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La Guerra de Cuba provocó la suspensión de la Feria entre 1896 y 1898
Cuando la Feria de Málaga no se pudo celebrar

Cuando la Feria de Málaga no se pudo celebrar

Conflictos bélicos internos y externos, crisis económicas, cambios políticos radicales y problemas sanitarios graves ha llevado algunos años a su suspensión. Lo que está ocurriendo en 2020 no es nuevo

Elías de Mateo Avilés

Jueves, 4 de junio 2020

Desgraciadamente este agosto de 2020 los malagueños y muchos de nuestros incondicionales visitantes no van a poder disfrutar de uno de los grandes eventos festivos del verano en España que debería haber abierto este 15 de agostos sus puertas. La pandemia mundial producida por el Covid-19 ha obligado a las autoridades a suspender la Feria de Agosto de Málaga.

Desde su creación en 1887 con motivo de la celebración del IV centenario de la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos, la Feria, nuestra Feria, ha llegado a convertirse en uno de los tres hitos del calendario anual festivo de la ciudad junto a la Semana Santa y al Carnaval. Con etapas de esplendor junto a otras de franca decadencia, lo que en sus primeras ediciones llegó a conocerse como los Festejos de Agosto, ha mantenido, desde sus orígenes, unas características que ha perdurado a través de sus 133 años de existencia. Su afán de dinamizar la economía local atrayendo al turismo; unas corridas de toros alta calidad; carteles anunciadores creados por grandes artistas; fuegos artificiales espectaculares; un recuerdo a la fecha del 19 de agosto, cuando Málaga quedó incorporada a la Corona de Castilla; los conciertos de música culta y popular; la introducción a través de los años de las nuevas tecnologías de cada momento histórico como la iluminación eléctrica, el automóvil, la aviación o los espectáculos de rayos laser; las regatas; las batallas de flores; los caballistas; las romerías urbanas; los concursos de belleza; la participación de las peñas…

La Feria de Agosto ha constituido, siempre, un fiel reflejo de la idiosincrasia de los malagueños y malagueñas de ayer y de hoy. Su carácter abierto, acogedor y cosmopolita ha convivido perfectamente con la tradición andaluza, combinándose a la perfección. La coexistencia, desde hace décadas, del Real con la Feria del Centro le añade una singularidad y un atractivo únicos.

Pero la Feria de Málaga no ha sido ajena a los avatares históricos que ha vivido nuestra ciudad y nuestro país desde finales del siglo XIX. Conflictos bélicos internos y externos, crisis económicas, cambios políticos radicales y problemas sanitarios graves ha llevado algunos años a su suspensión. Lo que está ocurriendo en 2020 no es nuevo.

  1. 1896-1898: la Guerra de Cuba

La rebelión de Cuba contra el dominio español iniciada en 1895 dio lugar a una sangrienta guerra que repercutió profundamente en España. Se movilizaron todos los soldados y todo el dinero disponible. Se establecieron impuestos extraordinarios y los Ayuntamientos vieron mermados sus ingresos.

En 1896, ya no se celebró la Feria debido a la falta de financiación. La sustituye unos modestos festejos en septiembre en honor de la Virgen de la Victoria. Al año siguiente, 1897, tampoco tuvo lugar. El tejido empresarial de la ciudad protestó airadamente. La Cámara de Comercio denunció «La desidia del Ayuntamiento por no organizar los Festejos (…). Y esto sucede, precisamente, cuando el comercio y la industria soportan tan mayores sacrificios con los recargo e impuestos de guerra». Se convocó, incluso, una manifestación que recorrió, el 10 de agosto, las principales calles. Al año siguiente, 1898, con la entrada en la guerra de los Estados Unidos toda la atención de Málaga se concentró en el conflicto bélico con manifestaciones antiamericanas, galas benéficas y colectas en favor de los soldados de Cuba. Sí continuaron celebrándose los festejos en los barrios populares, como los de El Carmen o La Victoria que se convirtieron, en esos años, en sucedáneos de la Feria. En 1899 la Sociedad Propagandista del Clima recuperará los Festejos de Agosto de una de sus crisis más profundas.

  1. 1914-1921: la I Guerra Mundial y el desastre de Annual

Cartel de la Feria de 1914. Se suspendió por el inicio de la I Guerra Mundial

Durante ocho años, entre 1914 y 1921 volverá a desaparecer la Feria de Agosto. Las negativas repercusiones de la I Guerra Mundial unidas a la agitación política vivida dentro de España con una intensa crisis social que culminó en la huelga general revolucionaria de 1917 casi acaban con ella. Málaga resultó especialmente afectada por la paralización del comercio marítimo al estallar la «Guerra Europea». Los precios de los artículos de primera necesidad experimentaron un aumento desmesurado.

