Lunes, 26 de agosto 2024, 00:15
El 7 de agosto de 1991 se declaró un incendio de medidas desproporcionadas en la Serranía de Ronda. Las primeras sospechas apuntaban a un acto deliberado: inicialmente llegaron a registrarse hasta cuatro focos distintos. La humareda se podía ver desde Málaga capital, como apuntó SUR en su edición del 8 de agosto. La misma información advertía de que los pueblos más afectados eran Parauta, Tolox, Istán, Benahavís e Igualeja. Aquellas llamas terminaron por desatar uno de los incendios más virulentos de la provincia, con más de diez mil hectáreas arrasadas. Las características del terreno, con una cerrada masa arbórea, dificultaron las tareas de extinción. Los efectivos tardaron horas en acceder a los enclaves donde se encontraban los focos activos. Y cuando lo hicieron ya era tarde: el fuego había alcanzado miles de hectáreas.
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Durante el operativo se produjo además un accidente. Un helicóptero en el que viajaban el piloto, un mecánico y dos personas más se estrelló contra el suelo por causas desconocidas, sin que hubiera que lamentar víctimas mortales. Desde Granada llegaron refuerzos del Ejército para hacer frente «a uno de los mayores desastres ecológicos de la provincia en los últimos años».
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