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Hoy se cumplen 83 años de aquel 18 de julio. Aunque la vista actual de Málaga desde la casa de Gerald Brenan y Gamel ... Woolsey es muy diferente. Entonces, las señales de humo que se divisaban en el horizonte de la capital anunciaban tragedia. «Málaga estaba quemándose», relataba la escritora estadounidense Gamel Woolsey en su libro 'El otro reino de la muerte', que retrataba los primeros días de la guerra civil y que ayer volvió a dejar su memoria desde el mismo escenario, su casa de Churriana, en el que la autora norteamericana fue testigo de la destrucción de un país que quería como si fuera el suyo. Ambos escritores fueron ayer los primeros en ser nombrados en la propia Casa Gerald Brenan, que hasta hoy rescata en el curso de verano 'Málaga en llamas' aquella ciudad sitiada que pasó de la resistencia republicana y el terror rojo al asalto rebelde, la Desbandá y la represión franquista. Un tiempo de huidas, crueldad y engaños que convirtieron la capital en escenario propicio para espías extranjeros. Y para algún que otro héroe silencioso y silenciado.
Esos son precisamente los personajes que protagonizan este seminario. «Aquella Málaga de ambiente dantesco nos lleva a indagar en los cónsules que ayudaron a salvar a mucha gente y en los espías que usaban su tapadera de escritores o periodistas», recordó ayer Alfredo Taján, responsable de Casa Gerald Brenan, que también contabiliza al propio autor de 'El laberinto español' en el grupo de agentes con doble vida. «Brenan también tuvo una agenda secreta y para huir de España vía Gibraltar tuvo que informar a los servicios secretos británicos una vez llegó a Tánger», explicó el director del curso organizado por la propia institución que difunde la memoria del autor británico y por la Universidad de Málaga.
El caso más paradigmático fue sin duda el del periodista y espía comunista Arthur Koestler que, como ayer recordó el investigador Jorge Freire, llegó hasta el general Queipo de Llano al que puso en evidencia al publicar una entrevista y acabó refugiándose en la casa del Limonar del aristócrata escocés Peter Chalmers-Mitchell cuando la caída de Málaga. Pero la protección del británico no le sirvió para evitar su detención y condena a muerte por el bando franquista. Pero en una última pirueta digna de una vida de espía, el aviador Carlos de Haya acabó siendo su salvoconducto a la resurrección cuando consiguió que a Koestler le perdonaran la vida y entrara en un intercambio de presos con su mujer, Josefina Gálvez.
Otro espía comunista con buena pluma fue Humphrey Slater, que también fue testigo de la resistencia y el terror de aquellos primeros meses de guerra en Málaga. Una época fundamental que marcará no solo el alistamiento del inglés en las Brigadas Internacionales, sino también su novela 'Los herejes' que marcaría su viraje al antiestalinismo. De ello hablará hoy el historiador y profesor Cristóbal Villalobos, mientras que los investigadores Andrés Arenas y Enrique Girón rescatarán también en esta jornada algunos de aquellos extranjeros que se dedicaron a usar su condición neutral para salvar a refugiados y presos. Como el citado Chalmers-Mitchell o el cónsul italiano Tranquilo Bianchi, uno de los héroes más desconocidos de la guerra civil en Málaga y que extendió su protección diplomática a muchos que trataban de huir de la muerte.
Los espías también serán hoy el argumento principal de la charla del escritor Juan José Téllez. Unos personajes que tenían un cuartel general, que no era otro que el hotel Caleta Palace, como ayer recordó el abogado Mariano Vergara. Otro de los escenarios fundamentales de aquella Málaga sitiada fue Villa Maya, que ayer volvió a ser recordada por el periodista Diego Carcedo en su conferencia sobre otro de los grandes personajes de la época, el cónsul de México Porfirio Smerdou, que salvó a más de 500 malagueños. Durante los meses de la República y tras la toma de Málaga.
«Un día me llamó la exministra Rosa Conde para contarme que sus padres vivieron gracias al diplomático», señaló Carcedo ayer a SUR que conoció la historia de primera mano por el propio Smerdou. «Tenía 96 años cuando contactó conmigo y su memoria era prodigiosa, aunque lo que me llamó la atención es que no le daba importancia a lo que hizo», confiesa el periodista que reconstruyó la vida de este valiente diplomático en el libro 'El Schlinder de la guerra civil'. De aquel hito quedó como testigo la propia Villa Maya que hace unos meses fue demolida. Algo inexplicable para Carcedo. «Ha sido un atentado contra la historia reciente de Málaga», apostilló.
Autora de 'El otro reino de la muerte', más conocido como 'Málaga en llamas'. Junto a Gerald Brenan vivió el principio de la guerra civil en Churriana y en la capital.
Con su tapadera de periodista espiaba para el bando comunista. Tras engañar a Queipo de Llano en una entrevista, fue apresado en Málaga.
Agente británico en Málaga, retrató su experiencia en la ciudad en la novela 'Los herejes'. Se alistó en las Brigadas Internacionales
Salvó y escondió a centenares de personas durante toda la guerra civil, con uno y otro bando. Villa Maya, su casa en el Limonar, acogió a aquellos refugiados, aunque la vivienda fue recientemente demolida.
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