Todo estaba preparado para celebrarlos entre el 23 de agosto y el 6 de septiembre. Se había editado un magnífico cartel, obra de Enrique Jaraba. El programa previsto incluía iluminaciones, conciertos, demostraciones de la naciente aviación, exposiciones de plantas y flores, fuegos artificiales marítimos, dos corridas de toros con la participación de los diestros Rafael Gómez 'El Gallo', Juan Belmonte y Paco Madrid, así como una novillada nocturna. Pero, como recogía La Unión Mercantil en agosto de 1914: «ni la situación económica, ni el estado de ánimo en que se encuentra la población se avienen a la celebración de diversiones públicas». A esto se unieron los crónicos y ahora críticos problemas económicos del Ayuntamiento y el agotamiento de las aportaciones privadas a través de la ya mencionada Sociedad Propagandista del Clima y de la Junta de Festejos. Al final solo tuvieron lugar los festejos taurinos.

Los años posteriores se caracterizan por las tentativas frustradas de recuperar la Feria. La prensa no cesó de reclamar su restauración. En 1915 el Ayuntamiento no destinó para su celebración ningún dinero. Los comerciantes y hosteleros tampoco estaban dispuestos a aportar fondos, «pues la penuria es grande, y la situación por la que atraviesan los negocios en esta capital es para no hacer desembolsos que puedan estar o no recompensados». Otros clamaban por su celebración, porque en «una población de la importancia de Málaga, la concurrencia de forasteros y bañistas representa un gran elemento de vida». Se organizó, de nuevo, un pequeño sucedáneo con dos corridas de toros y algunas diversiones.

Entre 1916 y 1919 tampoco se celebró la Feria. La prensa habló en el primero de los años citados de «los abortados festejos». Los conflictos sociales y la crisis política de 1917 tampoco ayudaron.

Por el contrario, en 1920 sí se detecta una corriente de opinión tendente a recuperarla. Al socaire de los beneficios obtenidos por algunos grandes exportadores e industriales malagueños durante la I Guerra Mundial y a la disminución de la conflictividad social, la Agrupación de Comerciantes visitó el 3 de agosto al alcalde Garret y Souto para intentar relanzar tanto la Feria de Agosto como las Fiestas de Invierno. Se apuntó como posible vía de financiación un recargo del 3% sobre la contribución industrial. De todas formas, ya era tarde para organizarla aquel año. Sí tuvieron lugar algunos espectáculos como las corridas de toros y las fiestas marítimas organizadas por el Club Mediterráneo.

Málaga se volcó con los heridos del desastre de Annual

La Feria de hubiese reiniciado con seguridad en 1921. De nuevo, todo estaba preparado para celebrar la Feria entre el 14 y el 31 de agosto, incluido un cartel costumbrista obra del pintor Murillo Carreras. Pero todo se vino abajo tras producirse el Desastre de Annual, entre el 22 de julio y el 9 de agosto con un balance de 11.000 soldados españoles muertos. Málaga se convirtió en el gran puerto de retaguardia para la evacuación y atención de los heridos y el envío de tropas de refuerzo y avituallamientos a una Melilla cercada.

Cartel de la Feria de 1921. Se suspendió por el Deasatre de Annual

Rápidamente se abandonó la idea de celebrarla. Tan solo tuvieron lugar regatas y cucañas marítimas. Y como ocurriera a finales del siglo XIX, pervivieron los modestos festejos de barrio, destacando por su importancia los de Santiago y la Victoria con un pequeño real montado en la plaza de la Meced.

En 1922, la Feria de Agosto resucitará como el ave fénix iniciando una de sus etapas de mayor auge y esplendor hasta 1930.

  1. 1931: el advenimiento de la II República

El 14 de abril de 1931 España asistió a uno de los cambios políticos más radicales de su agitada historia. Unas elecciones municipales celebradas dos días antes habían dado la victoria a las candidaturas republicanas en las grandes ciudades. Incapaces de sostener la monarquía, el Gobierno y el propio Rey dejaron paso, pacíficamente, a la proclamación de la II República.

