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Lo que empezó casi como un rumor rápidamente se extendió como una ilusionante noticia. Una de ésas que podría cambiar el futuro económico de una provincia como la de Málaga, donde el turismo de sol y playa empezaba a emerger. En enero de 1970 la explotación de Los Jarales, situada frente a Carratraca, ocupaba portadas y abría con titulares rotundos, como los de Diario SUR: «La aventura de los diamantes». Ahí se señalaba que no sólo el pueblo famoso hasta entonces por su balneario de aguas sulfurosas podía albergar este mineral, sino también «15 pueblos y 26.000 hectáreas».
En realidad, la explotación de Los Jarales había comenzado sus trabajos en 1968. En la mayoría de las informaciones de la época se señala que era la Real Compañía Asturiana de Minas la que tenía la concesión de esa explotación. Sin embargo, el geólogo malagueño Juan Carlos Romero, aporta hoy datos de otras dos empresas canadienses, que formaban parte de una alianza para explotar este yacimiento. En concreto, las compañías eran Placer Developtment LTD y Noranda Mines. Estos datos los ha conseguido gracias a los archivos encontrados y analizados en la Biblioteca Universitaria de Cantabria. Todo ello tiene más sentido si se leen las publicaciones de aquella época en SUR, donde señala que las muestras de diamantes extraídas se analizaban en Canadá.
Aquella 'aventura de los diamantes', sin embargo, terminó en un auténtico fiasco. El tamaño de los minerales extraídos era insuficiente para que tuviese lugar una explotación. Durante un lustro, en un enclave situado relativamente cerca del casco urbano, se llegaron a crear carriles y hasta un lavadero para los diamantes, que todavía hoy se conserva, como testigo de aquella historia. Sin embargo, como relata Juan Carlos Romero, «lo que se sacó de allí fueron circones y granates» y no kimberlita como se dejó entender erróneamente en aquella época. En este sentido, se muestra rotundo: «No hay kimberlita ni en la provincia de Málaga ni en España».
El bautizado como yacimiento Teyma pasó a ser un foco mediático nacional. Los medios de comunicación de la época informaban con entusiasmo de los trabajos que se realizaron sobre todo entre 1970 y 1971. El periodista malagueño Julián Sesmero detallaba incluso la inversión que supuso esta exploración en búsqueda del mineral, «unos treinta millones de pesetas», una cantidad muy importante en aquella época.
El alcalde de Carratraca de la época, Pedro Fernández Asensio, en una entrevista con Sesmero, incluso especulaba con los posibles beneficios económicos para el pueblo. Aunque no sabía si podrían ir finalmente a las arcas municipales por ser terrenos del Estado, hablaba sobre «un dos por ciento de la explotación».
Desde la prensa local hasta el NO-DO de la época. La historia de los diamantes se propagó rápidamente por el territorio nacional. Recientemente, la escritora sevillana Sandra Márquez ha publicado una novela titulada precisamente 'Carratraca', que está ambientada en aquel momento histórico de la prospección en busca de diamantes a los pies de la sierra de Alcaparaín.
Pero, del entusiasmo que este proyecto generó en 1970 se pasó a la desilusión en 1971. Varias informaciones de SUR, firmadas en su mayoría por Julián Sesmero, adelantaban las incógnitas que estaba generando la actividad. El 16 de febrero de ese año se anunciaba en las páginas de este diario malagueño que se habían paralizado los trabajos en el yacimiento Teyma. Oficialmente, según los archivos de la Real Compañía Asturiana de Minas consultados por el geólogo Juan Carlos Romero, el cierre definitivo de aquel intento por sacar diamantes fue en octubre de 1971.
Sobre la existencia de diamantes a los pies de la sierra de Alcaparaín había incluso información previa, gracias a un estudio que realizaron en 1919 los geólogos Domingo de Orueta y Duarte y Enrique Rubio. Este informe, que lleva el título de 'La zona diamantífera de Carratraca», fue publicado en 1927, un año más tarde de que falleciera Orueta y Duarte.
En este estudio, que está disponible en el Instituto Geológico y Minero de España, se relacionan minuciosamente los hallazgos realizados por sus autores en la zona de Los Jarales, en la confluencia de los arroyos del Moro y de los Pinos, donde llegaron a encontrar diamantes -hasta un centenar en algunos puntos-, pero en tamaños muy pequeños, inferiores en cualquier caso al milímetro.
Pero, Carratraca no fue el único lugar de la provincia de Málaga donde se especuló sobre la existencia de diamantes en la provincia de Málaga. Después de descartarse muchos municipios de la Serranía de Ronda,
Además de en esta zona de Carratraca, según un estudio de la Universidad de Granada, hay constancia de la existencia de diamantes en otra zona de la provincia de Málaga, donde es especialmente abundante la peridotita. En concreto, estarían en los términos municipales de Jubrique, Ronda y Tolox.
En este sentido, Juan Carlos Romero apunta a la relación que tienen la peridotita con este codiciado mineral, pero, eso sí, en tamaños pequeños, por debajo del milímetro. Así, en el perímetro de macizos montañosos como Sierra Bermeja y otros enclaves como la propia Carratraca o Tolox, sería posible encontrarlos en estas condiciones. Esto, sin embargo, estaría muy alejado del diamante puro, que se encuentra normalmente a más de un centenar de kilómetros de profundidad.
En los medios de comunicación que se hicieron eco de esa fiebre por el diamante en Málaga se señalaron distintas posibles ubicaciones de yacimientos, desde Ojén a Alhaurín El Grande, Marbella o Istán. La base de toda esa extensa superficie con potencial diamantífero partía de los estudios y de las especulaciones del geólogo Domingo de Orueta.
Hoy los diamantes de las dimensiones que se encontraron en el yacimiento Teyma y se presuponen en otros enclaves de la provincia de Málaga sólo podrían tener uso en la industria. En ningún caso, al medirse en micras o poco más de medio milímetro, se podría pensar en ellos para usarlos en el mundo de la joyería.
Carratraca, que soñó en su día, con una mina de diamantes, sin embargo, sí tiene un tesoro mineral muy apreciado en su día. Según Juan Carlos Romero, este pueblo malagueño «tiene el mayor yacimiento de níquel de toda España». Este mineral está cada vez más demandado en el ámbito tecnológico, aunque, la realidad es que en la provincia de Málaga, en particular, más allá de las extracciones de áridos, no hay actividad minera desde hace medio siglo. De hecho, la última de las minas metálicas de la historia de la provincia de Málaga fue la que echó el cierre en 1976 en el Peñoncillo, entre Marbella y Ojén.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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