernos, incluso en la capital y la Costa; y no la suerte de primaveras en que se han convertido últimamente.

El Servicio Meteorológico Nacional (así se llamó hasta 1978, en que pasó a ser Instituto Nacional de Meteorología, para transformarse en 2008 en la actual Agencia Estatal de Meteorología), registra aquellos días temperaturas históricas en la ciudad. En concreto, el récord de mínima se observa el 4 de febrero en el aeropuerto, y es de -3,8 grados. Ese mismo día se produce una temperatura media en el mismo termómetro de 2,2 grados, de nuevo, el registro mas bajo desde que esta variable se mide de manera oficial. Para terminar de hacer la radiografía, cabe destacar que las máximas el día 3 son de sólo 5,0 grados. En este caso, es el segundo registro histórico de máxima más baja.

¿Qué ocurre? El actual director del Centro Meteorológico de Málaga, Jesús Riesco, destaca el carácter continental del tiempo en las jornadas previas, «extraordinariamente fríos por una masa que viene de Siberia». A su vez, se forma una pequeña depresión al suroeste de la península, que genera un sistema precipitante que barre de oeste a este, con un aire tan frío que da lugar a la nevada.

José Luis Escudero, estudioso de la meteorología malagueña y responsable del blog de SUR Tormentas y Rayos, ha investigado mucho sobre aquel fenómeno. «Para que nieve en Málaga capital, primero se tiene que situar unos cuantos días antes un potente anticiclón en la península escandinava y una borrasca en el Mediterráneo, cerca de Italia. Este anticiclón y la borrasca sirven de extractor para que nos visite una masa de aire de origen siberiana, que son muy frías y secas en la mayor parte de la península».

Una vez instalada esta masa de aire frío se tiene que producir lo que él llama «el milagro». «Ese milagro viene dado por el movimiento del anticiclón más al noreste, lo que favorece que se forme una baja y más tarde se traslade al Golfo de Cádiz». Los vientos en superficie entran de sur sureste húmedos. Esta borrasca genera una línea de inestabilidad que cruza Andalucía de oeste a este. «Para que se cumpla el milagro total, es conveniente que el frente llegue por la tarde noche o de madrugada, porque a esas horas las temperaturas son más bajas. En algunos mapas antiguos se ve que también entró viento húmedo del mar».

«Y el milagro se produce», exclama Escudero. En la zona occidental de la provincia, como es el caso de Estepona, Marbella o Ronda, empiezan a caer copos a las 23.30 de la noche del día 2. A Málaga llega poco antes de la medianoche, de ahí que se hable de la nevada de los días 2 y 3 de febrero. «Mis padres ya me comentaban que unos 10 minutos antes de las doce de la noche cayeron los primeros copos en la calle Ancha del Carmen, aunque todavía no cuajaban», relata.

Lo corrobora Jesús Riesco: «En realidad, empezó a nevar el día 2 a últimas horas». Sobre la una y media de la madrugada del día 3, la nieve ya cuaja en la capital y muchos malagueños se quedan despiertos para ver el espectáculo natural a través de las ventanas de sus casas.

Aunque la gran sorpresa para la mayoría de los ciudadanos es cuando ese miércoles por la mañana, al despertarse, se encuentran casi todas las calles vestidas de blanco. Se recogen varios centímetros de nieve: aunque por desgracia en aquella época no se mide el espesor y no hay un dato oficial de Aemet, las crónicas de la época y las fotos muestran acumulaciones de hasta un metro en algunos puntos. La Agencia sí tiene constancia de que nieva en todas las estaciones que había entonces, en concreto, en el aeropuerto, en el Centro, en la Oficina Case (Antigua Confederación Hidrográfica) y en el castillo de Gibralfaro. También lo hace en Fuengirola y Estepona, y posiblemente en el litoral oriental, aunque no había mediciones en esa fecha. Lo mismo ocurrió en Huelva, Cádiz, Sevilla y Córdoba.

Es un acontecimiento tan insólito como efímero, pues después del día 3 ya no vuelve a nevar, aunque hay algunas estaciones que registran nieve en el suelo hasta 5 ó 6 días después.

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