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Víctor Heredia
Lunes, 12 de agosto 2024, 00:04
El 4 de agosto de 1704 una flota angloholandesa conquistó la plaza de Gibraltar en nombre del archiduque Carlos de Austria, candidato a la Corona española. Aquel episodio de la Guerra de Sucesión se convirtió en una herida sangrante cuando en el Tratado de Utrecht (1713) Gran Bretaña consiguió retener la soberanía de la ciudad. Los intentos españoles para recuperar Gibraltar se sucedieron a lo largo del siglo XVIII, destacando el Gran Asedio que se prolongó entre 1779 y 1783.
Abandonada la vía militar, los esfuerzos para eliminar esta anomalía territorial se centraron en la diplomacia. Pero la alianza con los británicos contra las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia y luego el desarrollo del imperio colonial del Reino Unido alejaron cualquier posibilidad de mostrar la fuerza suficiente para negociar una devolución del Peñón. La apertura del Canal de Suez en 1869 consolidó definitivamente la importancia estratégica de Gibraltar. Se convirtió en una pieza clave en el control de la navegación por el Mediterráneo y en una escala imprescindible en la ruta entre Gran Bretaña y la joya del Imperio Británico, la India.
Precisamente entonces surgió la figura de un joven periodista malagueño que inició una campaña de prensa nacional para reivindicar la recuperación pacífica de la colonia inglesa. Como un Quijote contemporáneo, Antonio Fernández y García hizo de esta causa una de las banderas de su trayectoria vital y profesional. Evidentemente no tuvo éxito, pero su historia merece ser contada.
Nuestro personaje nació en Málaga en 1852. Quedó huérfano de padre cuando tenía ocho años, lo que le obligó a trabajar desde pequeño para ayudar a su familia. Se empleó en la sombrerería de Enrique López de Uralde, aunque no descuidó su formación intelectual. Con doce años publicó sus primeras colaboraciones en el diario 'Correo de Andalucía' y desde muy pronto fueron evidentes sus simpatías republicanas. Estuvo a punto de ser desterrado a la isla de Fernando Poo a causa de unos artículos aparecidos en 'El Demócrata'. Se libró de la pena gracias a las gestiones del diputado Alarcón Luján.
La Revolución Gloriosa de 1868 puso fin al reinado de Isabel II. Antonio Fernández participó de forma activa en los acontecimientos, pero su verdadera vocación era el periodismo. Fue el benjamín de una generación de jóvenes «periodistas milicianos» de la que formaron parte Antonio Luis Carrión, Juan José Relosillas, Enrique Rivas, José María Crouiselles y Nicolás Muñoz Cerisola.
En las páginas de 'La Avispa' y con apenas diecisiete años inició su campaña de prensa para conseguir la devolución del Peñón de Gibraltar. El 2 de febrero de 1870 su firma encabezó, junto a otros vecinos de Málaga, un escrito dirigido al Ministerio de Estado con la petición de que se comenzasen gestiones con el gobierno británico en ese sentido.
Al año siguiente fundó el semanario 'Gibraltar', que le sirvió de plataforma para continuar su activa campaña reclamando la recuperación de la colonia y solicitando la convocatoria de un congreso internacional sobre el asunto. La labor del joven Fernández y García desde la revista que dirigía con solo veinte años alcanzó una gran repercusión nacional e incluso internacional ya que, según su amigo Narciso Díaz de Escovar, sus artículos llegaron a ser motivo de comentario en el Parlamento británico.
Sus trabajos en pro de la reintegración de Gibraltar a la soberanía española le valieron varios reconocimientos concedidos en 1871 por el rey Amadeo de Saboya a propuesta del gobierno presidido por Sagasta. Entre ellos el nombramiento como comendador de la Orden de Carlos III y la concesión de la Cruz de Isabel la Católica, que el interesado no aceptó.
Recogió su labor propagandística en varias publicaciones de las que se conservan ejemplares en la Biblioteca Nacional y en el Archivo del Museo Unicaja de Artes Populares. En 1884 publicó en Málaga un libro titulado 'Gibraltar: Ecos de la Patria', en cuyas páginas exponía los argumentos patrióticos para alcanzar la integridad territorial del país con la recuperación de la ciudad perdida en la Guerra de Sucesión. Con el seudónimo Fernán-García dio a la imprenta en 1887 'Propaganda nacional. Devolución de Gibraltar. Fragmentos de los ecos de la patria'.
El nombre de Antonio Fernández y García alcanzó reconocimiento en todo el país por las campañas que impulsó para recuperar Gibraltar. Muchos años después de haber iniciado su labor propagandista siguió recibiendo homenajes por su dedicación a esta meta patriótica. En 1895 el alcalde de Sevilla promovió una solicitud para que fuera declarado hijo adoptivo de esa ciudad. En Cádiz y Cartagena se hicieron peticiones en el mismo sentido, aunque desconocemos si alguna de estas propuestas llegó a concretarse.
Durante la Restauración, a partir de 1875, el periodista Antonio Fernández y García siguió vinculado a medios republicanos, siendo redactor jefe del diario Las Noticias y colaborando en numerosos periódicos. Se implicó en todos los intentos para crear una Asociación de la Prensa. La culminación de su carrera profesional llegó en 1886, cuando asumió la dirección de La Unión Mercantil, un diario de nueva creación promovido por el empresario catalán José Creixell Olivella. La aparición de La Unión Mercantil supuso un salto cualitativo en la prensa malagueña, ya que era un periódico que respondía a un nuevo concepto de periodismo que apostaba por superar el partidismo declarado y establecer un objetivo informativo dirigido a un abanico más amplio de lectores. El nuevo periódico contaba con una estructura empresarial y enarbolaba la bandera de la defensa de los intereses generales. Antonio Fernández fue su director hasta su muerte, ocurrida en 1908. En palabras de Juan Antonio García Galindo, «fue ante todo un periodista político, que defendió siempre desde las tribunas de sus periódicos sus ideas republicanas».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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