En Málaga y en otros lugares, la crispación de la vida política fue creciendo vertiginosamente desde octubre del año anterior con importantes huelgas, el recrudecimiento del anticlericalismo y la campaña electoral previa a las elecciones. Para colmo, el 11 y el 12 de mayo tuvo lugar la famosa «Quema de Iglesias y Conventos» donde la mayoría de los edificios religiosos de la ciudad quedaron destruidos o saqueados.

Además, la crisis económica de los años treinta tuvo como consecuencia un vertiginoso crecimiento del paro. El alcalde, Federico Alba intentaba paliar esta situación con numerosas obras municipales que ofrecían puestos de trabajo. A principios de agosto de 1931 la partida presupuestaria destinada a este fin se había agotado. El día 8, el pleno municipal adoptó una decisión polémica: «que la partida destinada a los Festejos de Agosto (55.000 pesetas) se transfiera al capítulo de Obras Públicas al objeto de continuar dando trabajo a los numerosos obreros que actualmente lo tienen».

La prensa conservadora, especialmente El Cronista, Diario de Málaga y la revista Vida Gráfica orquestaron una campaña en contra esta decisión. Se preguntó a numerosos malagueños. Las respuestas no dejaban lugar a dudas del sentimiento de la mayoría de la población: «De ninguna manera debieron suprimirse». «Son la vida de la capital y si en todas partes se han celebrado, en Málaga no hay motivo que lo justifique». No debieron suprimirse cuando en Málaga no ocurre nada».

Al año siguiente, 1932 el Ayuntamiento republicano rectificó. Además, dotó a la Feria con un importante aumento de presupuesto hasta las 100.000 pesetas manteniéndose el modelo consolidado durante los años veinte con brillantes ediciones hasta 1935.

  1. 1936-1939: la Guerra Civil

La Guerra Civil fue, sin duda, la mayor tragedia colectiva vivida por los españoles a lo largo del siglo XX. En Málaga ambos bandos llevaron a cabo una de las más sangrientas represiones del conjunto de España con miles de encarcelamientos, asesinatos y el drama de la Carretera de Almería.

Para la Feria de 1936 estaba todo preparado siguiendo la pauta de las ediciones anteriores. Iba a celebrarse entre el 11 y el 19 de agosto. El programa incluía el entonces tradicional concurso y feria de ganados, dos corridas con toros de Villamarta y Pablo Romero para los diestros Domingo Ortega, Manolete y Niño de la Palma, novilladas, iluminaciones, conciertos a cargo de la Orquesta Sinfónica de Madrid, campeonatos de tenis, fiestas marítimas, fuegos artificiales, una fiesta campera, verbenas y fiestas andaluzas. El cartel anunciador de Luis Ramos Rosa reflejaba influencias del art decó. Evidentemente, no pudo llegar a celebrarse.

Los festejos de agosto malagueños no pudieron reanudarse hasta 1940. Otras necesidades resultaban más apremiantes: el esfuerzo bélico, la reconstrucción de los daños materiales, la escasez de alimentos, una miseria generalizada y la aparición de numerosas enfermedades infecciosas.

En los presupuestos municipales de 1938 y 1939, ya con una Gestora Municipal en manos de los vencedores, aparecían partidas presupuestarias de 100.000 y 45.000 pesetas respectivamente. Pero ni siquiera se reorganizó la Junta Municipal de Festejos.

Tras el fin de la contienda, el nuevo Ayuntamiento presidido por el alcalde Pedro Luis Alonso se planteó la necesidad de organizar de nuevo la Feria de Agosto para 1940 como señal de normalidad que se quería trasmitir.

  1. 1941: el tifus exantemático

La experiencia de 1940 no tuvo continuidad. Una epidemia de tifus exantemático se extendió por España como consecuencia de la pobreza, el hambre y, sobre todo las malas condiciones higiénicas. Málaga se vio especialmente afectada con casi 500 muertes en 1941.

Oficialmente la Feria no pudo organizarse por falta de dinero. En realidad, las autoridades la consideraron un enorme peligro para la propagación de la epidemia.

De todas formas, según María Pepa Lara, durante el mes de agosto se permitieron algunas corridas de toros, verbenas en los Baños del Carmen, un concierto de la Banda Municipal en el Parque, competiciones de Tiro al Plato en el Campo de Golf, un campeonato de tenis, una carrera ciclista, bailes en el Hotel Miramar y la tradicional misa en la Catedral por el aniversario de la reconquista de la ciudad por los Reyes Católicos.

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